#126: Caos, amor y guerra

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La campana de la puerta volvió a sonar en aquel viejo lugar.

El visitante posó su bastón por delante del camino guiandose a si mismo hasta una de las mesas de aquel hermoso y comodo restaurante.

Sus viejas y arrugadas manos se apoyaron en la mesa esperando con paciencia a que trajeran la carta o, más bien, a aquella persona que atendía a los nuevos visitantes.

Una mujer mayor con ojos cansados se acercó, y con una sonrisa algo forzada preguntó -Bienvenido a Hero's Park, puedo tomar su orden-

-¿Karen?...- susurró el hombre viendola directamente, contemplando a los ahora cabellos rubios de aquella que alguna vez fue la más poderosa entre ellos.

-lo siento, se está confundiendo, mi nombre es Alise- respondió con una sonrisa, pero con un dejo frío que no escapó de la percepción del anciano -¿algo que desee? ¿Está perdido?-

-Karen..- y con una mano temblorosa agarró la muñeca de la mujer.

La respiración de aquella rubia se aceleró quitando la mano de aquel hombre.

-Karen por favor...- susurró como podía aquel anciano.

-Basta!- golpeó la mesa en son de advertencia.

Aquel golpe hizo temblar la tierra y alterar las luces de forma misteriosa. De repente, aquel lugar tan lleno de gente quedó completamente vacío, los clientes se habían esfumado.

-¿mamá?- salió una joven de unos catorce años aproximadamente de detrás de la barra -¿todo está... bien?- preguntó preocupada hacia su madre acercandose en ese momento.

-todo está bien cariño- dijo cambiando su tono por uno más dulce -vuelve adentro, tienes que terminar tus tareas-

-pero...- interrumpió preocupada.

-Kennieth, vuelve a tu cuarto- y al escuchar el reclamo de su madre, la joven retrocedió solo un poco, fingiendo obedecer.

-Karen por favor...- siguió el anciano alterando a la mujer -esto no es sano-

-No se quien eres, pero es mejor que te largues de aquí...ahora-

-si me dejaras, sabrías quien soy- volvió a buscar el brazo de aquella mujer minardola como implorando piedad -por favor...-

Respiró de forma agitada una y otra vez. Cerrando los ojos y volviendolos a abrir, aquel anciano empezó a soltarla suspirando de alivio como si una carga lo hubiera abandonado.

A ojos de la mujer y de su sorprendida hija aquel anciano fue rodeado por escamas que parecian despellejar su piel dejando ahora a un hombre de unos cuarenta y tantos, rubio y de ojos azules.

-Gary, pense que habías muerto...- se alejó de aquel hombre.

-Karen escuchame-

-No! tú estás muerto, como mi hemano, como todos- gritó agarrandose la cabeza.

-Escuchame!- soltó una vez más al sentir como todo temblaba a su alrededor -tienes que soltarlo, ¿de acuerdo? Todo esto que montaste aquí... no debería existir, sueltalo-

-No! Callate, no quiero oírte!-

Todo alrededor comenzó a colapsar, como si de estatica se tratara. Las paredes las mesas e incluso las calles llenas de gente deambulando, todo comenzó a desmoronarse.

-¿Mamá?- la joven llamó casi al borde de las lagrimas, aterrada al ver sus brazos desvanecerse y poco a poco el resto de su cuerpo.

-No, no no no- sollozo la mujer al ver a su hija consumirse en la nada lentamente -cariño- dijo sosteniendo parte de su cuerpo -mamá está aquí, estarás bien, mamá te cuidará-

Héroes || South Park AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora