Mujeres peligrosas pt 2 (salvada)

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Entre las varias cosas que tenían en común los jefes de Alexa, estaba su comportamiento obsesivo con el trabajo, por lo cual habían olvidado por completo el tema de Sodoma Gomorra, hasta que el día termino y tres de ellos lo recordaron.

"Nos vemos este fin de semana en tu casa para organizar la fiesta."

Durante la cena Daniel recibió un mensaje en su teléfono personal, que nunca reviso y se marchó con su pequeña chica, preparándose para el romántico fin de semana que les esperaba.

Daniel y Alexa pasaron la noche acurrucados y con nuevas reflexiones, ella lo miraba dándose cuenta de que por primera vez en un buen rato no había fantasmas, no había miedo ni ansiedad solo ella acariciando su pecho, era una experiencia tan pacífica y reconfortante que no se atrevió a pensar en nada más y para él la idea de compartir más noches como esa no estaba nada mal disfrutaba sentir el calor de esas pequeñas manos paseando por su pecho y el saber que cuando despertara podría verla a su lado.

Por la mañana después de un romántico despertar se disponían a comenzar el último día de la semana. Al entrar al edificio Daniel recordó que había dejado algunos planos olvidados en el auto, así que pidió a Alexa que lo esperara un momento. Ella esperaba tranquila en el lobby del edificio cuando apareció la bella Mariela acompañada de unas cuantas amigas más.

-Enana...- Decía Mariela, como simulando un saludo y mirándola con desdén.

-Señora- Alexa respondía el saludo con la misma falsa amabilidad con la que lo había recibido.

-Veo que al final no pudiste tomar mis consejos, verdad- Mariela la miraba de arriba hacia abajo con una mirada de menosprecio -Bueno qué más da, el glamur no es para cualquiera- en el rostro de Mariela se dibujaba su linda sonrisa de superioridad, y se podían oír las risillas de sus amigas, hasta qué...

-Bueno, la verdad es que hable al respecto con el hombre con quien me acuesto y básicamente su respuesta fue, qué más da la ropa si cuando estamos juntos pasamos la mayor parte del tiempo sin ella, y como yo vivo de mi cerebro y no de mi imagen; al final decidí no perder mi tiempo pensando en cómo me veo, pero gracias por sus concejos señora.

-Huy, huy, huy ¿esta cosita te acaba de llamar señora?

-Wow, más señoras- decía Alexa con una voz se fatiga.

-Así que dices que tú y "tu hombre"- la amiga de Mariela usaba un tono irónico, como señalando que no creía que Alexa pudiera tener una pareja- pasan la mayor parte del tiempo desnudos ¿no? Entonces eso quiere decir ¿que no te sacan a pasear? -

-Huy ¿no será que en realidad te esconde? Digo perdón, pero yo también sentiría vergüenza de salir con alguien con tus fachas- Remataba otra de las amigas de Mariela.

Alexa las escuchaba y les mostraba una expresión de asombro, con los ojos muy abiertos.

- ¿A ustedes las sacan a pasear? -Las chicas mostraban un expresión de suficiencia y malicia al creer que la habían humillado, pero ella continuo -¿Cómo si fueran perritos?¿Las llevan al parque y les compran premios mientras ustedes mueven la colita? -cuando se dio cuenta estaba volviendo a actuar como la criatura peligrosa e hiriente que hacia mucho tiempo no había sido, pero ya era tarde para retractarse y no le quedo otra opción que mantenerse en su papel.

De repente el rostro de satisfacción de las chicas con las que Alexa platicaba si torno en uno lleno de rabia y desprecio.

-Perra- Mustiaban las amigas de Mariela mientras se abalanzaban con sus afiladas uñas sobre Alexa.

Demian iba llegando al edificio cuando vio a un grupo de altas y hermosas mujeres abalanzarse sobre una pequeña chica.

-Alexa, cariño, que bueno que te encuentro, quisiera hablar contigo de unas cosas, acompáñame quieres -Demian tomaba el brazo de Alexa y la jalaba a toda velocidad, para evitar que el grupo de mujeres terminara haciéndola pedazos y se la llevaba abrazándola mientras volteaba a verlas de reojo, como advirtiéndoles que no se atrevieran a tocarla -Oye ¿si te das cuenta de que estuviste a punto de morir a manos de una jauría de mujeres furiosas?

Una Aventura con el jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora