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- veo que no hay nada -. Fue Dazai en cambio quien habló primero.

- si -. Reveló -. Se quemaron.

- las quemaste -. Corrigió. Cómo si supiera, cómo si lo hubiese visto hacerlo. Hubo un pequeño silencio. 

 Si. Lo había hecho, pero no lo reconocería en voz alta, lo había hecho una noche en la que desesperado y con un simple encendedor usado había prendido fuego todo, las cortinas, las flores, las fotos, las notas, los cuadros. Todo.

- y la flores -. Insistió -. ¿Las prenderías fuego si regreso a dártelas?

- no quiero nada de ti.

- ¿las quemarías? -. Repitió -. Dime, Chūya, die por favor, ¿las quemarías?

 Las manos del pelirrojo fueron fuertemente tomadas por el castaño, quién lo obligó a observarlo a los ojos.

- Chūya por favor, dime la verdad -. Continuó -. Puedes quemar todo, nuestras fotos, mis camisas, las notas, los recuerdos, incluso los sentimientos -. Soltó -. Pero no las flores.

 Chūya no comprendió porque tal necesidad del castaño, y el porque de su emoción. 

 Abrió la boca, en un intento de responder, pero su voz se trabó antes de salir, siquiera sabía cómo responder a aquel pedido, así que simplemente desvió la vista.

- ¿Sabías lo que significaban aquellas flores?

- significaban otro más de tus retorcidos trucos -. Respondió sin pensar. 

 Dazai sonrió.

 - significan amor apasionado.

- significaban mentiras -. Respondió frío soltando sus manos -. Solo mentiras. Aquellas flores significaban lo mismo que las fotos, significaban lo mismo que mi collar y significaban lo mismo que aquella venda que me diste el día que te fuiste: "no eres más que un juego, un perro para mí", todo este tiempo no hubo ningún significado real entre tus acciones y mi persona Dazai -. Recriminó -. Tu no me necesitas, tu no me buscas, tu no me quieres -. Escupió -. No soy aquello que anhelas, Odasaku murió.

- Odasaku no tiene nada que ver en esto -. Soltó.

- claro que tiene que ver Dazai -. Insistió -. Él...

- ¡no tiene nada que ver! -. Exclamó furioso -. La única relación que hay aquí es que cuando él murió yo solo pensé en ti. Quería verte a ti. Quería estar junto a ti. Quería llorar en tus brazos. Quería encerrarte y alejarte de todo aquello que pudiera hacerte daño, de lo que pudiera alejarte de mi -. Reveló -. Pero esa misma noche cuando fuí a buscarte, estaba desesperado, y tu.... Me demostraste que esto que sentía no era reciprocó, porque tú no me necesitabas de la manera en la que yo te necesitaba a ti -. Contó, sin dejar de hablar, expresando todo aquello que había estado dentro de él por mucho tiempo, escondido para siquiera poder sentirlo el mismo -. Me dijiste que tenías todo aquello que necesitabas, entonces  si no me necesitabas...

- pero te fuiste -. Fue ahora el turno de Chūya de interrumpir -. En realidad lo sabías, conocías que estaba solo, que me sentía solo, y sabías que en realidad a quién necesitaba era ti. Yo tenía todo lo que necesitaba, porque finalmente había encontrado a alguien quién a pesar de lo que era estaba junto a mi -. Explicó, lo que en realidad ambos sabían y habían negado por ira -. Te había encontrado a ti -. Soltó -. Pero te fuiste, me dejaste solo, cómo todos y... y no pude más.

 Ataques de pánico, miedo, alucinaciones, ansiedad, depresión, estrés, adicciones. 

 Había ganado todas esas cosas y más, ante la desaparición de Dazai. Nada bueno.  

HappinessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora