Problemas en la familia Nakano

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En un tranquilo sábado, Itsuki se encontraba sentada en el recibidor de su apartamento esperando la llegada de su tutor el cual ya se había tardado varios minutos más de lo usual. La pelirroja se levantó y decidió asomarse fuera de su hogar para ver si él ya estaba cerca.

Para fortuna de Itsuki, vio a Jotaro llegar cruzando el pasillo a la lejanía mientras iba bebiendo una cerveza.

—Kujo-kun, te tardaste bastante, las demás ya comenzaron, ¿sucedió algo? —preguntó con curiosidad mirando al de gorra.

—Pasé a la tienda a comprar más cigarros pero había mucha gente —explicó él sin darle mucha importancia mientras se quitaba los zapatos.

—¡¿Solo eso?!

—Sí, ¿hay algún problema? —Jotaro la miró con seriedad intimidando a la pelirroja.

—¡Pues las demás ya han comenzado!

—¿Y? Es su deber estudiar aunque yo no esté —argumentó a la par que sacaba una enorme pila de papeles de su mochila y se los entregaba a Itsuki—. Hice esto.

—¿Q-Qué es? Pesa demasiado...

—Son guías de trabajo que hice para cada una de ustedes de acuerdo a sus deficiencias, además de que vendrán todos los temas del examen final. Empezaremos a resolverlas una vez que terminen su tarea.

La chica miró atónita los sets de preguntas tan enormes que la hizo retroceder unos pocos pasos de tan solo imaginarse resolviendo todo eso.

—¿N-No crees que es mucho...?

—¿No te había dicho que cubre todas sus deficiencias? ¿Eso responde tu pregunta?

—¿Nos acabas de decir tontas?

—Quien sabe —respondió indiferente.

—Espera un momento, están hechas a mano... ¿Cuánto tiempo te tardó hacer esto? Pudiste haber usado una impresora... —comentó la chica notando que todo estaba escrito con la letra de Jotaro.

—Ya basta de tantas preguntas —sentenció el muchacho ignorando a su alumna.

Los dos caminaron pasando del recibidor a la sala del departamento con el fin de comenzar la sesión de estudios. Sin embargo, nada podía ir bien cuando se trataba de las quintillizas que tantos problemas le causan a Jotaro.

—¡Miku, suelta el control remoto! —exigió Nino de malas mientras intentaba arrebatarle el control a su hermana.

—No, suéltalo tú.

—¡¿Por qué debería hacerlo?! ¡Ríndete!

—La que debería rendirse eres tú, Nino.

—¡Suéltalo de una vez!

—No lo haré.

—¡Te dije que lo soltarás! ¡Mi actor favorito está siendo entrevistado!

—No me interesa. Hoy pasa un documental que no puedo perderme.

—¡Qué lo sueltes!

—¡Ya cállense! ¡Pero que perras tan ruidosas son! —gritó Jotaro completamente enojado dejando asustadas a ambas chicas que veían su expresión llena de enfado—. ¡¿Son retrasadas o algo parecido para ponerse a ver la televisión en medio de los estudios?!

Tanto Nino como Miku guardaron silencio mientras eran regañadas por el muchacho. Sabían que aunque intentaran defenderse o quejarse, él no escucharía sus excusas baratas.

—Relájate, Jotaro-kun —dijo Ichika a su lado tratando de calmar a un fastidiado Jotaro Kujo—. Deberías tenerles un poco más de paciencia, en especial si son ellas dos.

Un tutor muy serioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora