Capitulo veintitres. Yo tambien lo hago

13 3 27
                                    

Las 5:00 pm.

Algunas horas habían pasado y Cordelia solo había comido, en realidad no tenía ganas de hacer tarea, o leer o diseñar, nada...

Se subió a su cuarto y se quedó acostada, no sabía qué hacer, solo le daba vueltas al mismo tema...

6:00pm

Cordelia tomó una decisión, hablaría con su padre y dependiendo de cómo fuera la llamada decidiría si pasar las vacaciones con él o con su madre.

Aún que ella amaba estar con su madre en esas fechas, quería ver si su padre merecía una oportunidad.

Tomó el teléfono y lo llamo..

-¿Hola? -contestó una voz al otro lado del teléfono.
-Papá...
-Cordelia, ¿como estas?
-Bien ¿y tu?
-Bien gracias.
-Papá, me dijo mamá que quieres pasar navidad conmigo.
-ah si, ¿ya sabes desde que día vendrás?
-No. Antes... quiero preguntarte algo...

Un silencio se formó así que Cordelia habló de nuevo.

-¿Porque no me has buscado? ¿porque no te ha interesado saber de mi o qué me ha pasado desde hace dos años?
-No exageres Cordelia, no vamos a empezar con esta conversación.

Cordelia se molestó al instante, no esperaba esa respuesta.

-¿Ah no? Porque no entiendo porque si en tanto tiempo no te interese de pronto quieres que pase las fiestas contigo.
-Pues tu tampoco me has buscado, no veo llamadas ni mensajes de tu parte.

Cordelia estaba llena de ira, ¿como se atrevía a decirle algo así? ¿Porque el se hacía la víctima en esa situación?

-No seas inmaduro, el adulto eres tu, mi padre eres tu, quien debería preocuparse por lo eres tu.

Una larga discusión se formó, Cordelia se sentía tan impotente, tan frustrada, no podía creer que él se estuviera victimizando de esa manera y culpándola de todo.

-¿Sabes qué? No quiero, ni me interesa pasar navidad contigo, no te molestes en buscarme.

Y así Cordelia colgó, no dejó a su padre decir más y lo apagó.

De un momento a otro Cordelia se desmorono, sentada en el piso donde había estado hablando, simplemente lloro, no podía más con eso, demasiada carga y culpa.

A ella ni siquiera le gustaba pasar navidad con su padre, solo estaba esperando una disculpa de su parte en esa llamada, o al menos una explicación.

Cordelia lloraba sin control, el mundo desapareció y quedaron ella y su dolor nada más.

Ni una señal de ruido, ni un timbre...

Eric entró, la madre de Cordelia le había abierto, amablemente lo invito a pasar.

-Cordelia debe estar en su habitación con audífonos, por eso nunca escucha nada, pero pasa Eric, seguro te está esperando.

-Gracias señora -dijo sonriéndole a su suegra.

-Ah y Eric -interrumpió ella. -puerta sin seguro.
-Lo prometo señora -dijo el riendo.

Subió las escaleras pensando cómo encontraría a Cordelia, solo acostada escuchando música, o cantando, o incluso bailando.

Cada imagen que tuvo de ella en ese momento lo hizo sonreír, abrió la puerta lentamente y su sonrisa se borró frente a la imagen que tenía en frente.

Cordelia estaba destrozada, y el nunca la había visto así, se sentía tan mal, le dolía ver a la chica que quería tan triste.

Si pensar más entro a la habitación, se puso frente a ella llamando su atención, porque seguía tan sumergida en su dolor que no lo había escuchando entrar.

Cordelia se levantó del piso aún con lágrimas y lo miro.

-Eric... -lo miro sorprendida, no quería que la viera así.

Eric no contesto, simplemente dio un paso y la abrazo con todo el cariño que tenía para darle.

Ella en ese momento se sintió tan querida y apoyada que no le quedó más que corresponder el abrazo y llorar en los brazos del chico que se había vuelto tan importante en su vida.

Ella veía los abrazos como una forma de amor tan pura, que a simple vista podría parecer tan simple, pero Cordelia sabía que un abrazo podía transmitir tanto amor que podría llegar a curar un corazón algo herido.

Después de estar un rato así, y cuando Cordelia por fin sintió que estaba lista para dejar de llorar se separó un poco de Eric y lo miro a los ojos.

Eric la miro, y aún así con los ojos hinchados y rojos de tanto llorar, lágrimas aún en sus ojos, y una expresión triste, la veía como la mujer más hermosa.

-Lia... -limpio las lágrimas que estaban en sus mejillas sutilmente con su mano.
-Lo siento Eric, en verdad lo siento, no quería que me vieras así.
-Oye, oye, oye, no tienes que avergonzarte de tener sentimientos, y mucho menos conmigo bonita. -dijo el acariciando suavemente su espalda.

Eric quería que Cordelia confiara en el, que lo que sea que la estuviera haciendo sufrir pudiera contárselo para ayudarla.

-Lo se... es solo que nunca me ha gustado que las personas me vean triste, soy muy sensible y todo, pero soy buena guardándome las cosas desde hace unos años...

-No tienes por qué -levantó suavemente su barbilla para que lo mirara - No conmigo.

Ella sonrió y lo abrazo.

-Ey, ¿recuerdas lo de ser esa persona para ti?

Cordelia sonrió recordando la conversación que tuvieron sobre eso, aquella donde se prometieron ser esa persona en la cual confiar en los momentos buenos y malos.

-Lo recuerdo... -dijo ella sonriendo.

Eric la beso, tratando de transmitir calma y cariño.

-Sabes Lia, quería decirte esto cuando estuviéramos en alguna cita o un momento más feliz, pero ahora que estoy contigo creo que este es el momento para que lo sepas -dijo el mirándola y acariciando su cabello para ponerlo después detrás de su oreja.

Te quiero...

Y así las palabras salieron de su boca, por fin había dando un paso, y había admitido que la quería.

Cordelia sintió cómo su corazón daba un brinco y su estómago se llenaba de mariposas.

Yo también te quiero Eric... mucho.

-¿Mucho? -preguntó el con su típica sonrisa ladeada.

-Mucho...

-Sabes Lia, yo también lo hago
-¿qué?

-Quererte mucho...

Nuevamente se besaron, Cordelia por fin en todo el día experimentaba un sentimiento que no fuera tristeza, enojo o preocupación.

Estaba completa y totalmente feliz. Y estaba lista para por fin confiar en alguien después de tanto tiempo.

-Eric, voy a contártelo todo...

QuiméricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora