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Mew pasó su dedo índice por todo el contorno de la fotografía de Natasha, sobre todo en el sector de su rostro. Sonreía porque le encantaba ver que su niña había heredado sus hoyuelos y su tono de piel, involuntariamente soltó una tenue risita.

Le encantaba contemplarla y descubrir en la pequeña fotografía un nuevo detalle, porque aunque Natasha era morenita como él, también había heredado la linda boquita de Gulf. Quizás también habría heredado los tan encantadores ojos de su esposo... Hubiese sido condenadamente bella.

Tan hermosa, y no pudo sostenerla ni una sola vez. No pudo oírla llorar y tendría que vivir con ello. Se tenía que resignar a vivir sin su hija, aún si toda la vida seguía pensando en ella.

Suspiró. Guardó nuevamente la fotografía en su billetera, cerró sus ojos y se apoyó en el respaldar del sofá. A estas alturas, si el embarazo de Gulf no hubiera sido interrumpido, su nena ya debería tener poco más de una semana de nacida. Podría decir sin titubear, sin siquiera dudar, que se había convertido en padre.

Pero en realidad ahora no sabía si podía llamarse a sí mismo un "padre". Tuvo dos bebés que jamás pudo sostener entre sus brazos.

Se dio suaves golpecillos en su mejilla y mordió su labio inferior, aún tenía los ojos cerrados. Natasha no fue producto de un amor, sólo fue el resultado de dos personas sumergidas en el alcohol, ambas queriendo ahogar algún dolor. No fue planeada para nada. La odió tanto aun cuando no tenía culpa alguna, temió que ése pequeño fruto de una borrachera terminara por robarle su corazón.

Y ahora se sintió un completo idiota por no darse cuenta de que la amaba demasiado.

Natasha no fue producto de un amor, pero gracias a ella comenzó uno.

~ o ~

Justo en el momento en que Gun abrió la puerta del cuarto de su mejor amigo, éste estaba frente al espejo, bastante arreglado y brotando un exquisito olor masculino a perfume.

Entrecerró sus ojos y esbozó una pícara sonrisa. Hacía bastante tiempo que no veía a Prem tan arreglado, de hecho, la última vez fue en la noche en Las Vegas; usualmente utiliza ropa casual. No es que esté feo, por supuesto, pero es que ver al bajito usando sus pantalones rojos ajustados... Sabía que algo se tramaba.

Suele usarlos en citas, ya que se le proporciona mucho más su trasero y se ve sumamente atractivo.

-Vaya, vaya... -el menor se acercó para inspeccionar más de cerca de Prem- Te ves muy guapo.

-Gracias -murmuró, volvió a mirarse al espejo y desordenó un poco sus cabellos, eso le daba un toque poco más atrevido.

-Espero que tu cita te lleve a comer algo rico, si es así no olvides traerme...

-Espera -interrumpió-, yo no tendré ninguna cita, sólo saldré a platicar con un amigo.

Gun abrió amplio sus ojos, ¿A quién creía que estaba engañando?

-¿Oh yes? ¿Cuál amigo? Conozco a todos tus amigos, porque son los mismos que los míos.

Prem se quedó en silencio, mordió su labio inferior y comenzó a buscar su celular entre la ropa que estaba esparcida por toda la cama. Quería irse pronto, la mirada acusadora de Gun lo estaba cohibiendo demasiado.

-¿Maxi? -preguntó el menor con una ceja enarcada. Prem negó hablar y siguió buscando, entonces el chico de voz gruesa volvió a: - ¿Rubén?

-Que no, Guni... Ya deja de cuestionarme.

El nombrado frunció el entrecejo, se acercó hasta su mejor amigo y tomó de una manera no tan suave su rostro, para que lo mirase.

-¿Kao? -volvió a preguntar.

Prem suspiró y negó. Entendía la preocupación del menor y el por qué lo estaba cuestionando tanto, quitó con cuidado las grandes manos del otro de su rostro.

-¿Recuerdas que hace tiempo me dijiste que intentara llevarme bien con Phi Boun ya que él también era importante para Maní?

El menor abrió grande sus ojos, su expresión ya no era de desconfianza o preocupación, más bien, su boca su curvó formando una encantadora sonrisa. Ni siquiera alcanzó a chillar de emoción, ya que el mayor encontró su celular, lo guardó en el bolsillo de su pantalón y salió del cuarto.

Gun soltó una pícara sonrisa y sacó su celular para contarle todo a Off.

~ o ~

Cuando Gulf volvió a casa luego de la universidad, se extrañó demasiado al no encontrar a nadie, ni siquiera a su madre. Dejó su pesado bolso en el sofá más pequeño, se dirigió a la cocina y su estómago rugió cuando vio un platillo con su comida favorita sobre la mesa.

Casi podía sentir que le caía saliva con sólo recordar el exquisito pollo frito que le prepara su madre. Tomó el platillo y lo metió al microondas, marcó los minutos necesarios y puso sus manos en sus caderas, esperando a que su comida estuviera calientita.

Escuchó su celular notificándole nuevos mensajes, le dio una mirada a la comida aun calentándose y salió de la cocina para buscar su dispositivo. Había un mensaje de su madre informándole que había dejado la comida lista -cosa que descubrió por sí solo-, uno de Gun diciéndole que estaba en casa de Off y que Prem estaba en una cita con Boun; esto último le robó una sonrisa. Hacía mucho tiempo que Prem no tenía una cita.

También había un mensaje de Mew, diciéndole que la ancianita que los vio besándose aquel día, se le acercó cuando éste estaba visitando la tumba de Natasha y le dijo que tenía un esposo guapísimo, además de toda una cátedra acerca del amor.

Y por último... un mensaje de Carolina. Le pedía que se vieran en aquella cafetería frente al hospital, la misma donde Gulf leyó todas esas conversaciones que lo lastimaron tanto. Sabía que aún tiene cosas inconclusas. Sabía que Mew, Earth e incluso, Gun y Prem, estaban enterados de algo que él no.

Mordió su labio inferior yaceptó. Se encontraría con la chica dentro de una hora... Ya no tenía nadaque perder. 

Como una estrella MewGulf FinalizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora