Cuando enciendes una llama en mi mente

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Cuando Jean siempre le contaba las mil y una veces que Diluc se enojaba con Kaeya, jamás pensó que dijera todo lo que Diluc siempre le comentaba que le molestaba, fuera tan literal.

"En ese momento, Venti estaba sentado en una periquera de un antro, con el rostro cubierto, tratando de no hablar, no mirar, ni tomar nada; simplemente existiendo. A dos periqueras de distancia, Kaeya y Albedo se besaban apasionadamente, aquello era una de las situaciones más difíciles que había enfrentado sobrio. No le importaría si por lo menos tuviera una copa de vino en sus manos, pero esos dos, ya estaban demasiado borrachos a ese punto.

Venti desbloqueó su teléfono y revisó sus cuentas. Había recuperado las principales, pero no las personales. Se sintió un poco vacío al darse cuenta de que no había hecho respaldo de las fotos con Xiao, y mucho menos guardado su número. ¿Para qué compró ese mendigo aparato en primer lugar? Odiaba las cosas digitales, pero odiaba mucho más soportar a una pareja enrollándose. No es cierto, no los odiaba, pero en ese momento le frustraba no poder sentir que era completamente suyo.

Pese al caos de las horas anteriores, el lugar parecía tan aglomerado, de hecho se observaban ciertos grupos replegados y de ahi le entraron ganas de bailar, el dj andaba con set bastante interesante, no para bailar como era habitual, sino algo que describiría como movido pero calmado. Harto de sentir que estaba interrumpiendo a sus compañeros, Venti camino hasta la barra, se dijo a sí mismo que no iba a tomar, pero no le iba a hacer mal una copa extra.

Se sentó en la barra y tomó la carta de cócteles. Quería algo diferente, así que pidió el 'Liyue Especial'. No sabía qué contenía, pero los colores azul y verde de la bebida le parecieron interesantes. Si, conscientemente sabía porque escogió justamente esa.

El rubio teñido espero su bebida, veía un grupo de personas más o menos de su edad, ser ruidosos, una chica de cabello corto y aspecto punk, empujaba a otro chico rubio a beber, mientras otro medio emo, estaba sentado de brazos cruzados mientras tomaba una cerveza, al igual que él y con la poca luz, apenas se distinguía su rostro, no sabía si era por el alcohol combinado con lo dulce de su bebida, pero no podía dejar de mirarlo, aunque la persona, no estuviera haciendo nada en particular.

Las luces y los flashes, lo hicieron eventualmente perder de vista a Kaeya y Albedo, ya entrada la noche, todos bailaban y bebían. En dos parpadeos tomó valor y se acercó, se sentó y no dijo nada, solo bebió, mientras los demás bailaban y se perdían entre la música y el alcohol.

"El chico emo bebía como si no hubiera un mañana, con parte de su rostro oculta bajo la capucha de su sudadera negra. Solo bebía y miraba al centro de la pista. —¿Cómo te llamas?— le preguntó Venti, con voz rasposa

¿Sangrarías por mi?

—¿Cómo te llamas?- Repitió dandole otro sorbo a su bebida.

—Alfredo- respondió Venti sin pensarlo mucho, era más fácil pretender ser Albedo, y tenerlo de referencia que mentir solo inventando cosas.

— ¿Como la pasta?- Venti asintió sonriendo, pero cuando el chico de al lado lo miró de frente, su corazón se detuvo unos milisegundos, ahí estaban ese par de ojos ámbar, medio achinados por el efecto del alcohol, esas cejas y pestañas que conocía tan bien.

Negar que el corazón le dolió, más que el día que decidió dejarlo sería una falta de respeto a todo el amor que aún le tenía a Xiao.

¿Me sentarías en el sillón con tus dedos en mi boca?

Te ves increíble cuando me estás leyendo...

Mil situaciones se le cruzaron en la cabeza, pero estaba demasiado sobrio para enfrentar a su amor, ebrio y en un lugar donde estaba conciente que tiene que manejar un perfil bajo.

Baladas en veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora