11. El pantano y los recuerdos [1/2]

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Capítulo 11: El pantano y los recuerdos [1/2]

Ambientación: Libro Tierra. Episodio 4.

—Una moneda para unos cansados viajeros, por favor.—Iroh extendió su sombrero de paja hacia la persona que había pasado frente a ellos, consiguiendo que detuviera sus pasos y le cediera una moneda que tintineó al juntarse con las demás—¡Muchas gracias!

—Esto es tan humillante..—siseó Zuko, con los brazos tensionados de tenerlos cruzados tanto tiempo y con una pronunciada arruga en la frente que contenía su rabia. Iroh puso los ojos en blanco por un momento—Somos de la realeza, ¡esta gente debería darnos todo!

—Lo harán si lo pides con gentileza.—aseguró Iroh esbozando una suave sonrisa, mientras que Zuko bufaba y volvía a agachar la cabeza con molestia. Una joven mujer pasó frente a ellos y se detuvo al ver el sombrero extendido hacia ella—Una moneda para un viejo hambriento...

—De acuerdo, aquí tienes..—la joven sonrió y dejó una moneda en el sombrero.

—Aprecio tu moneda..—dijo Iroh—Pero no tanto como tu sonrisa.

La muchacha sonrió aún más y se marchó con una risita, mientras que Zuko ponía los ojos en blanco y se tapaba el rostro.

—En vez de hacer gestos deberías aprender un poco de tu tío.—comentó Iroh como quien no quiera la cosa, mientras miraba distraídamente una moneda y contenía una sonrisa burlona—Después de todo, no eras muy brillante cuando querías hacerle cumplidos a Xica.

—¡TÍO!

—Entiendo que te sientas mal, pero compararte con Azula sólo empeorará las cosas desde la perspectiva que tú tienes

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—Entiendo que te sientas mal, pero compararte con Azula sólo empeorará las cosas desde la perspectiva que tú tienes.—musito Xica, colocando una mano en el hombro de Zuko. El muchacho rehuyó de su mirada, abrazando sus rodillas y arrugando la frente.

—Sólo me humillo cada vez que trato de competir con ella ante los ojos de mi padre.—siseó Zuko, con la rabia burbujeando en su garganta. Ladeó un poco su cabeza, sólo por casualidad, y la piel de su mejilla hizo contacto con la calidez de la mano de Xica. Dudó unos segundos, pero se mantuvo allí, sintiéndose extrañamente confortado con ello. Siempre se sentía así con Xica de todos modos—Ella nació con demasiada suerte...

—Más que suerte, supongo que es talento.—admitió Xica, apretando suavemente su hombro cuando Zuko la miró con una mueca de enojo. Xica sonrió de lado—¿Por qué me ves así? El talento ayuda, pero no sirve de nada si no tienes perseverancia...creí que Iroh ya te había dicho eso.

—Perseverancia...—bufó Zuko, más en su rostro no volvió a aparecer ningún gesto. Más bien observaba el rostro de Xica y pensaba que le gustaba la forma en que su amiga siempre podía sonreír a pesar de todo. Le hacía pensar que, estando junto a ella, nunca se perdería de su camino, cualquiera que fuese, porque los amigos podían estar juntos por siempre, ¿no?—Azula nunca se detendrá de todos modos.

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