Epilogo

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Con muchísimo cuidado y preocupándose de no llegar a lastimar el sedoso cabello negro entre sus manos, ató una liga de color rosa en un punto alto de la cabeza de la adolescente. Dejó suelto su flequillo y, antes de soltar el cabello con exquisito aroma, depositó un tierno besito en la coronilla ajena.

Gulf esbozó una amplia sonrisa y puso sus manos en sus caderas, dando por terminado el último detalle que hacía falta para comenzar ése precioso día.

Frente al espejo, Natasha sonrió de la misma forma que su progenitor, dejando a la vista sus encantadores hoyuelos. Herencia de su papá Mew. 

-Estamos listos -habló el adulto a su primogénita.

La adolescente asintió y se puso de pie. Se giró sobre sus talones y pasó sus brazos por la delgada cintura de su papá Gulf, apretándolo en un cálido abrazo.

Tenía la mirada más linda que Gulf ha visto en su vida, llenos de energía y alegría, capaz de transmitir tranquilidad. Su adoración. Perfecta ante sus ojos.

Y aprovechando que estaba convertida en una bella señorita, necesitaban celebrar su cumpleaños como nunca.

-¿Vamos? -preguntó la chica, a lo que su papá asintió.

Salieron de casa y sintieron los intensos rayos del sol calando en su piel, sin embargo era un día maravilloso, un día para festejar y disfrutar, de modo que nada sería un impedimento para pasear por las lindas calles de la ciudad.

Gulf manejó en todo momento con una felicidad invadiendo su cuerpo, con una sonrisa imposible de borrar de sus gruesos labios. A su lado, Natasha cantaba a todo pulmón las canciones transmitidas en la radio, de vez en cuando realiza alguna actuación, todo según el tipo de melodía. Incluso él se unió y cantó desde el corazón.

El centro comercial fue recorrido sin olvidar un solo rincón. Compraron ropa bellísima, tomaron helados grandes, buscaron maquillaje para la adolescente (sólo unos cuantos, Gulf no quería arruinar el lindo cutis de su hija) y comida para llevar a casa.

Además, aprovechando el caluroso día, decidieron pasar un momento en la playa. En realidad no estaba en sus planes, estaban demasiado guapos para la ocasión, pero eso no importó y acabaron bañándose y salpicándose agua.

¿Qué importó que el maquillaje de Natasha se estropeara?

¿Qué importa que Gulf haya arruinado su ropa nueva?

La sonrisa de su primogénita lo valía todo. La amaba tanto. Siempre la ha amado.

Siempre la amaría...

Un mareo detuvo el entretenido juego en el mar, repentinamente Gulf sintió una sensación incómoda en su pecho.

-Papi... ¿Estás bien? -el semblante de Natasha cambió radicalmente.

Se notaba a leguas su preocupación. Se acercó rápidamente y tomó el rostro de su papá entre sus manos.

Gulf asintió. Ya no estaba mareado, pero aún sintió ése sentimiento extraño en su pecho. Una sensación de vacío. Pero no quería arruinar el cumpleaños de su niña, así que formó una amplia sonrisa y besó la frente ajena. 

-¿Vamos a casa, bebé? Prepararemos mucha comida rica -propuso el mayor, a lo que la adolescente asintió alegre.

En el camino de vuelta, Natasha seguía cantando con mucho sentimiento, bailaba si era necesario.

Pero ésa sensación no se iba, por más que lo intentase, Gulf no podía quitárselo del pecho.

-Papá... -murmuró la chica al notar un semblante serio en su acompañante.

Como una estrella MewGulf FinalizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora