Lo tomare como un si

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Por la mañana Alexa se esforzaba por abrir sus hinchados ojos cuando se dio cuenta de que su cuerpo estaba atrapado por los brazos de Daniel, giro su cuerpo para verlo, un hombre de cabello negro y penetrantes ojos verdes la observaba detenidamente.

-Hola...

-Buenos días pequeña ¿te encuentras mejor?

-Si, perdón por lo de anoche, yo... gracias por quedarse.

-Bromeas, llevo semanas pensando la manera de acercarme a ti, si me lo pides me quedare contigo, no importa cuál sea la razón. –

Una Alexa sonrojada y conmovida escondió su cabeza en el cuerpo de Daniel al no saber que decir, él se giró para dejarla encima suyo y abrazarla también.

-Señor Waldorf, usted es un hombre enorme. – decía ella mientras recargaba su cabeza en el pecho de Daniel.

- ¿Por qué sigues llamándome así?

-Bueno es que se siente extraño tutear a mi jefe.

- ¿No crees que ya estamos lo suficientemente cerca como para romper la barrera de jefe y empleada?

El gesto infantil que hacía Alexa mientras meditaba su respuesta, provocaba en Daniel una rara mezcla entre ternura y excitación, que le dificultaba contener las ganas de devorarla.

-Pequeña, tú me vas a matar con esos pucheros. – Decía el sonriendo mientras pasaba la mano por su cabello para controlar su ansiedad.

- ¿Como te digo entonces? - Decía ella un tanto dubitativa.

-Tengo dos nombres, escoge el que más te guste.

-Me gusta Daniel.

-Bien, entonces, más te vale que me llames así de ahora en adelante.

-Está bien... Daniel...

- ¿Sí?

-Tengo hambre.

Daniel se enderezaba sonriendo, con Alexa aun encima de él. – Vamos a desayunar entonces ¿Tienes algo en ti cocina o prefieres que salgamos por a algún lugar?

-No quiero salir, tengo mucha pasta fría y lo demás es para preparar -contestaba ella mientras trataba de moverse para separarse de Daniel.

-Oye ¿Por qué te vas?

-Solo me muevo para que puedas levantarte.

-Puedo hacerlo sin necesidad de que te separes de mi pequeña. Ven acá. – El acomodo sus manos en el trasero y la cintura de Alexa y se levantó para dirigirse a la cocina mientras ella lo abrazaba con sus brazos y piernas– Sabes, creo que esta forma de cargar va a ser mi favorita de ahora en adelante –decía el sonriendo mientras la abrazaba.

Daniel dejo a Alexa sentada en la barra de la cocina mientras se disponía a preparar el desayuno.

-Déjame ayudarte – Decía ella a punto de bajar de la barra, cuando el la detuvo.

-No, tú te quedas allí, es mi momento de lucirme – Ella asentía divertida mientras lo veía preparar omelettes.

Desayunaban sobre la barra de la cocina, cuando ella decidió elogiar lo que Daniel había preparado.

-Quedaron delicios.

A lo que Daniel respondió acercándose a Alexa de manera coqueta.

-Dime ¿crees que merezco un premio?

Ella respondió sonriendo y tomando el rostro de Daniel con sus manos para darle un profundo beso.

Al terminar el beso Daniel parecía estar demasiado acelerado.

-Sabes, creo que no medite muy bien mis acciones, porque ahora me está costando mucho más trabajo que antes contenerme. – Decía él pegando su frente a la de Alexa y con el cuerpo tenso.

Y ella respondió con una sonrisa y otro beso aún más intenso.

-Pequeña ¿estas segura de esto? Porque no tienes idea del trabajo que me está costando mantenerme quieto.

Ella lo miro de forma coqueta y volvió a besarlo.

-Tomare eso como un sí -ambos seguían vistiendo la ropa de la noche anterior, así que Daniel se las arregló para deshacerse rápidamente de la blusa de Alexa mientras besaba su cuello, luego la cargo en su hombro para quitarle el pantalón y mientras lo bajaba iba besando su cintura a la vez que acariciaba y presionaba ansiosamente sus glúteos con una de sus manos– Sabes estoy encontrando muchas ventajas en tu pequeño y hermoso tamaño –Decía mientras la colocaba nuevamente sobre la barra de la cocina.

Alexa parecía estar tan excitada como Daniel, sus besos se volvían cada vez más apasionados y cuando el termino de bajar el cierre de su pantalón para dejar salir su ansiosa erección, ella se abrazó al cuerpo de Daniel con sus piernas haciendo que sus cuerpos se unieran y ambos soltaran un sonoro gemido de placer al sentir el calor de estar uno dentro del otro.

No hubo más palabras, solo el sonido de dos cuerpos en complicidad, ambos se movían desafanada y rítmicamente. Daniel la besaba y acariciaba cada parte de su cuerpo con desesperación mientras la excitación de estar dentro de ella lo hacía moverse como si su vida dependiera de ello, lo que hacía que Alexa sintiera como si estuviera ocurriendo un terremoto dentro de ella, ambos continuaban con su desesperado baile hasta que ella sintió que estaba llegando a su clímax.

- ¡Daniel! -exclamaba con una voz ahogada y desorientada– no puedo más, si sigues así voy a...

- Hazlo, no te detengas por favor, yo tampoco voy a poderme contener mucho más.

Es asombroso como un solo sentimiento como la pasión puede ser tan poderoso dominar la voluntad e inundar el cuerpo, la piel de uno se quema por la necesidad del contacto de otro y transforma a cualquiera en presa y cazador a la vez.

Ambos se besaron pasión y ferocidad y su ritmo se aceleró aún más. Daniel continuo hasta que sintió a Alexa aferrarse a él con todas sus fuerzas hasta comenzar a gritar, ella mordió el hombro de Daniel con sus labios para tratar de ahogar sus gritos, lo que no hizo sino excitarlo mucho más, con toda esa intensidad ambos lograron llegar juntos hasta el final.

Exaltados, acelerados, agotados y casi mareados por toda la cantidad de energía que acababan de liberar, trataban de regular su respiración para poder volver a articular palabras. Mientras tanto, se comunicaban por medio de sonrisas satisfechas y miradas de complicidad.

Una Aventura con el jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora