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Te amo

Y como hace meses, sus cuerpos nuevamente sentían esa necesidad devolverse a encontrar, hacían erizar sus pieles ante cada toque, las manos de Deidara temblaban, sus frentes sudaban y su corazón latía con fuerza, sus lenguas jugaban dentro de sus ...

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Y como hace meses, sus cuerpos nuevamente sentían esa necesidad devolverse a encontrar, hacían erizar sus pieles ante cada toque, las manos de Deidara temblaban, sus frentes sudaban y su corazón latía con fuerza, sus lenguas jugaban dentro de sus bocas, Óbito estaba perdiendo la paciencia, estampando al rubio en un árbol, uniendo sus cuerpos frotando sobre sus intimidades, sintio el cuerpo del rubio temblar, estremecerse sobre el, hacia tanto tiempo que añoraba por volver a probar aquellos labios dulces y delicados, abrir los ojos y encontrarse con los bellos diamantes que Deidara poseía, quería llegar a más, deseaba hacerlo, pero no contó con que el rubio decidiera parar.

-O-Obito, para...-.

-¿Por qué? No me detengas ahora por favor-.

-Y-Yo, no puedo-.

-Deidara, hemos hecho esto muchas veces, ¿tienes idea de cuánto necesitaba verte?-.

-No me trates así, ya no soy ningún inútil, se que esto está mal,  estás siendo irresponsable, yo también por permitir que me beses, lo mejor será que regrese al campo de tiro-. Deidara limpio sus labios y se dispuso a marcharse.

-Espera-. Óbito tomó su mano, evitando que partiera.

-Y-Ya debo irme, me estarán buscando-.

-¿Quién te buscará? Sasori, Nagato o es que ya hay un nuevo depravado tras de ti-.

-Ellos no son eso, son buenas personas que me han ayudado mucho-. Respondió temeroso ante la respuesta.

-Entonces, ¿mi ayuda no cuenta? Yo te he traído aquí, evite que te quedarás solo en ese bosque, te di un hogar, comida, ropa, dinero y aún así prefieres a esos dos-.

-Y-Yo...-.

-¿¡Por qué!? Ya no quiero que te alejes de mi, te he dado tanto-.

-O-Obito...-.

-¡Te protegi Deidara!-.

-¡Pero también me lastimaste! Mientras tú hacías con tu esposa, lo que conmigo hiciste, yo lloraba solo en esa casa, mientras tú dormías cálido con ella, yo suspiraba y te extrañaba, y-yo siempre fui un rato para ti...-. Deidara comenzó a derramar lágrimas.

-...-.

-S-Sasori y Nagato, son mis maestros, yo los aprecio, pero mi tonto corazón sigue latiendo por ti...-.

-Deidara yo, lo siento...-.

-No me digas que lo sientes, solo déjame ir, Konan y Yahiko deben estar buscándome, les debo mucho y quiero enorgullecerlos, ellos, son mi única familia... Adiós-

Óbito sabía que Deidara tenía razón, la desesperación consumió su cuerpo de nuevo, el miedo a volver a perderlo, que alguien más robe ese corazón que a él le pertenecía, se golpeaba mentalmente, todo reclamo era verdad, el jamás apoyo a Deidara, el siempre fue un obstáculo, o al menos así es como se veía, le lastimó sentimentalmente, hirió lo más valioso que el rubio poseía, por eso la ternura e inocencia, con la que lo conoció, se había esfumado, el había sido el causante de todo, pero tenía tanto por elegir, la alianza, Rin, su hijo y el amor de su vida. Las ganas de escupir aquella palabra que tanto revoloteaba por su lengua, eran grandes, estaba por salir, odiaba verlo alejarse, tomó valor y finalmente...

-¡Te amo!-. Salió en un gritó de agonía que le provocaba perder a ese bello rubio.

Deidara se quedó estático al escuchar aquellas palabras, recordó una historia de amor que Konan le leyó, donde las palabras más significativas que la pareja se debían, era "Te amo" eran valiosas y no a cualquier ser se le decía semejante palabra. Sintió su corazón latir, de miedo a ser engañado y de alegría al escucharlo de Óbito, el hombre que le robaba cada suspiro, quién le hacía temblar de nervios y le provocaba sensaciones magníficas.

-¿Qué has dicho?...-.

-¡Te amo! ¡Te amo! Puedo seguir hasta que anochezca, pero en serio te amo Deidara-. Óbito se acercó al rubio y tomó sus manos.

-Obito, no me mientas por favor, ya no quiero volver a sentir tanto dolor-.

-Deidara, he sido muy estúpido, te he lastimado, pero primero necesito que me escuches, es cierto todo lo que has dicho, pero todo tiene un porqué, sigo creyendo que eres una persona perdida, a la cual he ayudado y me he terminado enamorando, pero fue tu linda actitud, tus tiernas acciones, la manera en como demostrabas que yo era importante para ti, tu cautivadora belleza. Deidara eres tan perfecto, tan precioso y magnífico, que no puedo dejarte ir... Pero-. Hubo una inquietante pausa.

-Pero...-.

-Llegaste en el momento en dónde mis opciones se acababan. Ven te explico-. Ambos tomaron asiento en el césped.

-¿Qué me explicarás?-.

-Ahora eres capaz de comprender, así que creo que sabrás entenderme. Hace años, en mi niñez viví en otro lugar llamada Konohagakure, mi padre era fiel a nuestro hogar, pero la gente de ahí, lo juzgo más, ¡ellos nos señalaban como si fuéramos peste! Mi madre murió en una guerra, me sentí tan solo y vacío, desde ese instante jure permanecer al lado de mi padre y no ver más allá que estar unidos, es por es que, me case con Rin, eso beneficiaría a Akatsuki. Pero ella se tomó muy en serio nuestro matrimonio, me lleno de chantajes y amenazas, por eso fue que tuve relaciones con ella y el resultado fue mi hijo-.

-Entonces, ¿tu no la amas?-.

-Por supuesto que no, eres la primera persona en mi vida que logra tocar mi corazón de tal manera que, quiero sacrificar todo por ti-. Óbito y Deidara se miraban, las palabras del pelinegro eran sinceras.

-Pero ella... Me dijo lo contrario-. Dijo entristecido, recordando lo que hace meses Rin le había dicho.

-¿Ella? Acaso tú ¿haz hablado con Rin?-. Deidara asintio.

-Ella me dijo, que se amaban mucho y que le ayudará a que estés más con ella, eso me lastimó mucho-.

Óbito sintió su sangre hervir, no solo le bastaba con amenazarlo a el, también se tomó la molestia de molestar a su rubio... Pero. Entonces Rin sabía de su amorío con Deidara y eso, le hizo sonreír con malicia

-Sí Rin ya sabe que te amo, entonces no habrá problema alguno con que siga contigo, mi hijo no crecerá sin un padre despues de todo, le inculcare una buena educación para que sepa, el porque su madre y yo estamos separados-.

-¿Y eso que significa?-.

-Significa que te amo y quiero volver a besarte-.

-¡En serio me amas!-. Deidara sintió una gran emoción al escuchar cada vez esas palabras, su actitud dulce había relucido de nuevo.

-Oh si, te amo como no tienes idea-. Óbito se inclinó hacia el, haciéndolo caer en el césped, tomó posesión de sus labios de nuevo y disfrutaron del momento.

-Entonces, y-yo también te amo-. Sonrió alegre.

Ambos rieron, sintieron sus corazones recuperarse de un golpe duro, volvían a estar juntos, arriesgando todo, Óbito creía nuevamente que su felicidad regresaba, talvez la leyenda fuese cierta....





























































































































Remin

La leyenda del gato amarillo (ObiDei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora