No soy su niñero

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Después de un rato de haber desayunado y arreglar todo tipo de malentendidos, Jotaro que estaba ejerciendo su trabajo, se puso al frente para comenzar los estudios durante esos dos días antes de los exámenes de fin del semestre. Todas voltearon a verlo, aunque este no dijera una sola palabra más que un suspiro salido de su boca.

—Bien, es hora de enfocarnos en el problema principal. ¿Ya terminaron las guías que les di? —preguntó él para darse una idea de como comenzar la sesión.

—Ya las terminamos todas —afirmaron las cinco de forma sincronizada.

—Parece que hemos mejorado bastante pero... ¿Será suficiente para que nosotras podamos aprobar el examen final? —comentó Ichika preocupada.

—Sí aún se sienten inseguras por eso, estudiaremos lo suficiente para aumentar su nivel en estos dos días ¿les quedó claro?

—¡Sí! —Yotsuba levantó muy alegre la mano.

—Entonces limpien las mesas antes de comenzar —indicó el muchacho tomando asiento en el sofá mientras las chicas hacían lo pedido por él.

Después de limpiar la mesa, las cinco comenzaron a estudiar resolviendo problemas que su tutor les iba poniendo para reforzar lo aprendido en sus guías.

Por un momento, Jotaro miró a las cinco estudiar juntas con un increíble ánimo en la sala pese a los problemas que habían tenido que resolver en tan poco tiempo, como el pleito de Nino e Itsuki y el conflicto de Yotsuba con el club de atletismo. Sin duda, no podía evitar sentirse feliz y orgulloso por dentro al ver que todas por fin estaban juntas como la familia que eran.

Inconscientemente, la severa expresión del muchacho se relajó y una leve sonrisa se marcó en sus labios lo cual pasó desapercibido para las demás.

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Luego de haber estudiado arduamente durante dos días seguidos, el día tan esperado y temido por los alumnos de la preparatoria, llegó.

Los exámenes.

La rutina fue la misma, Jotaro se despertó, se colocó su uniforme escolar incluyendo su gorra, y fue al comedor para desayunar en compañía de su madre e Itsuki que sería su último día en la residencia Kujo ya que todo se había solucionado.

—Holy-san, gracias por cuidar de mí —dijo la pelirroja agradeciendo la estancia a la rubia que simplemente sonreía amable.

—¡No te preocupes por eso, Itsuki-san! Fue divertido tener a alguien más con quién hablar en casa, eres bienvenida cuando quieras —respondió Holy—. Imagino que ya se van, ¿no?

—Sí, tenemos que llegar temprano.

—¡Bueno, les deseo mucha suerte con sus exámenes! —Como último gesto, Holy se acercó a su amado hijo para darle un beso de despedida, el cual, sorprendentemente, no se quejó.

Itsuki y Jotaro salieron de esa enorme casa con un estilo japonés muy tradicional. El camino fue bastante tranquilo y silencioso, hasta que se les unió al camino aquel pelirrojo tan carismático.

—¡Buenos días, Jotaro, Itsuki-san! —saludó Kakyoin caminando a lado de ambos.

—Hola.

—Buenos días, Kakyoin-kun. —Itsuki correspondió el saludo.

—Hoy es un día bastante importante para ti y tus demás hermanas, ¿no? ¿Cómo creen que les vaya?

—Bueno, debo admitir que si estoy un poco nerviosa y seguramente ellas también; pero todas confiamos en que las tutorías de Kujo-kun, habrán rendido frutos.

Un tutor muy serioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora