#000: Extra III

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Responsabilidad. Una palabra tan larga, como una sentencia, una condena para quien no esté preparado para soportar el peso.

-los niños normales no pueden estar con los de su tipo, serán destrozados, tal vez incinerados, enviados en el tiempo o algo peor- gritó efusiva una mujer mayor, con un traje rosa demasiado estirado como su aparente personalidad -como responde a eso, "reina"- dijo casi arrastrando el titulo que se le habia reconocido a la cobriza en son de que era, involuntariamente, la representante de todas las personas con "habilidades especiales".

-se que puede ser difícil afrontar nuevos retos en la infraestructura escolar, ministra, pero no podemos simplemente apartar a estos niños de una educación en igualdad con los otros, debemos...-

-¡¿Igualdad?!- gritó un hombre con estrellas en el pecho -¿Qué hay de los destrozos que a diario tenemos que soportar porque uno de esos mocosos decidió ser un "villano"? Se hace llamar la reina de esa gente, pero no puede controlarlos y cada vez aumenta la cantidad de personas con habilidades no registradas, no tenemos idea de lo que son capaces- la cobriza solo trató de explicar.

-La seguridad debería ser una prioridad, con gente atravesando paredes, siendo inmunes a las balas de los policías, el ejercito debería actuar, pero demostraron hace mucho lo peligrosos que pueden ser contra nuestros soldados- afirmó con asco otra mujer de aquella asamblea.

-Los mismos que secuestraron niños y los alejaron de sus padres, pero eso no tiene que...- ella solo quería que la escucharan, pero no parecia que aquellas personas, disque representantes mundiales, quisieran hacerle algún caso.

-Con gente así como siquiera podemos estar seguros, ¿no Barbara Stevens, su antecesora podía controlar personas, cómo sabemos que no hará lo mismo?-

La discusión siguió y siguió logrando cada vez más, a lo largo de aquella reunión, que se sintiera la más inútil de todas las personas en el mundo. Y así, después de un par de horas, finalmente aquella tediosa reunión llegó a su fin.

-¿Estás bien?- preguntó su encantador compañero y asistente una vez estuvieron solos en aquella pequeña isla.

-No del todo- se estiró en su silla para luego dirigirse a paso firme a su medio de transporte dejando atrás al pelinegro que se encontraba revisando unos cuantos documentos.

Dentro de aquel vehículo, sin embargo, se encontraba el mismo chico, pero esto no aparentó extrañar a la cobriza -eso vi- dijo el joven ahora con un uniforme de chofer -todos eran un dolor en el trasero-

Luego de unos cuantos minutos de viaje la cobriza descendió del vehículo y entró a su para nada pequeño hogar.

-Extraño cuando todo era más simple- se dirigió al pelinegro una vez más, pero este no tenia el traje de chofer, sino el de un mayordomo de traje ajustado -yo no pedí nada de esto, ni siquiera sé si sigo siendo la supuesta "reina". Karen también puede hacer lo mismo que yo, ¿pero dónde está su responsabilidad? Simple, no la tiene. No es justo, ya quisiera yo poder viajar cuando me apetezca, no puedo salir ni siquiera del radio dispuesto por esos estirados. Todo por su miedo a que convierta a la otra mitad de la población-

-Lo que haces es importarte Tri- la siguió hasta su recamara con la distancia y los modales adecuados de acuerdo a su vestimenta -me atrevería a decir que al igual que muchos de los héroes usted está luchando su propia batalla por un mundo mejor- y la cobriza solo le cerró la puerta en la cara, o a una parte de él.

-Gracias, Ike- dijo al chico en pijama que detuvo su masticar para prestar atención a la recién llegada -siempre sabes como subirme el animo-

-Para eso soy tu amigo, mayordomo, asistente, jardinero, cocinero y otras cosas que hagan el resto de yos que no me entere-

Héroes || South Park AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora