Narra Emma:
— Bebé ¿está todo listo?— pregunta el tío Alexander terminando de cerrar mi pequeña maleta— Ya llevas tu pijama, tu frazada, pantuflas, Remi, pañales, biberones, un babero, tú cepillo, dos cambios de ropa, abrigos, guantes... ¿falta algo más nena?
Observé mi habitación buscando si es que faltaba algo para empacar. En mi mesa de noche visualicé mi libro para colorear junto a mis crayones.
— ¿Lo quieres llevar nena?
— S-Si... si...
— Bien— rápidamente Alexander guardo las cosas faltantes en mi maleta— Ya esta todo listo— El tío Alexander me miró con una mueca triste y preocupada, dándome un poco de lástima— ¿Estas segura de querer irte bebé? Mira que si no quieres ir le puedo decir a Gustaf que no y ya, no hay problema, no me gustaría que estés separada de mi un fin de semana completo ¿qué tal si pasa algo? No no, mejor no irás, es más... llamaré a Gustaf y le diré que...
— ¡No! ¡Yo quiero ir!— mencioné rápidamente al ver cómo el tío Alexander estaba a punto de tomar su celular— P-Por favor... yo quiero ir con el tío Gustaf...
¿Y a dónde es que iría?
Como parte de mi regalo de cumpleaños el tío Gustaf dijo que me regalaría un viaje por un fin de semana completo en una linda cabaña en medio del bosque que pertenecía a sus padres, la cual se encontraba a unas horas de la ciudad.
Solo seríamos el tío Gustaf y yo.
Eso me emocionaba mucho, pues cuando estoy con Gustaf siempre me consciente mucho. Nos la pasamos muy bien juntos, por lo cual realmente quería hacer ese viaje junto a él.
Alexander bufó no muy feliz.
— Ya, está bien— dijo rendido— Te iras este fin de semana con Gustaf, pero quiero que seas una bebé bien portada ¿okey?... Le harás caso a Gustaf a todo lo que te diga y te llamaré tres veces al día ¿entendido?
Sonreí más que satisfecha.
— ¡Si!— exclame alegre— ¿p-podemos bajar? El tío Gustaf no ha de tardar en llegar.
Alexander se acercó a mi y plantó un beso en mi frente.
— Vamos amor— entrelazó una de sus manos a la mía y con la otra tomó mi maleta. Juntos salimos de mi habitación para así bajar a la primera planta de la casa.
Hoy era jueves, habían pasado apenas algunos días desde mi cumpleaños. El viaje con el tío Gustaf sería desde hoy hasta el domingo en la noche. Ya no me tenía que preocupar por las clases, pues las vacaciones de invierno habían iniciado.
Justo ahora eran las 7:00 am, así que el hermano de papi no tardaría mucho en llegar por mi.
— Vamos a estar tres días separados ¿vas a extrañarme bebé?— me preguntó con un pequeño puchero. Se sentó en el sofá de la sala y luego me sentó a mi en su regazo— Yo te voy a extrañar mucho cariño.
— Si... te voy a extrañar...
Yo quiero mucho al tío Alexander, demasiado, y no miento cuando digo que lo voy a extrañar.
