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Noticia inesperada

Óbito finalmente llegó a casa, no espero que Rin estuviera tan tranquila, esperaba un completo caos, lleno de reclamos y chantajes, pero no fue así, la saludo cordialmente y cambio sus prendas, salió de casa de nuevo, debía atender asuntos con su ...

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Óbito finalmente llegó a casa, no espero que Rin estuviera tan tranquila, esperaba un completo caos, lleno de reclamos y chantajes, pero no fue así, la saludo cordialmente y cambio sus prendas, salió de casa de nuevo, debía atender asuntos con su tío y necesitaba hacerlo rápido, ya que en la tarde hablaría con Rin sobre una separación. Por su parte, Rin esperaba el momento adecuado, debía averiguar más cosas acerca del rubio, así que busco por toda la casa y no lo encontro, llamo de inmediato a Kurenai y pidió que entregara toda la información que sabía del joven.

-S-Su nombre es Deidara, es discípulo de la señorita Konan y el joven Nagato, vive un una pequeña casa al lado del río, al parecer los comerciantes dicen que esa casa se la dio el joven Óbito y... Es todo lo que sé-.

Rin se quedó por un momento en silencio, su cuerpo temblaba, apretó con fuerza sus puños y enloqueció por completo, gritó con todas sus fuerzas y tiro algunas cosas que se encontraban en repisas.

-¡Señora cálmese por favor, piense en su hijo!-.

-¡Esto es inaceptable! Como puede hacerme esto, le da toda una buena vida a ese tipo y a mi, ni un maldito beso-. Lágrimas de impotencia cayeron por sus mejillas.

-S-Señora, tranquila el líder aún se encuentra en casa-.

-No me interesa, voy a salir, si alguien pregunta por mí, solo inventa cualquier cosa-.

-P-Pero...-.

No pudo pronunciar una palabra más, Rin salió de inmediato, pidió un carruaje y ya listo, partió a la casa que le habían mencionado antes. Por su parte Deidara recibía gustoso a su maestra, haciendola pasar.

-¡Pasa, pasa! Tengo un sillón-.

-Gracias Dei, que linda ha quedado con los muebles, ¿tu los has comprado?-.

-No en realidad, pero mira-. Deidara extendió un florero.

-Oh es muy bonito-.

-Yo lo compre, ayer una señora se rompió la pierna metiendo unas enormes cajas en su casa y yo lo ayude, y me dio monedas y compre esto. Óbito prometió que iríamos a cortar flores-.

-Me alegro por ti Dei, Nagato dijo que pronto estarás listo para asistir a misiones-.

-¡Sí! Ayer le di a un pajarito con una flecha confundiendo su pequeño cuerpo con un kunai, despues de llorar por haberlo lastimado, Nagato me dijo que mi puntería es buena-. Dijo con una enorme sonrisa en su rostro.

-Eso es bueno, bien te dejare esto aquí, son los libros que me pediste, por favor, evita hacer lo que dice ahí, no quiero que termines explotando está linda casa-.

-Gracias Konan, ¿te quedarás conmigo?-.

-No pequeño, debo ir a una misión con los chicos, pero prometo visitarte a menudo-.

-Ahhh, está bien-.

Konan y Deidara se despidieron con un abrazo, seguido de eso ambos se dirigieron a la puerta, Konan salió y comenzó su andar hacia su casa, escucho el ruido de un carruaje y volteo encontrando a Rin saliendo de este. Pensó que haría ella ahí, pero se le hacía tarde, con pesadez continuo caminando y esperaba que Rin, no lastimara a Deidara, porque ella misma aseguraba cortarle el cuello.

-¿Es aquí?-. Preguntó al chófer.

-S-Sí señora, aquí es donde vive-.

-Esperen aquí-.

Rin salió del pequeño carruaje y camino hasta la entrada de la pequeña casa, relajo lo más que pudo su enfadado rostro, ya estaba enfrente de la puerta, así que se animó a tocar, recibiendo una respuesta casi inaudible. Un joven rubio abrió, se encontraba confundido, pues no esperaba tal visita.

-Hola, ¿Deidara, cierto?-. Preguntó lo más amable que pudo.

-Sí, ¿cual es tu nombre?-.

-Ahora me presento querido, ¿puedo pasar?-.

-Sí, sí, lamento mi descortesía-. Deidara se hizo aún lado y dejo que Rin entrará.

-Linda casa Deidara, tienes un muy buen gusto-.

-G-Gracias-. Rin tomó asiento en unos de los pequeños sofás y miro cada acción del rubio.

-Debes estar preguntandote, quién soy. Mi nombre es Rin, soy esposa de Óbito-.

Deidara la miro extrañado, pero finalmente logró acordarse de ella y sintió una presión en su pecho.

-Mucho gusto, yo soy Deidara-. El rubio hizo una reverencia ante la mujer.

-No hace falta formalidades, eres amigo de Obito por lo que se y creo que estamos en confianza, por eso me he tomado el atrevimiento de venir aquí y pedirte un favor-. Sonrió con falsedad.

-Y-Yo la escucho-.

-He escuchado que pasas la mayor parte del tiempo con mi esposo y quería decirte que, el me ama mucho y yo a él, normalmente siempre nos estamos extrañando, pero el tiene tantas responsabilidades y no podemos estar juntos, ¿entiendes lo triste que es?-. Fingió melancolía.

-Y-Yo sí, lo entiendo-. Deidara sabía el significado de esas palabras, sintió su corazón dolor y lágrimas querer brotar.

-El caso es que, el y yo... ¡Tendremos un hijo!-.

-¿Un hijo? Pero...-.

-Hace unos días lo supe, por eso he venido aquí. Quiero que me ayudes a convencer a Óbito, para que el trabaje menos y pueda pasar tiempo conmigo-.

Deidara trago saliva, su corazón ardía como un herida, dolía como si alguien lo hubiese apuñalado, no sabía que responder ante toda la noticia inesperada que Rin le había dado, sobre todo, no comprendía porque Óbito había echo aquello, pero la mujer frente a él, rogaba con la mirada por su ayuda y el, no podía negarse aún que le doliera.

-¿Me ayudarás, Dei?-.

-Sí yo la ayudaré-.

-¡Perfecto! Muchas gracias, sabía que podía contar contigo, para mí y mi hijo será increíble que Óbito este con nosotros-.

-N-No hay de que-.

-Bueno, me tengo que ir, espero poder visitarte de nuevo. Adiós-.

-Adiós-.

Rin salió del lugar victoriosa, mientras el rubio quedaba parado en un silencio profundo y doloroso. Deidara derramó lágrimas gruesas y cargadas de tristeza.

–“¿Por que a ella la amas? Y a mi simplemente me dices "te quiero" acaso a ella también le tocaste como a mi, ¿Por qué no entiendo nada? Me duele el pecho, no quiero verte, pero te extraño, mis ojos nuevamente derraman este líquido salado, me siento perdido y solo, me siento de maneras muy desconocidas, quiero correr, quiero gritar que me siento triste, quiero un abrazo tuyo, un beso o una caricia, pero no me perteneces, ¿por que ella es tu esposa y yo no?...–“

Deidara sintió una decepción terrible, pero el aún no lo comprendía del todo, sus rodillas golpearon el suelo y sin consuelo lloro hasta tirarse al suelo, lo que aquella mujer dijo rondaba por su mente sin descanso, deseaba dormir, cerrar sus ojos e ir a un sueño en donde el y Óbito pudieran estar juntos, pero le aterraba volver a despertar y saber, la cruel realidad.














































































Remin

La leyenda del gato amarillo (ObiDei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora