Capítulo XVII

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𝑋𝑉𝐼𝐼

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Pasaron varios días después de lo ocurrido con André, quien no he visto en estos días. Aún seguía pensando en todo lo que me dijo y quiero hablar con él pero no estoy muy segura.

Con Chris nos mandábamos mensajes cortos, como un ''Hola'' o ''¿Cómo estás?", nada fuera de lo normal.

Y yo solo escucha en estos días hablar sobre mi cumpleaños. 

—¿Habrá fiesta?—preguntó Anna, una nueva amiga que hice en clase de Historia.

—No creo—respondí mientras cerraba mi casillero.

—Permiso, Permiso—mi prima esquivó a unas cuantas personas.—Escuché Fiesta.

—Mar dice que no hará fiesta para su cumpleaños—le mencionó Anna a Ceci.

Aquí viene.

—¿Qué? No. Claro que habrá fiesta. Los 18 de Mar no se van a pasar desapercibidos—la verdad ya me esperaba que dijera eso—Es mas, yo lo organizó.

Negué con la cabeza y empezamos nuestro camino rumbo a la cafetería.

—Ceci, no...—traté de negar.

—Habrá fiesta, luego de la petición de mi tía—afirmó con entusiasmo mientras ignoraba mi negación. 

Mi semblante se volvió un poco serio y dirigí mi mirada a mi prima.

—¿Cuál petición?

—Ay no—Ceci se tapó la boca con sus manos—Lo siento Mar, le tendrás que preguntar al abuelo o a mi mamá—dijo apenada—yo me llevo a Anna.

Anna me dio una sonrisa para luego retirarse con Ceci.

Solté un suspiro.

Ahora tendré que preguntar sobre la petición.

🌊

Las clases habían acabado. Al salir de estas, estaba decidida que en cuanto llegara a casa le preguntaría al abuelo sobre la petición.

Cuando estaba a punto llegar a la puerta de la casa, visualice a Chris en la puerta, mirando su teléfono.

—Hola de nuevo chico castaño—saludé a Chris.

—Hola, Pooh—me dio un beso en la frente.

—¿Pasa algo?

—No, solo que te venía ha invitar a cenar.

—¿A mi?—arrugue la nariz.

Él mostró una sonrisa—Si, a ti.

—Pero...—me interrumpió.

—Pero nada, te paso a recoger a las 6—besa de nuevo mi frente y se fue.

¿Qué me me pondré?

Al entrar a casa, subí corriendo las escaleras y entre a mi habitación y abrí el closet.

—Veamos—murmuré y empecé a buscar mi mejor ropa.

Así paso un gran rato. Tenía dos opciones, unos jeans azules con una blusa blanca con una ola de mar dibujada en el lado izquierdo o un vestido negro, un poco corto, que llegaba un poco arriba de mi rodilla.

Después de pensar seriamente lo que me pondría, elegí el vestido. Así que me vestí, cepille mi cabello y lo dejé suelto.

—¿Saldrás?

Ceci se asomó por la puerta.

—Si.

—Adivino, Chris—sonrió pícara.

En la orilla del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora