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Otra vez la misma sensación había vuelto a invadir su cuerpo. Nuevamente su cuerpo hacía movimientos violentos y se retorcía contra el lavado, abrazado a esa cerámica blanca. Quería detenerse, le asustaba lo que las náuseas podrían significar y realmente sospechaba de lo que sucedía.

Gulf no era tonto, no iba a andar haciéndose el que 'Quizá la comida me cayó mal al estómago', 'Sólo es un dolor estomacal'. Eso es de cobardes. Claro, él tampoco quería aceptar la realidad pero si era necesario, lo haría, quiera o no. 

Las crueles lágrimas invadían sus lindos ojos, Gulf sabía que de nada valía arrepentirse, pero no estaba demás para él pensar que si hubiese sido un poco más responsable, no estaría en aquella situación. No estaría casado con un desconocido que lo ignoraba día y noche, y no estaría vomitando cada vez que se lleva algo a la boca. 

No quería que sus sospechas fueran ciertas, no quería traer un bebé al mundo. En realidad no era el hecho de convertirse en padre, sino las circunstancias. 

Él no quería traer a este mundo tan cruel a una criatura inocente, no con una sociedad tan podrida. Aunque la homosexualidad cada día es un poquito más aceptada, el embarazo masculino aún era visto como algo aberrante y nada natural. ¿Cómo podría vivir tranquilo sabiendo que su bebé sería discriminado por sus padres? Le dolía de sólo pensarlo. 

Todo eso, Gulf lo hubiese simplemente ignorado si el padre de su hijo fuera un hombre que lo defendiera ante todo. Le importaría un pepino lo que diga la sociedad y sabría que su bebé siempre sería protegido por su papá. 

Lamentablemente las cosas, todas las cosas que Gulf se había proyectado para su futuro se había ido a la basura. Probablemente Mew querría golpearlo si Gulf queda embarazado, lo que eso significaba, tendría que responsabilizarse sólo de una criaturita indefensa. 

-Gulf... -La gruesa voz de Mew lo sacó de sus pensamientos, el moreno repitió el nombre de su esposo y luego dio unos suaves golpes a la puerta del baño.

-Ya casi salgo, sólo dame un segundo -Enjuagó su boca y tomó su cepillo de dientes, junto a la pasta dental, untó un poco en los pelitos del cepillo y se dispuso a introducirlo a su boca. Al primer vaivén las náuseas fueron instantáneas y dejó salir ése asqueroso ácido que le provocaba un insoportable ardor en su garganta.

-¡¿Gulf?! ¿Estás bien? -Se oía el pomo de la puerta moverse rápidamente y unos cuántos golpes. Oh, si seguía así rompería la puerta. 

-S-Sí, estoy bien. Salgo en un momento, lo siento...

En menos de un minuto Gulf salió del cuarto de baño, lo primero que encontró afuera era la preocupada mirada del moreno. Pero en realidad él no quería que Mew sospechara lo mismo que él, por lo que sólo le dijo que había comido algunas porquerías y éstas le habían hecho daño. 

¿A quién creía que estaba engañando? Mew es todo, menos un tonto y sabía perfectamente que Gulf le estaba ocultando algo, pero ¿Qué más le daba? No era su problema. 

~ o ~

Había llegado la hora, había pasado un mes y una semana desde que se había acostado con Suppasit y decidió que era el momento perfecto para hacerse la prueba de embarazo.

Siguió las instrucciones paso por paso, con mucho cuidado de no equivocarse en nada. Sus manos le temblaban. Sudaba. Soltaba jadeos bajitos por los nervios. Sólo debía esperar unos cuantos minutos más para ver el resultado, así que dejó el test en una encimera del baño y se dirigió a la sala de estar.

Aprovechó ése momento que Mew no se encontraba en casa por su trabajo y se dedicó a preparar discursos en caso del negativo o positivo.

Si resultaba negativo sería muy fácil, simplemente tendría que decirle que no se preocupe y que sus vidas volverían a la normalidad en cuanto acabase el tiempo que había fijado el juez.

Como una estrella MewGulf FinalizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora