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Camila solo podía pensar en los lunes como un día aburrido, lleno de pendientes y gente de mal humor, por supuesto incluyéndose. Pero ese lunes parecía distinto, al menos en su percepción, el sol brillaba más, el aire se sentía más puro, lo árboles se veían con más vida, y BellMot parecía cada día más suya.

Había pasado el domingo rememorando cada una de las caricias que habían intercambiado la ojiverde y ella el sábado por la noche en la fiesta de Matthew, quien para su pesar se proclamo como el nuevo CEO de BellMot, pero a pesar de eso sentía que cada uno de sus poros irradiaba felicidad, no quería admitir que se debía a cierta persona, pero también al hecho de que estaba en ese instante sentada en la sala de juntas de BellMot juntos a su familia escuchando como el señor Cross leía el testamento de su abuelo.

Ya se había establecido que no había mucho efectivo en las cuentas de su abuelo, prácticamente todo el dinero estaba invertido en BellMot y en propiedades, así que para nadie fue sorpresa que las cantidades que fueron repartidas a partes iguales no fueran estratósfericas, pero de igual forma millonarias.

También había sido bastante balanceado los pen house que tenía su abuelo en Nueva York, París y Miami. Siendo uno para cada uno de sus nietos.

Mientras que la casa de Verano estilo toscano en Portofino, Italia, había sido destinada para su hijo mayor, Albert y la casa de lujo en Aspen para su hija Amelia.

Demás propiedades como departamentos situados en diferentes partes de Europa y Estados Unidos, así como un par de ranchos serían vendidos y el dinero de igual forma se repartiría entre sus cinco familiares.

Todo había sido bastante equitativo para los Campbell, y personalmente Camila estaba bastante conforme pero sabía que se acercaban las 'joyas de la corona': la Mansión Renacentista en la que vivieron sus abuelos toda la vida, la colección de autos de Hank que se encontraba bajo la mansión y que ascendía a una de las más grandes del mundo, y las acciones del abuelo en BellMot.

-"...la Mansión que tantos años compartí con el amor de mi vida, Anne y dónde tantos sueños forjamos, así como unos de mis más grandes tesoros: mi colección de autos, quiero heredarla a la persona que más se la merece, al nieto más fiel y cariñoso, mi querido Matthew, se que sabrás que hacer con ellas para seguir tan orgulloso como siempre de ti" Leyó el señor Cross mientras que el castaño estaba conmocionado, pero aún así acepto el ligero abrazo que le dió su madre.

Mientras que los otros Campbell estaban fuera de si, Camila se sentía en una realidad alterna completamente pasmada. La castaña no esperaba que fuese heredada a ella, pero si estaba segura que su padre llevaría mano al ser el primogénito.

-"Por último la totalidad de mis acciones serán dadas a quien sea que esté en ese momento como CEO de BellMot, sabiendo así que..." Pero Camila bloqueo totalmente todo y cada uno de lo que dijo el señor Cross hasta que terminó, Matthew tenía lágrimas en los ojos al igual que su tía Amelia.

Albert, su padre, había salido apenas terminó la lectura directo al elevador que lo llevaba fuera de BellMot.

La castaña también se paró de asiento junto a su hermano, totalmente incrédula de lo que pasaba, habían perdido los 'premios gordos' frente a Matthew, quería escupir a la memoria de su abuelo. No era posible que el viejo le haya dejado todo al idiota de Matthew.

-"Tal vez debimos ser más cercanos al abuelo de forma sincera, y no tan superficiales y ambiciosos" Reflexionó Oliver de camino a la oficina de su hermana, la castaña lo vio con una mueca extraña.

-"No digas estupideces Olí, pero si creen que esto se va a quedar así, están muy equivocados" Respondió Camila en cambio.

-"Que podemos hacer? Anular el testamento? Es imposible" Menciono el ojiverde con cierta melancolía, la castaña se encogió de hombros.

COMPETENCIA PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora