Momentos incomodos

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Daniel volvía a su apartamento dejándose caer sobre la cama con una ligera sonrisa confusa y trataba de pensar en cuál de las modelos podría ayudarlo a borrar esa prenda de encaje de su mente, eso creía él.

-Itzia es pelirroja, Lidia tiene labios delgados, Catalina tiene un bello tono bronceado, Dana... - ¿a quién le quedaría mejor una prenda como esa? -

Ese fin de semana Alexa se dedicó a hacer todos los deberes que había estado ignorando, pero aún no podía sacar de su cabeza todas las cosas embarazosas que le habían ocurrido el día anterior y todo por un maldito sueño. Por un segundo pensó que al menos eso la mantenía distraída, pero en seguida reflexiono que pasar toda esa vergüenza frente a su jefe no era para nada preferible, por lo menos de sus recuerdos no sabía nadie más que ella.

Después de un tortuoso fin de semana lleno de quehaceres y recuerdos Alexa caminaba entre la gente con la mirada perdida dividida frente al camino frente a ella y las escenas que atravesaban por su mente preguntándose ¿hasta qué punto ella era culpable y hasta qué punto tendría que perdonar?

Con el pasar de los días Alexa recuperaba poco a poco su semblante y la relación con Daniel volvía más relajada.

Durante las siguientes semanas Alexa llego a encontrarse ocasionalmente con su jefe en el ascensor, casi siempre él iba acompañado de alguna modelo de la agencia que se encontraba dos pisos debajo de su oficina y ella llego a preguntarse si sería la misma clase de relación que tenía con la primera chica con la que lo vio «pero ellos parecían tratarse un poco diferente» pensó y sin darse cuenta había mantenido su mirada fija en dirección a la chica del día.

- ¿Por qué me ves así?

-Eh...

- ¿Tienes algún problema conmigo?

-No yo...

-Dana tranquila, no es para tanto- decía Daniel tratando de calmar a la chica que por suerte para Alexa estaba llegando a su piso y no pudo replicar más.

-Bien- respondía ella retrocediendo para salir del ascensor, no sin antes darle a Alexa una mirada de arriba abajo que dejaba notar cierto aire de superioridad.

-Lo siento jefe.

-Tranquila, Dana no es mala solo que las personas suelen ser sensibles a las miradas mordaces.

-Realmente no la estaba viendo yo... estaba distraída, no quise ser grosera- Alexa miraba hacia abajo con el gesto de un niño regañado que provocaba una extraña sensación de ternura en Daniel.

-Dios no, por favor concéntrate no quiero que vuelvas a tener accidentes- decía Daniel bromeando mientas revolvía su cabello.

-¡Jefe! Sabe que por su culpa ahora todos en la oficina revuelven mi cabello cada que pueden- Alexa se quejaba y trataba de reacomodar su cabello distrayéndose de lo que realmente quería reclamar.

-Es inevitable, te ves como una niña regañada, agradece que no aprieto tus cachetes.

-Pero no soy una niña- Replicaba Alexa

-Jajaja, no lo sé, no me consta.

-Podría apostar a que si- respondía Alexa por impulso hasta que cayó en la cuenta de lo que acababa de decir.

Daniel permaneció en silencio unos segundos, era la segunda vez que no sabía cómo reaccionar, había recordado con cierta pena aquel día y con ello la prenda de encaje había vuelto a su mente, esa que no entendía porque realmente no había logrado sacar de su mente aún.

-¡Perdón!- exclamaba Alexa con vergüenza y arrepentimiento -por favor olvide lo que dije, estoy realmente distraída hoy.

-Como dije, procura concentrarte- respondía Daniel con tono serio antes de salir del ascensor.

-Si jefe.

En su oficina Daniel recordaba el tímido tono con que Alexa le había respondido y la observaba sumergirse en su trabajo tal como aquella vez, había pasado la hora de comer y ella no había salido, tal como aquella vez. Él se preguntaba si había sido demasiado severo en su tono y también se preguntaba porque se estaba preocupando tanto por una empleada y volvió a concentrarse en sus asuntos.

-Vi que no has salido a comer.

Una voz hizo que Alexa por fin despegara sus ojos del monitor -eh, si yo estaba trabajando, tal vez perdí la noción del tiempo- respondía ella más relajada al notar que era uno de sus compañeros.

Matías se había acercado a ella con la intención de invitarla a cenar, pero inesperadamente en ese momento apareció alguien que trunco sus planes.

-Señorita Taibo otra vez se ha saltado la hora de la comida, si sigue así podrían acusarme de explotador.

-Lo siento jefe, yo solo creo que me sumergí demasiado en el trabajo.

-Bueno si la comida es el problema yo podría...- decía Matías tratando de invitarla, pero sus planes se vieron nuevamente truncados por Daniel.

-Señorita Taibo preferiría que se fuera ya mismo a descansar y comer algo, no quiero que se desmaye aquí- él no podía explicárselo ni siquiera a sí mismo, pero no deseaba que permaneciera un minuto más en la oficina, no deseaba verla ni oírla, ni mucho menos tenerla parloteando con sus compañeros. Justo en ese momento él no lograba tolerar su presencia.

-Jefe no hay problema yo puedo...

-Guarda tus energías para cuando realmente se necesiten, no quisiera que cayeras enferma en plena etapa de entregas-

-Bien- respondía ella un poco molesta y sin saber realmente por qué.

Mientras Alexa apagaba su ordenador y guardaba sus cosas para retirarse Daniel se iba manteniendo un semblante un poco más serio de lo habitual y dejando a Matías sin entender porque había frustrado sus intenciones de esa forma.

Antes de alejarse Daniel se detuvo un momento para asegurarse de que el chico dejara ir a Alexa sin mayor complicación -Tu si puedes volver al trabajo Matías.

-Si jefe- respondía Matías algo desconcertado.

Daniel como pocas veces lucia serio e imponente, y Alexa no lograba entender a su voluble jefe, a veces era agradable y bromista y otras parecía un tirano «tal vez se molestó por lo que dije en la mañana» pensó haciendo un gesto de dolor al recordar la situación «o tal vez el jefe es bipolar y nadie lo ha anotado» pensaba tratando de consolarse y bromear consigo misma. 

Una Aventura con el jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora