Narra Bill:Dos semanas, ese fue el tiempo en el que Emma tuvo que quedarse en el hospital, recuperándose. Esos días no me separé de ella en ningún momento, siempre estuve cuidándola. Aunque estuviéramos en un hospital, fueron buenos momentos... estar las 24 horas pegado a mi bebé siento que nos unió aún mucho más. La estadía no fue tan mala para Emma, pues sus amigos, Tom, Emily, Sabrina y Jack fueron a visitarla varias veces, incluso le llevaron algunos pequeños detalles que hicieron muy feliz a mi bebé, además de que gracias a eso tuve la oportunidad de conocerlos un poco... y creo que son buenos chicos, en un pasado los juzgue mal. Gustaf tampoco se quedó atrás, se comportó como un tío ejemplar, incluso diría que como un segundo padre para Emma pues siempre estuvo ahí para ella, cuidándola junto a mi.
Pero hoy... hoy por fin mi bebé y yo volvimos a casa.
Justo hoy la dieron de alta, por lo que hace apenas un par de horas volvimos a casa. Su cuerpo había sanado de la mejor manera. Los raspones y hematomas en su piel desaparecieron, la herida de su abdomen cicatrizó y el hueso de su tobillo también había sanado. Claramente esto nos tenía más que felices.
— Papito...
En estos momentos mi bebé y yo nos encontrábamos dentro de la tina de baño, desnudos, relajados por el agua tibia y la espuma con olor a bebé, conmigo recargado en la tina y Emma entre mi piernas, con su espalda apoyada en mi pecho, abrazándola mientras que ella jugaba con sus patitos de hule.
— ¿Si bebé?— respondí relajado, aspirando el rico aroma de su cabello mientras que pasaba cuidadosamente la esponja de baño por la piel de sus muslos.
— Me gustó mucho como decoraste tu habitación— dice ella en un tono alegre, sumergiendo en el agua a sus patos de hule para luego exprimirlos — Y también me gustaron los juguetes que me compraste papi. Estoy feliz de haber regresado aquí...
Sonreí por sus palabras.
Decidí redecorar mi habitación. Ya no era esa típica habitación de hombre soltero en tonos neutros. Ya que de aquí en adelante decidí que mi bebé y yo dormiremos juntos por el resto de nuestros días, la hice un poco más acogedora para ella. Puse vario de sus peluches, cojines rosas, mantas blancas suaves y algunas repisas con los dibujos que Emma me ha hecho enmarcados.
La habitación de Emma seguía intacta, quiero que la use como su cuarto de juegos, pues en las noches la quiero conmigo. Y no lo digo de manera morbosa, realmente me gusta tenerla a mi lado y abrazarla... me hace sentir feliz y tranquilo.
— ¿Sabes algo cariño? Yo también estoy muy feliz de que regresaras aquí— cuidadosamente la levante un poco para voltearla y dejarla sobre mis muslos, a horcajadas, con nuestras miradas de frente— Papi te extraño mucho... bastante de hecho. Me faltaba que estuvieras aquí para jugar juntos, correr en el jardín, mimar a Simba, ver películas, dormir juntos y abrazados... me hiciste mucha falta todos estos meses.
No solo me refiero a su estadía en el hospital. También a cuando Emma estuvo viviendo con Alexander... pasar tantos meses lejos del amor de tu vida puede ser algo muy difícil.
— Yo también tenía ganas de ya estar aquí papi— con sus mejillas totalmente sonrojadas, de manera cohibida Emma se acercó a mi y dejó un pequeño y tierno beso en mi frente— Te extrañé mucho papito... te amo.
— ¿Ah si? Pues yo te amo más— le respondí para luego dejar un pequeñito beso en sus labios— Deberíamos salir del agua cariño, se está enfriando un poco y no quiero que esta linda beba de papi agarre un resfrío. Además, quiero que aprovechemos lo que resta de la tarde y noche para hacer lo que tú quieras.