Narra Bill:Gris, el cielo ha estado de ese color desde hoy en la mañana, lluvioso, frío y gris. Es un color triste, que se acopla bastante bien a mi estado de ánimo.
Ha pasado un mes desde que no estoy con Emma, y sin duda ha sido el mes más difícil de mi vida. Me la he pasado horas dentro de mi habitación en el departamento que yo y Gustaf tenemos. No salgo de aquí, me rutina es estar llorando, fumando o bebiendo, lamentándome o simplemente durmiendo. Ni siquiera me gusta salir a comer, y creo que ya perdí unos cuantos kilos por eso pues últimamente Gustaf se muestra un tanto preocupado por mi. Tampoco me he duchando en un par de días, mi cabello y barba crecieron, supongo que apesto a cigarrillos, y... soy un desastre.Creo que soy la descripción perfecta de lo que es la depresión.
Como dije, justo ahora me encuentro en mi habitación. Lo único que he hecho por más de diez horas es ver a la ventana, llorar y abrazar a una ratoncita de peluche, casi igual a Remi, que venía dentro del regalo de cumpleaños que Emma me iba a dar antes de... antes de escuchar las horribles palabras que dije de ella. Joder, me dolía el corazón de solo pensar lo tan mierda que fui ese día.
Y si, yo... un hombre de treinta y dos años está en su cama abrazando con fuerza a un peluche. Pero no puedo evitarlo.... me hace sentir cerca de mi bebé.
Mi bebé.
Mi linda y pequeña bebita.
La extraño demasiado.
— Cuando llegue a casa tu, yo y ella vamos a jugar mucho— le digo inútilmente al peluche. Si, Emma me contagió eso de hablarle a los juguetes — Claro, si es que ella me perdona...
Mis deprimentes pensamientos se vieron interrumpidos en cuanto escuché una carcajada por parte de Gustaf.
¿Qué estará haciendo?
De manera totalmente perezosa salí de la cama, caminando lentamente y sin nada de energía salí de mi habitación. Me pasee por el pasillo hasta llegar a la oficina que Gustaf y yo teníamos.
La puerta estaba entreabierta.
Gustaf me daba la espalda, estaba sentando en el escritorio, y frente a él tenía su laptop, teniendo una videollamada con... ¿con mi bebé?
El siempre se encierra cuando habla con Emma... pero creo que esta es mi señal para espiarlo.
No podía verla ya que el torso de Gustaf me tapaba la pantalla. Pero escuchar su preciosa y dulce voz hizo que mi corazón se derritiera por completo.— T-Tío, tengo que contarte un secreto...— dice Emma con su típico tono dulce, causándome un sin fin de maripositas en el estómago. ¿Es raro si digo que hecho de menos su voz?— Pero no puedes decirle a nadie tío.
Gustaf soltó una pequeña risita.
— ¿Tan importante es ese secreto que no le puedo contar a nadie bebé?
— ¡Si! Tienes que prometer que no lo contarás, solo lo sabe el tío Alexander, Emily y Remi, pero te lo quiero contar a ti— responde inquieta.
¿Un secreto?
Emma nunca tiene secretos.
Okey, esto me interesa.
— Te lo prometo bebé— responde en un tono cariñoso que solo usa con Emma.
— Bien— escuché un suspiro por parte de Emma. La ansiedad por saber su secreto comenzó a consumirme, por lo que de manera totalmente silenciosa y precavida abrí un poco más la puerta para espiarlos mejor— Estuve con Emily.