~Chris Evans Fanfic~
Sigue a la familia Evans por diferentes etapas y momentos en sus vidas.
Desde su boda hasta los cumpleaños.
Desde los accidentes hasta las reuniones en la escuela.
Desde las noches familiares hasta los castigos.
Desde las citas...
No tiene nada de malo celebrar año nuevo el primero de agosto, ¿cierto? 😅😅
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Los besos de Chris me estremecen, empieza en el final de la espalda, enviando chispazos mientras sube por mi columna hasta mis hombros, apartando mi trenza a un lado para besar mi cuello.
—Es hora de despertar, bella durmiente —murmulla mordisqueando el lóbulo de mi oreja con suavidad.
—¿Porque no dormimos un poco más? —me quejo frunciendo mis labios, cosa que lo hace soltar una risita y pronto deja un beso rápido sobre mi boca.
—El fin de año no espera a nadie, menos a nosotros —me responde, siento su piel caliente apoyarse contra la mía, sus brazos envolviéndome en un abrazo mientras se gira y me aprieta contra su pecho haciéndome suspirar completamente cómoda—, dijiste que querías ver las fuentes del Bellagio.
—Lo sé —farfullo, aún con los ojos cerrados, subiendo una de mis piernas para engancharla en su cadera, un cosquilleo haciéndose presente en mi vientre al sentir su desnudez—, pero podríamos quedarnos aquí...
—¿Y perderme la ilusión en tu mirada cuando veas el espectáculo? No, gracias —ríe girándonos hasta que mi espalda toca la cama y sus besos descienden a mi cuello—, vamos, arriba.
Chris besa mi mandíbula antes de apresar mis labios con los suyos, sin embargo se aparta con rapidez cuando mis manos intentan acariciar su cabello.
—Voy a tomar una ducha, y tú deberías vestirte, tu cuerpo desnudo es muy distractor para esta pobre alma —se queja.
Abro los ojos pocos segundos después, y sonrío al ver su desnudo trasero entrando en el baño de la pequeña e íntima villa del Mirage en la que nos estamos hospedando.
A través de los amplios ventanales noto que el sol ya se ha puesto, en el cielo predomina el color azul oscuro y las luces de la piscina ya se han encendido conforme la noche llegó, el reloj en la mesita de noche de Chris marca en números verdes 18:37.
Me pongo en marcha, sacando mi cuerpo de la cama para caminar al armario en el que hay muy prendas colgadas, casi no nos tomamos el tiempo de desempacar, incluso cuando pasaremos una semana en Las Vegas, en la parte de Chris está tres camisas formales y dos de sus trajes, uno de los cuales usará esta noche, por mi parte solo están colgados mi abrigo, una blusa cuya tela es fastidiosamente fácil de arrugar, y el vestido que planeo usar esta noche.
Lo tomo y bajo el cierre de la tela que lo protege, dentro, delicadas capas de tul blanco se amontonan, unidos a la cintura del corto vestido blanco que llega a la mitad de mi muslo.
