Cena

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En el ascensor Daniel apenas podía contener la risa al recordar los pucheros de Alexa hasta que tuvo que cubrir su boca y entonces ella lo noto.

-¡Jefe! Ya dejé de reírse de mí.

-jajaja disculpa- dijo Daniel no pudiendo contener una pequeña carcajada -pero te aseguro que no es por el incidente, es más bien por los pucheros que haces, es muy gracioso verte enojada.

-¡Jefeeee!

-De acuerdo, me disculpo señorita Taibo, tratare de no hacerlo más- decía el tocando su cabeza nuevamente.

-Dice que no lo hará, pero aún está tratando de ocultar su risa- Alexa comenzaba a molestarse al punto de rechazar la cena gratis, pero el pensar en la cena le hizo recordar como siempre el hambre la ponía de muy mal humor. Al mismo tiempo se preguntaba por qué a la gente siempre estaba tocando su cabeza.

-Jajaja quizás ayudaría un poco que dejaras de hacer esos pucheros, de verdad es gracioso verte así.

-No puedo evitarlo- respondía cubriéndose la cara con las manos -una vez que aparecen no sé cómo dejar de hacerlos – decía dando saltos de frustración nuevamente.

Eres un duende gracioso, pensó Daniel tratando de disimular su sonrisa.

-Nunca te había visto así, normalmente eres más... seria, pero ahora creo que te reprimes demasiado en el trabajo.

- No es que me reprima, es que no me imagino quien podría tomarme en serio si yo me comportara así todo el tiempo es infantil y poco profesional, todos tenemos más de una faceta y hoy las cosas se me salieron un poco de control, pero no se preocupe, no volverá a pasar - respondía con cara de resignación.

-Eres algo severa contigo misma.

-Lo sé a veces me pasa ¿cómo hace usted para ser tan relajado?

-No lo soy, pero procuro darme un espacio para descargar aquello que pudiera desconcentrarme.

-Que sabio de su parte.

Sentados a la mesa en un restaurante familiar trataban de llevar una plática casual mientras comían sus platillos , por fin Alexa se sintió un poco más relajada y se quitó el blazer para estar más cómoda y en solo un vistazo accidental Daniel alcanzo a ver en la abertura de su blusa el encaje color lila, ese que se había forzado a no notar esta mañana, pero que ahora no pudo evitar recordar cómo se veía esa prenda en el engañoso cuerpo de esa chica y entonces un escalofrío recorrió su cuerpo «soy un idiota» pensó sin darse cuenta de lo que se había llevado a la boca hasta que comenzó a atragantarse con los arándanos que decoraban la guarnición de su platillo.

Al ver a Daniel atragantarse Alexa instintivamente reacciono con preocupación acercándole un vaso de agua y levantándose a palmear su espalda- ¡Jefe!

-Tranquila, estoy bien -dijo el después de unos segundos- solo fueron unos arándanos no es para tanto.

-ok.

-De hecho, sabias que eso de palmear cuando alguien se está ahogando puede ser contraproducente -decía Daniel con la voz ronca.

-Lo sé, pero supongo que es una reacción instintiva, memoria genética o algo así, como el miedo a la oscuridad -dijo ella regresando a su asiento y alzando los hombros.

Daniel disfrutaba observarla mientras respondía podía sentir la sentía una pequeña sonrisa en su rostro, pero no había alcanzado a entender que no era solo la respuesta sino lo tierna que lucía de repente, cuando por fin su mente pudo alcanzar esa conclusión el volvió a toser en parte por la impresión y en parte para despejarse-Y dime ¿vives con tu familia? – pregunto más con intenciones de distraerse que de saber realmente la respuesta.

-Amm...

-Perdón, no tienes que responder si no quieres, creo que fue algo intrusivo.

-Si lo fue, pero le daré el beneficio de la duda- respondía antes de llevarse un bocado a la boca.

La Alexa alimentada resultaba ser mucho más pacífica, y abierta que la chica avergonzada y hambrienta. -La verdad es que, si dependiera de mi familia yo nunca habría salido de casa, pero soy una persona muy expansiva y necesito mi propio espacio.

-¿Qué tan expansivo puede ser alguien de tu tamaño? – pregunto Daniel sin pensar y en seguida se cubrió la boca notando que había dejado escapar una nueva imprudencia, por suerte para el Alexa se encontraba mucho más relajada ahora.

-Jejeje, mucho más de lo que se imagina jefe.

La cena se volvía amena y Daniel estaba logrando despejar de su mente la escena de esa mañana y el color lila del encaje que Alexa vestía, hasta que en cuestión de segundos ella comenzó a gritar.

-Ahhh... quema, quema.

Por un instante Daniel permaneció paralizado, no entendía porque eran los gritos y luego vio cómo se quitaba la blusa tan rápido como podía, cuando él logro reaccionar dos personas corrían hacia Alexa con toallas y agua fría al voltear a verla nuevamente noto que otra vez no tenía su blusa y su piel estaba enrojecida. Un mesero había tropezado con un pequeño niño que se atravesó en su camino y al tratar de evitarlo el chico perdió el equilibrio y termino derramando una sopa caliente sobre Alexa.

Para cuando terminaron de atenderla, Daniel se sentía confundido y culpable en más de una manera. Esa prenda de encaje se estaba grabando demasiado fuerte en su mente, pero el recuerdo llegaba acompañado por la culpa de estar pensando en esa pobre chica que debía tener la peor suerte de todas.

- ¿Estás bien, quieres que vayamos a un médico por si hay quemaduras?

-No, descuide no ha sido grave, solo he sido avergonzada una vez más y para colmo de males frente a usted, otra vez- respondía ella mientras se colocaba el blazer para tratar de cubrirse.

-No has tenido un gran día ¿cierto?

-Nop, de principio a fin ha sido terrible y usted lo ha presenciado casi todo.

-Todos alguna vez hemos tenido un mal día, si te hace sentir mejor nada de esto será mencionado en el futuro.

-Gracias por eso, si ayuda un poco- respondía Alexa derrotada forzando su voz y evadiendo la mirada de su jefe.

Una Aventura con el jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora