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El niño cerró el libro. Mientras balanceaba las piernas.

Izquierda. Derecha.

Izquierda. Derecha.

Se encontraba al borde de un edificio. Viendo a las personas caminar, charlando, riendo, viviendo.

  Sonrió, intentando copiar aquella felicidad, aquella vida.

No pudo evitar sentir disgusto por esa sociedad.

Observó la tapa del libro que descansaba en su regazo. Un gato negro lo observaba con la cabeza torcida. Paso los dedos por la portada.

"El gato sin nombre", se titulaba.

La historia de trataba de un gato, que no tenía nada. Ni nombre, ni casa, ni comida, ni familia, ni felicidad.

Ese gato estaba solo. Y no era querido.

El niño, no pudo evitar sentirse identificado.

Volvió a balancear sus piernas.

Izquierda. Derecha.

Izquierda. Derecha.

Había sentido simpatía con aquel desdichado felino, pensó que alguien finalmente podría comprenderlo, hasta que el gato, se encontró con una humana...

Está muchacha supo darle todo. Nombre, casa, comida, familia, amor, felicidad.

Y el menor no pudo evitar sentir envidia, celos, falta de simpatía. Porque ahora parecía volver a encontrarse solo e incomprendido.

Yumeno arrojó el libro al vacío bajo de él, a dónde estaba toda esa gente que despreciaba. A él no le hacía falta alguien que lo comprendiera, estaba bien solo.

"Sin nombre", sin felicidad.

Pero luego recordó que si había otra cosa que odiaba más que a la sociedad, era a si mismo.

Y comenzó a reír.

El cielo sobre su cabeza era azul.

Había un sol radiante.

El cielo dentro de su cabeza era gris.

Amenazaba por llover.

Escuchó pasos detrás de él, volteó la cabeza con curiosidad, recordando el gato en la portada. Un hombre bajo, de un pelirrojo cabello largo caminaba hacia él, sosteniendo el libro que hacía segundos había soltado.

Lo observó con sus ojos azules, distintos a los del cielo de su cabeza.

El hombre se arrodilló frente a él y le extendió el libro.

- Kyusaku... -. Lo llamó por su nombre, ¿Por qué?, ¿Por qué no lo llamaba Q? -. Se te cayó el libro.

El menor no supo si tomarlo.

Así que lo observó tranquilo.

- es una historia muy bonita, ¿No crees? -. Volvió a hablar el contrario.

Q apretó los labios. Y luego negó con la cabeza.

- oh -. Soltó -. Ya veo -. Su tono era tranquilo, cálido, no era como el de los demás -. Supongo que tenemos puntos de vistas diferentes -. El más alto dejó de extender el libro hacia él pequeño y lo dejó sobre su regazo -. ¿Que te parece si descubrimos tu nombre?

El niño sonrió, para voltear completamente, estaba interesado en aquel hombre, tal vez podrían jugar juntos.

- pero yo si sé mi nombre -. Río, fue un ruido suave, escondiendo espinas.

El adulto miro el cielo, él tampoco parecía ver el mismo tono azul que todos los demás. Luego volvió a bajar la vista y toqueteo su sombrero.

- entonces, ¿Que tal si descubrimos la felicidad?

HappinessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora