Llovía.
Llovía mucho.
Llovía mucho y fuerte pero a Chūya no podía importarle menos. El cielo parecia caerse a pedazos, el pelirrojo se esforzaba por no hacerlo él también.
Corría por las calles mojadas.
Corría entre la multitud llena de paraguas.
Corría buscando a aquel niño.
Corría, corría y corría. Desesperado. No era la primera vez que lo hacía.
Recordó su niñez, cuando había despertado solo de lo que había parecido ser un sueño eterno. Recordó su adolescencia cuando fue traicionado por las ovejas y se se escondía entre los escombros. Recordó su juventud cuando el castaño despareció.
Ah, si. Parecía estar maldito. Parecía estar destinado a permanecer solo, dándolo todo por otros sin siquiera recibir algo a cambio.
Mentiría si dijese que no le importa, si no le doliese. Podría decirse que estaba acostumbrado, pero eso no evitaba que le doliera como mil demonios.
Eso no evitaba que se sintiera cada vez más desdichado, más infeliz, más solo.
Solo. Solo.
Cómo odiaba sentirse así.
No tenía problema con estar solo físicamente. Pero el echo de no tener a nadie ya empezaba a ser desesperante.
Chūya estaba desesperado.
Porque siempre lo dejaban solo. Porque estaba solo.
Solo. Solo. Solo.
Su garganta le ardió.
El siempre se esforzaba por hacer sentir al resto que no estaban solos.
Solo. Solo. Solo.
Que irónico es entonces, que él sea el ser más solitario del planeta.
Solo. Solo. Solo.
Por favor. No quería.
Solo. Solo. Solo.
"No quiero estar solo"
Solo. Solo. Solo.
"Por favor".
Sus piernas flaquearon, y casi tropezó, pero logró sostenerse del barandal del puente en el que se encontraba. Bajó la cabeza, y se torció sobre si mismo.
Sintió su cabello mojado pegarse a su rostro. Sintió su respiración agitada. Sintió la lluvia golpear su cuerpo.
Y odió.
Odiaba sentirse tan desesperado. Nuevamente.
Se sentía abandonado. Otra vez.
El había pensado en la felicidad de Q, ¿Pero que hay de su propia felicidad?, ¿por qué nadie piensa en él?
Quiso gritar, quiso volver a su casa y beber para olvidar, para dejar de sentirse como una mierda.
Pero se quedó quieto, rasguñando con sus uñas el cemento del puente. Le empezaron a doler los dedos.
La lluvía paró.
Tac. Tac. Plic.
No. La lluvia persistía.
Levantó la vista. La figura de la persona que menos quería ver en ese momento sostenía un paraguas, evitando que se siguiera mojando.
- Cuando me fui -. Habló -. ¿Me buscaste con la misma desesperación?
Chūya lo observó.
Oh, claro que lo había echo. Incluso había pensado que había sido secuestrado. Lo había buscado sin dormir, día y noche. Por cielo, mar y tierra; esperando incluso encontrar con su cuerpo muerto, destrozado. Para finalmente, enterarse que el contrario lo había abandonado, por desición propia, sin siquiera dejarle algún mensaje.
Solo después, cuando había comprendido que es lo que había sucedido había recibido una caja, aquella cajita con mensaje burlón.
- No -. Dijo en cambio -. Cuando te fuiste abrí una de mis mejores botellas de vino -. Sonrío -. Y bebí toda la noche, mientras reía.
Dazai asintió, como si le creyera. Cómo si él hubiese echo lo mismo en su lugar. Cómo si no hubiese sentido nada, en ningún momento.

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Happiness
FanfictionYumeno Kyusaku... conocido como Q. Es un niño, que está solo. Buscando la felicidad, pero sin saber cómo hallarla. ¿Cómo lo haría, si nunca la ha conocido? Chūya comprende que es estar solo. Buscar la felicidad, pero no saber cómo hallarla. Le p...