Capitulo diez. Una metáfora

16 3 34
                                    

Alegría

Era la emoción que se mantenía en Cordelia desde el día anterior, cuando Eric había confesado sus sentimientos hacia ella y habían decidido intentar algo.

Habían pasado la tarde muy bien, terminaron sus tareas, conversaron, y al final Eric le dijo a Cordelia que la llevaría a la escuela el día anterior.

Se arregló, se peinó y se maquilló ligeramente, un poco de rímel, iluminador y brillo de labios fueron suficiente para destacar sus facciones.
Había despertado de buen humor y esperaba que Eric llegara por ella.
Cuando el timbre sonó bajo a toda prisa y abrió la puerta.

-Hola Lia -Eric estaba parado frente a ella con una sonrisa en la cara y un café en la mano.
-Hola Eric -contestó ella levemente sonrojada
-Te traje un café, se que te da mucho sueño en las mañanas así que espero te ayude a despertar para las clases- se lo extendió mientras soltaba una carcajada

Cordelia comenzó a reír y lo aceptó, cerró la puerta y caminaron juntos hasta el coche. Eric le abrió la puerta y cuando ella subió la cerró. Trataba de ser un caballero, antes no solía hacer cosas como esas, pero ella lo valía, por eso trataba de ser lo más detallista posible.

Llegaron a la universidad.

Cordelia buscaba un papel que necesitaba entregar en la dirección. Al parecer podría haberse quedado en alguno de sus cuadernos. Cuando saco su libreta de dibujo uno de sus hermosos girasoles salió volando hasta el asiento de Eric.

El tomo la hoja y la miro por un segundo, le parecía un dibujo hermoso.

-Toma, creo que se te cayó- dijo riendo
-Gracias, por fin lo encontré, necesitaba encontrar el pago de los libros de inglés o la señorita no me los daría. -más calmada Cordelia guardó sus cosas en la mochila incluyendo el dibujo y la cerró.

-Así que... ¿te gustan los girasoles?
-Me encantan, son mis flores favoritas
-¿En verdad?
-Si, para mi son una metáfora de la vida
-¿como? -Eric la escuchaba atentamente.

-Me recuerdan que un montón de cosas bellas vienen acompañadas de cosas no tan bellas, y eso es lo que le da el valor a la vida. ¿Que serían los momentos felices, sin momentos tristes? ¿No? Al final no valoraríamos nada, pero todo junto, lo bueno y también lo malo hacen un balance ideal.

Cordelia miró a Eric, sabía que su metáfora tal vez no era lo más bonito del mundo, pero eso significaba para ella...

-¿Piensas que estoy loca?
-No - contestó Eric con una sonrisa- en realidad creo que es una metáfora muy bella, nunca lo había pensado pero es, verdaderamente hermoso.

Cordelia sonrió, parecía que al fin alguien entendía sus puntos de vista sobre la vida, y le gustaba, le gustaba tener con quien compartir esas cosas sin sentirse juzgada.

-Té veré más tarde, pero ¿te gustaría ir a comer conmigo?, podrías pedirle permiso a tu mamá y me dices en el descanso ¿si? -dijo Eric mientras salía del coche junto con Cordelia.

-¡Claro! -le preguntó y te aviso
-Bien, que tengas buena clase -Eric le dio un sutil beso en la mejilla y se alejó, no sin antes volver a mirarla y guiñarle el ojo.

Cordelia sentía como miles de mariposas volaban en su estómago, camino a su salón de clase y tomó asiento junto a su amiga.

Mando un mensaje a su madre para preguntarle sobre la salida con Eric, sabía que le diría que si, pero le preguntaba por respeto y para que se quedara más tranquila.

Para: Mamá
De: Cordelia

Eric me invito a comer hoy en la tarde, ¿puedo ir?, no regresaremos muy tarde y seguramente hagamos la tarea juntos...

QuiméricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora