Capítulo XI: Revenge

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Light only shines from those who share...

Gerard sostenía la jeringuilla en su mano, otra potente dosis cargada de su más preciada amada...la heroína. Sus manos temblaron, hace tiempo que no lo hacian estando tan cerca de ella. Quizás para Gerard fuera difícil definir el amor, pero esa droga sin duda era su amante favorita. Miró de nuevo su mano, la voz de Frank se esuchaba debil al otro lado de la puerta. Gerard cogió la cajita de madera y guardó su dosis. Cerró la tapa y suspiró.
El pelinegro se miró en el espejo por varios segundos.

"Gee no lo hagas..." decía Frank pegado a la puerta, suplicandole. Hasta él sabía que una tercera dosis el cuerpo de Gerard no la soportaría. El mayor se vistió deprisa y de cualquier manera, más no le importó.
Salió del baño y se encontró con la mirada avellana, analizandole. Ignorando a Frank, se encaminó hasta llegar a la cocina y preparó café.
"¿Lo has hecho?" preguntó el menor, más solo recibió silencio por respuesta. "Lo has hecho...¿verdad?" insistió ahora más cerca del otro. Gerard chasqueó la lengua y se giró para verle mientras removía el café como siempre hacia.

"No. ¿Vale? No lo he hecho." dijo tomando un trago de su taza, con la mirada fija en el paisaje veraniego tras la ventana. Frank sonrió y acarició el brazo de su mejor amigo.

"¿Estás bien?" preguntó apoyando su cabeza en el hombro del pelinegro. Éste solo se limitó a negar con la cabeza.

"Siento haberte dicho que me das asco." susurró mirando sus ojos, estos contemplaban un perdido horizonte.
"No importa, estamos en paz." respondió volviendo a beber de su café.
"Voy a ayudarte a dejarlo." dijo Iero acariciando ahora la mejilla pálida de Gerard, quien rió antes de mirarlo.
"No vas a ayudarme, porque no quiero dejarlo." contestó dejando la taza y dándose la vuelta para irse, el brazo de Frank lo paró.

"Vamos Gee, ¿no lo ves? Te está destruyendo, te haces daño...y me haces daño a mi también." tragó saliva viendo como Gerard se daba la vuelta.
"¿Daño? Tu no tienes ni idea de lo que es hacer daño." dijo entre dientes, quitándose del agarre de Frank. Le dirigió una última mirada, sintió lágrimas acumularse en sus orbes esmeraldas. Sorbó por la nariz y corrió de nuevo al baño, cerrando la puerta con fuerza.
Gerard se sentó en el suelo y abrazó sus rodillas, escondió su rostro entre ellas y no pudo evitar llorar. Era la primera vez en su vida que se sentía peor por alguien que por él mismo. Frank había hecho realmente tanto por él y no era capaz de agradecérselo suficiente.
Se desvistió lentamente, sintiéndose sucio por fuera y dentro. Sacó su camiseta blanca y la tiró a un rincón para luego apoyarse con las manos en la encimera y mirarse en el espejo una vez más.
Revolvió su largo pelo.
Una idea se pasó por su mente. Abrió el armario, sacó unas tijeras, cogió su peine y arregló la melena. Estiró algunos mechones para luego cortarlos de manera irregular. Fue cortando, dejando su pelo cada vez más corto, hasta que solo rozaba sus orejas. Se despeinó de nuevo y arregló algunos de los bordes desiguales antes de declarar su obra maestra finalizada. Sonrió pensando que quizás si tendría futuro de peluquero. Desabrochó sus pantalones y se los quitó junto a sus calzoncillos y calcetines.
Entró en la ducha y gimió sintiendo el agua fría recorrerlo. Cerró los ojos, sin poder olvidar la imagen y la asquerosa sensación de Bert apoderándose de su cuerpo.

(...)

"¿Berty?" preguntó un sonriente Gerard por el teléfono móvil.

"Sí, el mismo." contestó algo indiferente.

"Oye, tu por casualidad, ¿sabes de alguien que venda heroína?" preguntó mordiendose la uña del dedo índice. Frank yacía inconsciente a su lado, más no le preocupó demasiado.
"Hm...Sí...¿es urgente?" interrogó divertido, con un sí por respuesta podría hasta divertirse bastante.

I Found Myself In You -frerarđ- (T1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora