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El pelirrojo contesto la llamada.

- Hey -. Pudo percibir su sonrisa burlona.

- ¿Estás borracho de nuevo? -. Suspiró sin ganas de continuar con eso. A pesar de que la llamada siquiera había empezado. Después decían que él era el de malos hábitos.

- Sé que soy la última persona que quieres ver ahora mismo -. Comentó, en realidad nunca le gustó toparse con él, ambos lo sabían -. Lo entiendo...

- Voy a cortar -. Declaró comenzando a alejar el teléfono de su oído, pero del mismo modo que nunca le gustó toparse con él, no podía evitar ser atrapado por él.

- Te extraño -. Comentó Dazai, el pelirrojo congeló su accionar -. Mucho... -. El más bajo observó el techo y volvió el teléfono a su oído -. No puedo dejar de pensar en ti...

- Me estás confundiendo con él de nuevo -. Soltó.

- Supongo que solo llamaba para comprobar si te estaba yendo bien -. Lo ignoró -. A mí no -. Río, era una risa sin felicidad, eran risas comunes en él.

- Me estás confundiendo con Oda -. Insistió el contrario. Le dolía.

- La vida es realmente dura sin ti -. Continuó, escuchó como este bebía otro trago -. Chūya -. Su nombre salió como un suspiro, pero el susodicho se tensó -. Estoy agradecido de volver a ver aquella sonrisa en tu rostro -. Sintió como este volvió a sonreír -. Te queda bien -. Chūya frunció el ceño con frustración -. Eres guapísimo.

Chūya suspiró.

- Tu... te olvidarás de esto mañana.

Percibió como este se rascaba el cuello.

- Siempre estaré aquí si me necesitas -. Dijo el más alto -. Lo sabes, ¿verdad?

- Lo sé... -. Soltó sin poder evitarlo, su voz se torno más suave.

- Te amo -. Su voz también se modificó, Chūya cerró los ojos, no sabía cómo reaccionar a esas palabras, inspiró profundamente.

Le dolía el pecho.

Volvía a sentir aquel vacío de la soledad, aquella sensación no le agradaba, para nada.

- No -. Decretó -. No lo haces -. Soltó y cortó la llamada. Frunció el ceño, deseando evitar aquella expresión de angustia que comenzaba a formarse en su rostro. Tiró el teléfono a un costado.

Mentiras, mentiras que le decía para intentar sentirse mejor.

Ese hombre realmente sabía cómo hacerlo sentir como una mierda. Intento reír con amargura, pero un quejido de dolor salió de su garganta.

Se odio por eso.

HappinessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora