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14. Toph Beifong, la Maestra Tierra.

Capítulo 14: Toph Beifong, la Maestra Tierra.

Ambientación: Libro Tierra.

Tras haber perdido el rastro de la misteriosa Bandida Ciega, Aang propuso iniciar la búsqueda en la Academia de Tierra control en donde habían comenzado en primer lugar, por lo que tanto él como sus tres acompañantes se dirigieron allí, donde encontraron a los dos muchachos que les habían servido de guías practicando tierra control con unas vasijas.

—Tú otra vez...—masculló uno de ellos, levantando la mirada y encontrándose con la sonrisa amable de Aang. Detrás de él, Xica sacó una cuchilla, haciendo que ambos saltarán y soltaran un pequeño grito.

—Bien hecho.—sonrió Sokka divertido.

—Puedes ir muy lejos con una sonrisa, pero puedes ir más lejos con una sonrisa y una cuchilla.—comentó Xica despreocupada, mirando fijamente a los dos muchachos—Venimos a interrumpir los nuevamente porque queremos saber algo.

—Así es, tenemos que hablar con la Maestra Tierra que se hace llamar La Bandida Ciega.—explicó Aang calmadamente—¿Ustedes saben dónde vive?

—La Bandida Ciega es un misterio, aparece para luchar y después desaparece.—explicó uno de ellos. Katara frunció el ceño y le saco a Xica su cuchilla, haciendo que tanto él como su amigo volvieran a saltar del susto.

—¡No nos están diciendo todo!—espetó Katara amenazantemente, haciendo que Xica arqueara las cejas con sorpresa.

—¡Te digo la verdad, lo juro!—se defendió el muchacho levantando las manos en señal de inocencia—¡Nadie sabe quién es ella ni dónde vive!

—Estamos preguntando por la persona equivocada...—murmuró Aang algo decepcionado, más trato de mantenerse positivo—En mi visión yo ví una chica con vestido blanco y que tenía un jabalí que volaba, ¿conocen a alguien así?

—Bueno, un jabalí volador es el símbolo de la familia Beifong.—respondió el muchacho que había sido inicialmente amenazado por Xica, ya que su amigo estaba ocultó tras él después de la amenaza de Katara. Por alguna razón encontraba a esta última más intimidante—Ellos son los más ricos de la ciudad, tal vez de todo el mundo.

—¡Ya sabemos dónde buscar!—exclamó Aang emocionado.

Xica había creído que Aang tocaría la puerta de la enorme mansión a la que habían llegado siguiendo la búsqueda de la familia Beifong, pero cuando lo vio simplemente saltar el muro como un bandido esquivando a los guardias de seguridad, decidió seguirlo. A penas tocaron suelo dentro del jardín, corrieron a ocultarse tras uno de los grandes árboles plantados en perfectas hileras a lo largo del extenso terreno. No tuvieron tiempo de admirar ni la vegetación ni la decoración antes de que el pedazo de tierra donde estaban parados fuera violentamente levantado, empujándolos hacia arriba y mandandolos a volar por el jardín. Sokka y Aang cayeron en arbustos, Xica cayó en el suelo y Katara tuvo una caída más leve ya que cayó sobre la peli-negra, quien apenas soltó un inaudible gemido de dolor.