~Chris Evans Fanfic~
Sigue a la familia Evans por diferentes etapas y momentos en sus vidas.
Desde su boda hasta los cumpleaños.
Desde los accidentes hasta las reuniones en la escuela.
Desde las noches familiares hasta los castigos.
Desde las citas...
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La brisa hace bailar mi cabello, como un susurro suave y cálido que me hace sentir ligera, capaz de bailar junto con él.
Las ondas en el lago son hipnóticas, y el sol me sienta bien. Toda la calma me atrapa, lejos del bullicio, del caos, y más cerca de la tranquilidad que anhelo ciertos días.
—Hola —una voz me saca de mi ensimismamiento, y al girar la cabeza observo con curiosidad al muchacho que se acerca señalando el lado del banco vacío—. ¿Puedo sentarme?
—Claro —resoplo con una sonrisa, sintiéndome un poco cohibida y extrañada—. Siéntete libre.
—Gracias.
Me aclaro la garganta y siento la incómoda necesidad de llenar el silencio que se extiende por varios segundos.
—Bastante lindo, ¿no? —habla, y volteo a verlo. Sus ojos se mantienen fijos en el lago y una pequeña sonrisa curva sus labios.
—¿El qué? —pregunto y él ladea la cabeza, mirándome con una sonrisa burlona.
—El lago, el paisaje —murmulla con obviedad.
—Ah, eso, sí —aprieto la boca sintiéndome una tonta—. Sí, es lindo, es... apacible.
—Apacible, ¿eh? Sí lo catalogaría así, es una buena definición.
—Ya, pues eso.
Me debato en sí levantarme del banco y dejarlo a solas, quizás eso quiera, incomodarme hasta que me largue, aunque no tendría sentido que se sentará aquí en primer lugar.
—¿Puedo hacerte una pregunta?
—¿A parte de esa? —hago una mueca y él ríe.
—Sí, a parte de esa.
Me encojo de hombros y eso parece ser respuesta suficiente para él, ya que se acomoda en el banco para mirarme.
—Estuve hablando con mi esposa hoy temprano, acerca de las historias de amor —frunzo el ceño y asiento, sin entender a donde quiere llegar—. Verás, ella asegura que nuestra historia de amor no es tan apasionante, pero yo estoy en desacuerdo.
—¿Cuál es tu versión?
—Yo le dejé en claro que ella piensa eso porque no le sucedió como a mí —él sonríe y sus ojos azules brillan, como si estuviese recordando algo tan profundamente maravilloso—. Desde el primer momento lo supe, cuando la vi por primera vez, no hubo nada más, nadie más, solo ella. No fueron fuegos artificiales, fue una explosión directa en el pecho, era magia.
—Eso es lindo.
—¿Lo crees? —él suelta una risita pareciendo tímido—. Mi madre dijo que cada tipo de amor es diferente, y que cada uno tiene su manera de enamorarse. El mío fue instantáneo, pero ella... bueno, recuerdo que cuando me armé de valor y le dije "me encantas", ella dijo "te avisaré cuando me pase a mí".
