CAPÍTULO 18

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Los días pasaron y todo pareció volver a la normalidad. La vuelta al trabajo, la convivencia con Sandra, los horarios y la rutina hacían que Verónica ocupara su mente y no pasará las horas pensando en Enzo. Tenía que dejarlo ir, había tomado una decisión y tenía que asumirla. Y el sueño que había tenido en Tenerife no dejaba de rondar por su  mente.

Dos día atrás al ir al lavabo y ver que le había bajado la regla había pasado horas llorando, algo absurdo pues sabía que no podía estar embarazada. Pero no pudo evitarlo. Tras calmarse cogió su ordenador y buscó la información para poder solucionar el vacío que sentía.

El sábado por la mañana mientras las dos desayunaban casi a la hora de comer, puesto habían trabajado de noche, Verónica soltó.

-Voy a ser madre.

Sandra se atragantó con su café, salpicó todo al toser.

-A ver chica ¿Qué me estás contando? ¿Qué sé que tienes la regla?- Contestó ésta cogiendo una servilleta y limpiando el estropicio que había liado- ¡Vero que estoy muy dormida “pa” tonterías!

-¡No ahora mismo melona!- rió al ver la reacción de su amiga- Voy a hacerme una inseminación.

Sandra abrió los ojos como platos.

-Pero vamos a ver, ¿tú por qué no esperas a darme estas noticias cuando esté despierta?- dejó la servilleta sobre la mesa y se sentó- ¿Estás segura?

La cara de Verónica se iluminó, no había estado tan segura de algo en su vida. Aunque jamás lo había pensado, ahora sabía que era lo que realmente quería, necesitaba. Explicó el sueño a su amiga, lo que había sentido, su reacción al ver que tenía la regla aún sabiendo que era prácticamente imposible que se hubiera quedado embarazada, pues había tomado la píldora del día después, Sandra escuchaba todo aquello sin hablar, agarró su mano y una vez que su compañera explicó todo, le dijo.

-Cariño si es lo que quieres yo te apoyaré en todo, voy a ser la tita guay- dijo riendo.

Verónica y Sandra pasaron la mañana mirando las clínicas que la interesada había consultado por internet días antes y decidieron que el lunes por la mañana pedirían cita en una de ellas.

Un mes después las dos se dirigían nerviosas a  aquella primera consulta. Para informarse de todos los pasos a seguir, después de hora y media, salían de allí, con un millón de papeles, de pruebas y nombres de medicamentos, Unas inyecciones que debía de ponerse Verónica en caso que las pruebas salieran correctas.

-¡Chica, esto cuesta un riñón!- Soltó Sandra, volviendo a mirar los precios que habían dado a su amiga.- ¿Por qué no pruebas por el método tradicional?- Bromeó ésta

-Joder la verdad que es una pasta, y entre pruebas, e inyecciones, quizás este sábado me vaya de fiesta y pruebe suerte con un buen espécimen- Contestó Verónica siguiendo la broma.

Sandra la acompañó en todas las pruebas médicas que tuvo que realizarse, incluso bromearon con el hecho de que varias veces las habían tomado por pareja, puesto que ésta no se había separado de su lado durante aquel proceso, acudieron nuevamente a la clínica para recoger los resultados.

-Bueno cariño, ya sabes que todo está bien, ahora empezamos con las inyecciones y pronto te hacen la inseminación. ¿Cómo te encuentras?- Preguntó Sandra al ver a su amiga demasiado callada.

-No sé, es que resulta todo tan frío. Pruebas, inyecciones, análisis genéticos. Un montón de pasta- Dijo comprobando que tenía el recibo del pago de todas las pruebas que le  habían realizado.-  El tener que firmar tres intentos, me ha hecho ver la posibilidad de no quedarme a la primera, y aunque parezca una tontería, no había pensado en esa posibilidad.

REDESCUBRIRSE.  +18. #COMPLETA#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora