Yotsuba

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Después del viaje escolar a Kioto, todo volvió a la normalidad. Las clases continuaron sin ningún problema y alguno que otro examen que era puesto era resuelto sin problema alguno por las quintillizas.

Pero había alguien que no deseaba que todo continuara tal como estaba.

Esa era Nakano Itsuki, la menor de todas las quintillizas. Ella tenía un secreto que había guardado por mucho tiempo y ya no podía con la culpa de mantenerlo oculto, así que era hora de sacar la verdad a la luz y ponerle fin al problema en el que estaba involucrada desde hace ya muchos meses.

Aprovechando que no había ninguna de sus hermanas en casa, la pelirroja tomó su teléfono y marcó al número de su tutor. Esperó por unos breves instantes hasta que la llamada fue atendida.

—¿Itsuki? ¿Qué quieres? —se escuchó la voz masculina de Jotaro al otro lado de la llamada. Como siempre, con poca expresividad.

—Kujo-kun, necesito hablar contigo personalmente. ¿Podemos reunirnos en el parque más cercano? Te veré ahí en media hora —respondió Itsuki hablando con más seriedad de lo usual.

—Bien.

Jotaro fue el primero en colgar la llamada, dejando a Itsuki mirando su teléfono y ver la poca duración que había tenido; pero eso era suficiente, lo que tenía que decirle lo haría en persona.

El parque donde era el punto de reunión, no quedaba muy lejos así que le daba tiempo a Itsuki para hacer lo que quisiera antes de partir, por lo que aprovechó para comer un pequeño aperitivo para calmar los nervios.

Ya más tarde, la quintilliza menor salió de su apartamento y fue al parque donde había citado a su tutor. Incluso antes de que la media hora transcurriera, él ya estaba esperando sentado en una banca libre. La chica solo sonrió y fue a sentarse a un lado suyo.

—¿Y bien? ¿Para qué me mandaste a llamar?

—Kujo-kun, hace tiempo te había dicho que tenía un secreto, ¿no? Bueno, creo que es hora de decírtelo.

—Ve al grano.

—El caso es que durante los tiempos en los que estaba peleada con Nino... ¡Yo fuí la chica que se presentó ante ti diciendo que era la niña que conociste en Kioto hace seis años! —confesó alzando la voz por la vergüenza que le provocaba.

El silencio reinó en ese parque vacío donde estaban reunidos ellos dos. La chica quien había bajado la vista por los nervios, levantó la cabeza poco a poco solamente para observar que su tutor se mantenía tan imperturbable como siempre.

—¿Kujo-kun?

—¿Eso es todo? ¿Entonces tú eres la niña que conocí en ese tiempo? —habló él invadiendo de preguntas a la chica—. Si esperas que algo cambie solo porque tú seas es...

—¡No es eso! —Itsuki lo interrumpió abruptamente, ganándose la atención del joven que calló para oírla—. El problema radica en que esa chica no soy yo.

—¿A qué quieres llegar? —Jotaro la miró con severidad esperando que su duda fuera contestada.

—Una de mis hermanas me pidió que me disfrazara como esa vez para ir a presentarme ante ti como ella. Tal vez suene confuso al principio pero te lo diré detalladamente —respondió ella recuperando la calma que había perdido antes.

—Te escucho.

—Durante los problemas que pasamos con Nino, las cosas se habían vuelto muy difíciles así que era normal que no quisieras involucrarte en nuestros asuntos, tal como me habías contado cuando fuimos a pasear en la noche. Pero todo comenzó desde ahí, cuando Yotsuba había escuchado todo.

Un tutor muy serioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora