Quimérico

Capitulo cuatro. La cena

Desastre.

Eso era en lo único que podía pensar Cordelia mientras caminaba a su casa junto a Eric, no sabía porque había accedido a cenar con él y no sabía cómo terminaría esa noche, lo único que sabía es que por alguna de las dos partes terminaría en desastre.
Cuando llegaron a la casa Cordelia abrió la puerta y invitó al chico a pasar.
-Adelante
-Así que, aquí vives
-Sí
-Es bonita
-Gracias, pasa por aquí está el comedor

Cordelia le señaló la mesa donde cenarían y el chico tomó asiento en uno de los 4 lugares, y Cordelia pasó vasos para las bebidas.

-Bien compre Lasaña, espero que te guste porque en realidad es lo único que tengo
-Esta bien, me agrada
Cordelia sirvió la mitad y la mitad en los dos platos y los acomodó en los lugares, por fin tomó lugar en la mesa y simplemente no podía dejar de pensar en que charlar hasta que el chico habló.
-Y bien, ¿qué tal tu clase? ¿Salió como esperabas?
-Pues en realidad si, de hecho, fue mucho mejor de lo que pensaba, el maestro fue amigable y mis compañeros se ven amables.
-Oh bien, ¿desde hace mucho bailas?
-No, en realidad no me gusta el deporte ni el ejercicio, solamente lo hago por los créditos
-Ah-respondió con una carcajada mientras comía otro bocado de su plato- ahora entiendo porque no te veías tan emocionada por llegar a tu clase.
-Pues en realidad estaba más preocupada por llegar a tiempo que por otra cosa
-Si, lo noté- dijo mientras reía
Automáticamente Cordelia también comenzó a reír, tal vez hasta ese momento no se había dado cuenta de lo paranoica que podía llegar a ser.
-Y bien Eric, ¿que estudias y que entrenas?
-Es gracioso que lo preguntes, en realidad entreno fútbol en el equipo de la escuela y estoy estudiando Literatura.
Cuando termino de pronunciar las últimas palabras Cordelia casi se ahoga con su soda
-Oye, oye ¿estás bien?
-Si, lo siento, ¿En verdad estudias literatura?
-Si- dijo mientras reía
-Vaya realmente me sorprendiste
-¿Porque?
-Mm no lo sé, simplemente no te imagine como alguien que estudiara eso
-Si, aún que no lo parezca leer me gusta muchísimo, es reconfortante hasta cierto punto, mis padres siempre me enseñaron el valor de las palabras y en los libros eso está más que representado
-Sii, me encanta leer, no se si leo cosas como las que tú en tu carrera, pero leo romance, ficción, me gusta leer cosas que son tan perfectas que solo pueden existir entre líneas

De pronto ninguno de los dos chicos se habían dado cuenta de lo agradable que se estaba volviendo la conversación, simplemente se quedaron atrapados en sus palabras y pensamientos disfrutando de la compañía del otro.

-Y ¿Cual es tu libro favorito?
-Los Juegos del hambre, en realidad me encantan, me encanta como se juega con el romance, la tragedia y el drama. ¿Y el tuyo?
-Me gusta Boulevard
-¿Qué?
-Si ese es mi favorito
-¿Es en serio? -Cordelia no podía ocultar la sorpresa que había en su rostro, era como si las palabras se hubieran esfumado
-Si, ¿porque te sorprende tanto?
-No, es que, no creí que te gustara leer romance trágico
-En realidad si, es triste pero me agrada, me gusta que los libros enseñen a valorar el romance, incluso si es trágico, porque en estos tiempos parece haber perdido todo su valor.

En ese preciso momento Cordelia sintió algo, por primera vez sintió que alguien comprendía justamente cómo es que ella se sentía respecto a eso, estaba impresionada pues nunca pensó que sería con este chico misterioso con el que se entendería tan bien y se sentiría tan cómoda.

-Si-contestó Cordelia con un ligero hilo de voz- le han quitado al amor lo único que lo hacía bueno, el significado que lo volvía tan valioso, es como si ya nadie se esforzará por nada, ni por nadie.
-Lo se

Después de unos minutos en silencio Eric por fin habló.

-Cordelia, ¿puedo preguntarte una cosa?
-Pues ya me estás haciendo una pregunta en realidad- contestó ella mientras reía levemente
-Bueno tu me entiendes- soltó después de una carcajada
-Bien, pregunta
-¿Me enseñarías tu colección de libros?
A Cordelia realmente le sorprendió la pregunta, y por un momento sintió su colección de libros como algo íntimo, no sabía porque si en realidad nunca había prestado importancia a eso, sin embargo, cuando alguien conoce lo que lees, inconscientemente está conociendo una parte de ti, algo que compartes con tus libros como pensamientos o ideales.

Cordelia lo pensó un momento..
-Solo si quieres- hablo el chico
Pero ella de inmediato volteó con una tímida sonrisa y contestó un simple -Si

-Están en mi habitación, acompáñame- Cordelia estiró sutilmente su mano para dar a entender que la tomara y el lo hizo.
En el momento en el que sus manos se unieron ambos se sintieron en calma y fue como si la confianza hubiera crecido entre ellos.

Subieron las escaleras hasta la habitación de Cordelia, por alguna razón ambos reían tímidamente, hasta que llegaron a la puerta.
Al abrirla se mostró una habitación iluminada únicamente por la luz de la luna, un pequeño escritorio blanco, una cama perfectamente hecha con mesitas de noche de cada lado, un precioso librero blanco se mostraba en el fondo de la habitación.

-Pasa-habló Cordelia mientras entraba y esperaba a que el chico pasara
-Gracias- contestó entrando con algo de timidez pero apreciando cada parte de la habitación
-Bien es por aquí- Cordelia prendió la luz y se dirigió hacia el librero blanco
Eric prestó atención a todos y cada uno de los libros que tenia Cordelia en su cuarto, había sobre todo romance, había ficción, romance trágico y algunos libros de crimen o terror.
El también sabía que los libros hablaban sobre una persona y ahora podía ver a través de ella y era, de cierta forma, como si se hubiera identificado en ella.
Sus libros mostraban a alguien soñadora, alguien fantasiosa, sin embargo, con una herradura en el corazón, todos saben que los amantes del romance trágico siempre han deseado uno igual, y no por que sea sano, pero quieren saber que se siente amar a alguien con locura a pesar de tener todo en contra, saber lo que significa ser amado por sobre todas las cosas, pero algo así solo puede saberse y guardarse en tristes páginas.

-Me gusta, tienes una bonita colección Salavert
-Gracias -dijo con una sonrisa ladeada en el rostro- espera, ¿en verdad te aprendiste mi apellido?
-Así parece -dijo el chico mientras reía
-Vaya, no pensé que lo harías, tengo un apellido difícil
-Un poco, pero no imposible de aprender
-Tal vez tengas razón- dijo ella mientras se reía con el, sin embargo su sonrisa se borró en cuanto escucharon el motor de un auto apagarse
-¡Diablos! - Cordelia se asomó por la ventana- Es mi madre, sal de aquí, vamos abajo, si se entera de que te deje pasar a mi habitación va a matarme
-Oh bien, vamos- dijo y corrieron escaleras abajo para volver a sentarse
Ya sentados comenzaron a reír frenéticamente, era una tontería, pero al menos habían logrado su objetivo, hasta que escucharon la puerta abrirse las carcajadas disminuyeron

-Cordelia, ya lleg... -Pero las palabras de su madre quedaron en el aire cuando vio a su hija sentada en el comedor riendo con un chico a su lado
-Oh hola mamá, lo siento invite a un amigo a cenar, nos encontramos en el súper y bueno no quería cenar sola esta noche- dijo ella sonriendo
-Oh bien, mucho gusto, soy la madre de Cordelia- dijo mientras estiraba su mano con educación a Eric
-El gusto es mío señora, mi nombre es Eric- dijo el respondiendo al gesto de la mamá
-Bien, yo estoy algo cansada así que subiré, trata de no desvelarte mucho porque mañana tienes clases, un gusto en conocerte Eric- dijo su madre amablemente y subió a su habitación
-Bien creo que es hora de irme
-Si eso creo
-¿Te veré mañana?
-Supongo que si al fin, ya sabemos que estamos en la misma facultad
-Si, tienes razón

Se despidieron y Cordelia miró hacia la mesa, vio la botella de vino de Eric y le habló antes de que saliera por la puerta
-¡Eric! Tu botella, casi la olvidas- la acercó a él para que la tomará
-Oh, no, quédatela, siempre es bueno leer con un poco de vino
-Oh yo no bebo
-Pruébalo y me dices qué tal
-Esta bien- sonrío ella tímidamente- Gracias
Eric sonrió, parecía una sonrisa sincera y agradecida- Gracias a ti por la cena, fue realmente agradable

Y así sin más Eric salió por la puerta dejando a ambos con un gran recuerdo de una agradable cena que sin duda, ambos necesitaban desde hace tiempo...