Emily

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Narra Bill:

Decir que la extraño es poco. Literalmente siento que me estoy volviendo loco sin ella.

Cerré mis ojos un momento, dejando en mi mente la linda imagen de mi bebé. Su cabello rojizo, esos ojos color miel verdosos, grandes y curiosos adornados por esas pobladas pestañas, su pequeña naricita adornada por pecas, esos labios rojizos que tanto me gusta besar, tan suaves y dulces. Y ni hablar de su pequeño cuerpo, tan ligero y delicado, con ese lindo trasero que me vuelve loco... Es la cosita más linda que he visto.

Y no solo me refiero a que la extraño en lo físico, como besarla, abrazarla, y hacerle muchas otras cosas más... en si la echo de menos en todo sentido. Me hace falta escuchar su risa, su delicada y tierna voz, sus abrazos, sus besos, la manera en la que me sonreía, su forma de acurrucarse en mi antes de dormir y su manera juguetona de despertarme por las mañanas. Extraño su aroma a bebé, sus lloriqueos, sus celos, sus tiernos berrinches, su forma de jugar.

— Bill...

Hasta ahora no había caído en cuenta de que en realidad, yo jamás le hice un favor a Emma. De hecho, ella me hizo un favor a mi. Antes de ella mi vida se sentía gris y triste, por eso la busqué, porque quería a alguien a quien amar.

Aunque yo mismo me encargué de arruinar lo mejor que me ha pasado.

— Bill...

¿Me perdonará? No soy creyente, pero rezo todos los días para que así sea. Estoy en un punto de mi vida en el que se que ya no podría vivir sin ella.

La amo, Emma lo es todo para mi. Es mi bebé, mi lindo angelito, mi mejor amiga, el amor de mi vida. La adoro con locura... y aún no puedo creer cómo mierda fui tan idiota como para perderla.

— ¡Bill!— el grito molesto de mi hermano Gustaf me sacó de mi nube de pensamientos de manera abrupta — ¡¿Se puede saber que mierda te pasa?! Te he estado hablando desde hace más de cinco minutos.

Gustaf y yo nos encontrábamos en el penthouse que rentamos aquí en Estocolmo para nuestra larga estadía. Era un lugar grande, que tenía todo lo necesario para nosotros, y entre esas cosas, una oficina, lugar donde mi hermano y yo trabajábamos desde hace un par de horas.

Normalmente el trabajo nunca se me hacía pesado, antes de Emma estaba acostumbrado a estos viajes, incluso a unos más largos y demandantes. Pero ahora.... Me sentía desanimado, sin energías para poder continuar.

— Y-Yo... lo siento— le respondí a Gustaf, viéndolo cansado— Estaba distraído y no te escuché.

En estos momentos la relación entre Gustaf y yo está más que tensa. Mi hermano no me habla a menos que sea muy necesario, y lo entiendo. Enserio lo entiendo... solo que extraño la buena relación que tenía con él. Pues junto a Emma, él es mi mejor amigo.

— ¿Qué es lo que te está pasando?— me pregunta con una expresión fría y dura.

— Ya te lo dije, estaba distraído y...

— No me refiero a eso imbécil— me interrumpe estresado— ¿Acaso no te has visto en un espejo Bill? Tienes ojeras, estas pálido... ¿y acaso adelgazaste? Estas despeinado, no te has rasurado en días y joder... ¡tenemos una junta importante en media hora y tú pareces un maldito vagabundo!

Daddy's Baby | Bill Skarsgård. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora