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El olor del ambiente del hospital puede resultar bastante desagradable para algunas personas y para las personas embarazadas era mucho peor, todo gracias a lo delicado que se volvía su sentido del olfato. Gulf se preguntaba seriamente si fue buena idea insistir a Earth en acompañarle, pero una respuesta automática aparecía en su mente: jamás había visto una mirada tan destrozada.

Ni siquiera cuando Prem rompió su noviazgo después de enterarse de la infidelidad de su antiguo novio, y vaya que eso le había dolido. Gulf y Gun tenían que ir a visitarle todos los días para encargarse que fuera a la universidad y que se llevara algo de comer a la boca. Si no lo hacían, el más bajito sólo se la pasaba en su cuarto mirando el techo y las paredes color crema, en las que yacían dibujos hechos por él y su ex. Obviamente sus amigos nunca lo dejaron de lado y fueron precisamente ellos quienes se encargaron de remodelar el departamento completo, cambiaron el tapiz de las paredes e incluso quemaron todas -o por lo menos eso creían- las fotos del chico que osó a romperle el corazón al lindo Prem. 

Incluso cuando Gun fue rechazado por sus padres luego de salir del clóset. Sí recuerda haber visto al mayor llorar a mares y más cuando lo echaron a la calle. ¿Qué rayos les pasaba? Ni siquiera a un asesino le habían dicho tantas barbaridades como los padres de Gun le habían dicho a él. Gulf pudo quedar tranquilo por sus mejores amigos, ya que después de todo comenzaron a compartir el departamento de Prem y así ambos se hacían compañía. Al tener casi la misma edad se llevaban prácticamente como hermanos y más aún ellos que se comportaban como mocosos. 

Gulf vio el vació en la mirada de Earth y si pudo ayudar a dos chicos de veintitrés años, con mayor razón lo haría con uno de diecisiete. Las palabras prácticamente tuvo que sacárselas con espátula, ya que el adolescente parecía estar ahogándose y sí, es obvio que a un desconocido no puedes simplemente soltarle tus problemas, pero Gulf y su carita de ángel podían todo. 

Así fue como finalmente terminó en el hospital, acompañando a un Earth destrozado por la caída de su madre al hospital. Por lo que escuchó decir al médico, la mujer fue diagnosticada con un problema en su corazón y que su estado era muy delicado. Gulf sacó su celular de su bolsillo y miró la hora, faltaban veinte minutos para las tres de la tarde, casi era la hora del almuerzo y debía regresar para comer con Mew. En verdad quería comer con él, pero no quería dejar solo al chico que lloraba con su rostro cubierto por sus manos.

Buscó entre sus contactos el número de su esposo. El número se lo había dado el moreno durante una de las cenas, ya que el castaño se encontraba gran parte del tiempo en el departamento y en caso de emergencia, quería estar al tanto.

Llamó al número y después de tres tonos contestó Mew.

-¿Gulf?

-Sí -Se levantó del asiento en el que estaba y se alejó unos cuantos pasos de los más jóvenes. Dio una última mirada a Earth quien recibía era ligeramente consolado por Gun y Prem, sé que me dijiste que te llame en caso de emergencia y... esto no es una emergencia.

Gulf pudo escuchar como el moreno soltaba una pequeña risita del otro lado de la línea.

-No te preocupes, sólo dime.

-Ahora mismo estoy en el hospital y...

-¿Estás bien? ¿Te sucede algo? 

-Sí, Mew, estoy bien -Soltó una sonrisa involuntaria- no estoy aquí por mí, sólo estoy de apoyo. Es que ya que acostumbramos a comer juntos y hoy no pude preparar nada para ti, así que me preguntaba si podíamos comer en un restaurante que está por aquí... claro, sólo si puedes.

-Está bien, vamos. Hay algo de lo que quisiera hablar contigo y es muy importante.

-¿Sobre qué?

Como una estrella MewGulf FinalizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora