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Camila esa mañana estaba rebosante de felicidad, y si, probablemente gran parte de esa alegría se debía a la mujer que dormía desnuda a su lado, y lo admitía. Estar íntimamente con Lauren superaba cualquiera de sus expectativas del pasado. Pero también tenía todo que ver con qué el día anterior había llegado a un acuerdo con su tía Amelia para no tener que llevar las cosas a un pleito legal y mediático.

Ahora Camila se erguia como la accionista mayoritaria de BellMot con casi la mitad de las acciones, es cierto que Camila y su padre habían tenido que ceder un poco para poder tener el control total de la armadora de autos pero era algo que bien valía la pena.

Su tía Amelia había aceptado las acciones que le habían correspondido a Matthew cómo nieto de Hank Campbell por años así como un departamento de lujo en París y una gran tajada de dinero que Albert y Camila habían tenido que soltar con tal de que la mujer fuese condescendiente, pero ahora la mansión de sus abuelos era para Albert Campbell y la millonaria colección de autos de Camila. Y aunque Amelia ahora tenía el dieciséis por ciento de acciones era solo un problema menor dentro de BellMot, quizá con el tiempo la castaña pudiera comprarle, pero a cambio de qué las acciones de su abuelo pasaran en su totalidad a Camila.

Por su parte la ojiverde sintió un poco de cosquillas en su mejilla derecha, lo que la comenzó a traer poco a poco a la consciencia, conectando su corazón con la risa de Camila, quien supo estaba tras los pequeños besos que fueron dejados en su mejilla y cuello, al igual que su brazo que descansaba en su mejilla.

-"Esto va a sonar cursi, pero el significado de buenos días acaba de cobrar mucho sentido para mí, y eso es gran parte a ti" Murmuró Camila sobre la piel nivea de Lauren, quien rio ante la confesión de Camila, pero su corazón no pudo evitar reaccionar ante lo dicho.

-"Es verdad que sonó muy cursi" Afirmó una Lauren entre divertida y somnolienta. -"Pero también admito que me encantó" Aseguro mirando a Camila directamente a los ojos con bastante seriedad, la castaña trago grueso ante lo que gritaban los ojos esmeralda de Lauren.

Quien con el paso del tiempo sentía ahogarse con sus sentimientos, lo cuales pensaba confesar lo más pronto posible.

En cuanto enviará la carta de renuncia a Suecia, lo haría. Ahora simplemente el documento se encontraba guardado en su portátil, esperando ser enviado.

Los labios de Camila se acercaron a la ojiverde invadiendo sin aviso su boca con su lengua, le fascinaba besar a Lauren, probarla en todos los sentidos era su más grande satisfacción por esos días, así que cuando escucho el gemido de la pelinegra no dudo en ponerse encima de ella y alinear sus centro, que ya estaban húmedos para así comenzar a hacer una fricción que erizo la piel de ambas.

Lauren abrazo a Camila del cuello, no dejando ningún milímetro de piel de ambas sin tocarse. Ambas se aferraron la una a la otra mientras los jadeos de placer llenaban aquella habitación ese sábado por la mañana.

Camila comenzó a embestir con sus caderas hacia el centro de Lauren tratando de que la fricción resbaladiza debido a la humedad fuese más satisfactoria para ambas.

La ojiverde estaba tan perdida en las sensaciones que sentía, el sudor mezclado de ambas, la escencia de sus entrepiernas que era la confirmación del gran momento que estaban pasando, y la preciosa forma en que encajaban ambos cuerpos desnudos que perdió toda cordura y razón, murmurando un gran te quiero a Camila, quien la observo, abriendo por fin sus ojos ante la confesión que había hecho Lauren.

Sus movimientos pararon en seco al pensar que quizá había escuchado mal pero al ver la cara de pánico en Lauren supo que no lo había alucinado, por su parte seguramente la de Camila reflejaba sorpresa.

COMPETENCIA PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora