Capitulo VII

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𝑉𝐼𝐼

🌊

No sé como expresar lo que estaba sintiendo, solo quería perderme en el mar y no saber de nadie, dejar que el agua se apoderara de mi y la corriente me llevara.

Irme lejos.

No sentir.

No pensar.

Tal vez solo es hablar con el, pero no puedo, por alguna extraña razón, cuando estoy cerca de el, recuerdo a mi mamá, en dolor que sintió ella y que el no me quiso.

El no me quiso en su vida, por eso se alejó de mi mamá, la dejó por mi culpa.

Mis pensamientos me llenaban de ira, ira hacía mi.

Trate de calmarme, me quite los zapatos y espesé ac caminar por la arena.

A pesar de todo, ir a la playa a relajarme, me gustaba, me encantaba esa sensación de la cálida arena en mis pies descalzos, apreciar el atardecer, el agua del mar llegando unas cuantas veces a mojar mis pies. Estar en la orilla del mar, eso era relájate.

Era hermosamente hermoso.

Después de haber caminando unos minutos, me detuve en frente de unas rocas grandes, la marea estaba tranquila, así que no chocaban tan fuerte en las rocas.

Decidí sentarme en ellas, mirando el sol que se estaba metiendo. Una vez más mis pensamientos se estaban apoderando de mi. Hasta que alguien habló.

—¿Te puedo acompañar?—preguntó una voz detrás de mi.

Di un pequeño salto y gire a ver quien era.

—Oh eres tu—dije en susurro pero el alcanzaba a escuchar.

—Lamento no ser la persona que esperabas.—hizo una mueca y metió sus manos a los bolsillos de sus jeans

—De echo no esperaba a nadie.—volví a girarme para volver mi vista hacia el mar.

Hubo silencio

—Entonces...¿te puedo hacer compañía?—Volvió a preguntar.

—Claro.

El se acerco y se sentó a lado de mi.

—¿Estas bien?—preguntó mirándome.

No sabia que su mirada se sintiera tanto.

Suspiré—Si solo que...Si, estoy bien.—gire a mirarlo y mis ojos se encontraron con sus hermosos ojos color avellana.

Quería quedarme así por largo tiempo.

El se para sin despegar su vista de mi y me ofreció su mano.

¿Qué hace?

Como si el leyera mis pensamientos, habló-No te diré, solo dame la mano.

Le di mi mano.

El me guio abajo de las rocas y nos acercamos más a la orilla del mar.

El me quitó mis zapatos que tenía en la mano y los dejó en el la arena.

—¿Qué-que haces?—pregunté.

—Tu solo disfruta.—contestó con una media sonrisa.

Agarró su teléfono y puso una canción.

La canción tenia una linda tonalidad, con una letra hermosa, es maravillosa.

Me volvió a agarrar la mano y empezamos a bailar.

Vio que iba a hablar—Solo disfruta, Mar, olvida lo malo que pasaste hoy.—me dio una gran sonrisa.—déjate llevar por la canción.

Y así fue, la canción nos consumía, mientras anochecía y aparecían las estrellas para acompañarnos.

En medio de la canción me atreví a hablar—Gracias, Chris—murmuré cerca de su oído.

El me dedicó una gran sonrisa que quería fotografiar en ese instante.

—No me tienes que agradecer.—me cargo como princesa y me dio una vuelta.

Chris mientras seguíamos bailando tatareaba unas partes de la canción. Cuando lo hacia, era increíble.

Esa noche me olvidé de todo.

Solo era el y yo.


En la orilla del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora