#000: Extra II

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El problema con el amor, es que siempre se nos dice desde pequeños que es algo natural y sencillo. Una gran mentira que nos afecta cuando crecemos.

-¿Qué quieres decir con "se terminó"?- gritó el pelinegro mientras sujetaba con fuerza aquel anillo dentro de su chaqueta.

Recuerdos de como se conocieron, el como fue flechado por ella y como hizo todo lo posible por salvarla llegaron a su mente.

-¿Cuándo dirás la verdad?- acusó la pelinegra, mientras empacaba cualquier cosa que recordara había pagado dentro de aquella casa -maldición, Stan- volteó con una mirada dolida -dijimos que no lo hariamos de nuevo, no soportaria verte herido y tu solo corriste en cuanto la primera llamada de Nichole apareció-

-Kyle estaba en problemas, no podía cruzarme de brazos cuando...-

-Todos lo estaban buscando- lo interrumpió -no tenias que intervenir, no era necesario, pudiste hacer que te mataran- volvió a empacar con furia -¿Cuándo seré yo tu prioridad?- entonces las lágrimas se desbordaron.

-Solo fue una vez- sostuvo su mano tratando de detenerla y aprovechó para unirlos en un fuerte abrazo que fue a duras penas recibido por la ojovioleta -eres lo más importante en mi vida y lo sabes, no tienes que dudarlo nunca-

La pelinegra tembló ante las palabras del mayor dejandose llevar por el tacto de aquellas manos en su cuello.

Entonces, sintió cuando se separaron. Un destello apareció dentro de la chaqueta del joven Marsh, una piedra preciosa incrustada en un aro perfecto y hecho a su medida.

Aquellas palabras, aquellas promesas, fueron suficientes como para convencer a Wendy Testaburger de que eran ciertas.

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-¿Cómo está la novia y mi cuñada favorita?- chilló con emoción una castaña mientras se servía una buena copa de uno de los regalos que la pelinegra había recibido.

-Shelly, dios, estaba ansiosa de que vinieras a ayudarme- abrazo como pudo a la castaña mientras le indicaba que le ayudara a ajustar su corset -¿cómo está Sharon, por cierto?-

-Ya sabes, aun no lo supera, enterarse que su hijo fue secuestrado y que tenia poderes raros casi la mata, pero definitivamente que papá apareciera en la puerta después de tantos años terminó por desquisiarla-

-debería decirle a Stan que debemos visitarla-

-no hay apuro, creeme-

Los minutos que antes parecían eternos pasaron volando y al mirarse al espejo, supo que todo estaba listo. Su boda, su gran día al fin culminaria con ella jugándole amor eterno al hombre de su vida.

Salió de la recamará que aquella iglesia le había prestado. Sabia que detras de una de las tantas puertas de aquella gigantesca recepción estaría su futuro esposo terminándose de arreglar o tal vez rindiendose al no saber como atarse la corbata.

Su caminata llegó hasta el pasillo asignado donde su padre la llevaria del brazo cuando fuera el momento.

Él la saludó con un fuerte abrazo y lagrimas de un padre orgulloso, como imaginaba, pero eso no fue de su importancia. Su vista se enfocó en dos rubios parados cerca del arco que daba a la salida de aquella iglesia. Entonces, se preocupó.

-¿Sucedió algo?- preguntó, a lo que tanto Tweak como McCormick se miraron preocupados.

-Es Kyle, le dijimos que dejara de actuar solo despues del ultimo incidente en oriente, pero parece que se ganó algunos enemigos y no logramos contactarlo- explicó Tweek, sabiendo que el pelirrojo era un importante amigo para la ojivioleta -no podremos quedarnos para la ceremonia, Craig y los demás están tratando de ubicarlo, pero están ocupados en el asunto del gobierno-

-Oh..., eso es- trató de procesar todo aquello -traten de encontrarlo cuanto antes, por favor- dijo finalmente, cuando escuchó sonar las campanas y el inicio de la ceremonia.

La musica entonces empezó a retumbar por todos los pilares blancos y el lugar entero se inundó de ánimos y aplausos por parte de los invitados. Pero de repente todo se silenció, y ella no comprendió el porqué.

Caminando del brazo de su padre hacia el altar sonrió aliviada al ver la pelinegro esperándola con aquel traje negro que ella misma le habia conseguido y que le quedaba tan bien como esperaba.

Pero, entonces, su sonrisa se detuvo al ver la cara de su amado observando con impaciencia la salida.

-lo siento, lo siento tanto- susurró Stan, mientras corría para alcanzar a ambos rubios quienes se fueron volando del lugar.

Entonces, lo supo, no es que Stan la estuviera dejando de lado. Siempre hubo alguien más. Alguien por quien él correria y expondría su vida sin dudarlo. Sin duda, fue una tonta al no darse cuenta antes.

Héroes || South Park AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora