Capítulo X

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𝑋

🌊

—Pensé que no vendrían—le comenté a Chris mientras bajábamos la escalera.

—¿Por qué no vendriamos?—preguntó atrás de mi.

—Por el...¿clima?.—contesté llegando al final de la escalera, volteando a ver a Chris.

El me agarró del mentón, provocando que nuestras miradas conectarán—El clima no me impediría, para poder venir a verte Mar.

¿Ya había mencionado que tiene unos hermosos ojos?

—Mar—Ceci llamó desde la cocina.

Ahora si, Ceci, te quedas si mis dulces de leche.

Quería maldecir a Cecilia por haberme llamado, quería seguir mirando esos ojos avellana. Por lo tanto tuve que apartar mi mirada con la de Chris,—lo cual no quería hacer—y me dirigí hacia la cocina,seguida por Chris.

—¿Que pasa Ceci?—pregunté llegado a un lado de ella.

—Adrián y yo, se nos ocurrió hacer una noche de películas, tu preparas tus perfectas quesadillas y que Chris te ayude—sugirió Ceci mirando a Chris y a mi—Y Adrián y yo escogemos la película o las películas—añadió.

—Para mí sería un gusto ayudarte—me susurró Chris.

—Bien—acepté, solo porque...se me antojaron las quesadillas.

Ni yo me la creo.

Ceci me da una amplia sonrisa y se va con Adrián agarrados de la mano, dejándome sola con el chico castaño que últimamente me ponía nerviosa.

—Que haremos primero Chef Mar—Chris se pone adelante de mi.

—Primero, saca el queso del refrigerador—le señalé.—Y no me digas Chef Mar.

Para comenzar a preparar mis deliciosas quesadillas, primero Chris sacó el queso y yo las tortillas que hizo la señora Cata durante la mañana.

Mientras yo preparaba las quesadillas, Chris estaba recargado con el codo en el desayunador comiendo queso. Parecía ratón.

—Chris, deja de comerte el queso.—le dije.

—Me tendras que parar, Mar.—asomó una sonrisa divertida.

—Ah si—arque la ceja.

El asintió divertido.

Me acerque un poco a el, poniéndole mi mano en su mejilla obligándolo a mirarme a los ojos, y de nuevo me encontré con esos ojos avellana, cuando ya lo tenía atrabado en mis ojos, me acerque un poco más y le quité el queso con mi otra mano escondiendolo atrás de mi.

Toma eso chico castaño.

Quedando a unos centímetros le murmuré—Bueno, pues ya te pare—al alejarme de el, le dí la misma sonrisa divertida.

Chris convirtió su sonrisa divertida en una maliciosa combinada con seductora. El se acercaba poco a poco a mi, mis instintos mi hicieron retroceder, hasta que choque con el refrigerador, Chris agarro un mechón de mi cabello y lo puso atrás de mi oreja.

Hola de nuevo nervios.

Se acercó más a mi cara, cortando el espacio entre el y yo, nuestras nariz rozaba y cuando creí que pegaría mis labios a los suyos, me quitó el queso de mis manos.

—No lo creo—se alejo y se llevó un poco de queso a la boca.

—Ven aquí—lo comience a perseguir.

Le volví a quitar el queso y ahora el me comenzaba a perseguir al rededor de la cocina. Cuando me cansé de correr, Chris me atrapó, sus brazos me rodearon la cintura.

Santa belleza.

Me voltee para verlo, los dos conectamos nuestras miradas, Chris se relambio los labios, y se acercó más a mí, Chris algunas veces dirigió su mirada a mis labios. Nuestros labios ya estaban a centímetros de juntarse y cuando pensé que en verdad nuestros labios se unirían, el olor a quemado rodeó la cocina.

Las quesadillas

Me separé rápido, y corrí hacia la estufa, donde se encontraban algunas quesadillas quemadas.

—¿Se quemaron?—preguntó Chris atrás de mi.

—Tu que crees—lo miré mal.

🌊

Habían pasado dos horas desde las quesadillas y sólo habíamos visto una película, ya que la madre de Chris lo llamó diciéndole que lo quería en la casa junto a su hermano pero, no se pudieron ir ya que la tormenta había comenzado.

Mi abuelo llegó y tuvo que hablar con la madre de los taylor para que se quedarán, porque la tormenta estaba fuerte. No muy convencida la señora, aceptó que sus hijos se quedarán a dormir.

Y haci comenzó la noche para ver películas alegremente, hasta que a Adrián se le ocurrió poner una de terror, lo que provocó que en algunas escenas de miedo abrazara o me aferrara a la mano de Chris y a el parecía devertirle mucho.

Luego a Ceci se le ocurrió poner una de amor y llanto, y ahí nos tienen, a Ceci y a mi llorando por que la pareja que se amaba se separó, luego se reconciliaron y al final murió la chica por una enfermedad. Estuvo muy feo ya que el chico se quedó solo y deprimido. Los chicos solo nos miraban con gracia mientras nosotras sufriamos y llorábamos.

¿No tienen sentimientos o que?

Creó que su fui un poco dramática con lo de sufrir, pero estuvo triste.

Para la última película, Chris finalmente se decidió por la del Titanic.—Es muy indeciso para las películas—Ceci y yo, como en la otra película lloramos, porque no teníamos un amor como el de Jack y Rose y también por el final.

Pero creo también que lloramos por que estamos un poco sentimentales por la otra película.

—Ame a Jack—hablé cuando se acabó la película.—es el mejor.

—Rose es la mejor—comentó Chris.—aparte Jack ya se murió, querida.

Como se atreve.

Mi contestación para lo que dijo fue mirarlo mal y sacarle la lengua.

—Infantil—me dijo.

—Seco.

—Chillona.

Le di leve manotazo en su hombro.

—No soy chillona.

—Lo eres.

—No.

—Si.

—Pues, por lo menos tengo sentimientos—le dije.

El abrió la boca para tratar de decir algo, pero le metí una quesadilla—que rescate de lo quemado—en la boca para que no hablara.

Ceci y Adrián solo nos miraban como si no nos conocieran, y los entiendo, era un discusión un poco absurda.

Pero, Jack Dawsons es mejor.

En la orilla del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora