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Habían pasado varios días desde el robo del automóvil, y como era de esperarse ya solo era mero trámite el pago del seguro, al parecer había sido en gran parte inoperancia de la empresa de seguridad que contrataron para el evento y parte de la seguridad del hotel los que se repartían responsabilidades, el peritaje oficialmente no se había lanzado pero a Camila ya se le había hecho un aviso extra oficial, mientras tanto ya de frotaba las manos por el dinero del seguro. Ahora el auto con el folio número uno era buscado por coleccionistas en el mercado negro, ofreciendo cualquier cantidad de dinero exagerado por tenerlo pero lamentablemente para ellos, el ahora dueño del Royality Gold no estaba interesado en venderlo.

Pero ese ya no era problema de Camila, su interés principal era comenzar a planear con su equipo el nuevo museo del automóvil en Los Angeles, dónde tenía pensado colocarlo. Aunque también le atraía mucho Las Vegas, incluso varios casinos estaban dispuestos a hacer una buena inversión, pero la castaña solo estaba pensando en sus intereses personales, a cuenta de ver lo que más le convenía, en tanto el plan de negocios era muy ambicioso como todo en ella.

Su padre ahora se recuperaba en su casa, incluso se tomaría unos días en Hawaii a fin de escapar un poco de la rutina así que esperaba que ese asunto con la salud de su padre estuviera más que olvidado. En cambio Oliver, aunque parecía más tranquilo, también lo notaba más distante incluso frio, pero si era honesta con ella misma, la tenía sin cuidado. Seguro y unas vacaciones al Caribe resolverían la situación de su hermano, como el hijo de papi que siempre había sido.

Por mientras tanto ella y Lauren habían hablado y decidieron tomarse las cosas con calma, Lauren aún no podía procesar lo del robo del automóvil, pero Camila tuvo que confesar que en el mundo empresarial a veces se hacen ciertas artimañas para escalar y que incluso había peores cosas que habían hecho amigos de sus abuelos para amasar sus grandes emporios. Y aunque en definitiva eso no convenció del todo a Lauren, si la dejo un poco más tranquila.

Su corazón comenzó a ir más rápido cuando su asistente le aviso de que cierta ojiverde esperaba su pase para entrar, y en cuanto lo autorizó unos pequeños toques a la puerta anunciaron la entrada de la mujer de sus sueños, quien sonrió tímidamente al verla, Camila no pudo resistir el impulso y se puso de pie para recibirla con un abrazo apretado, que Lauren correspondió con el mismo animo.

Otro deseo que tenía a cada momento desde el momento que se volvieron a ver, era besarla y Camila no quizó esperar más tomando los labios de la ojiverde entre los suyos. En cuanto quizó profundizar aquel beso, apoderándose de la lengua de la mujer de piel pálida, está se separó y suspiro dejando un beso en la mejilla de Camila.

-"Tenemos que hablar" Afirmó Lauren tomando asiento frente al escritorio de la castaña quien trago grueso. Siempre esa frase no iba acompañada de buena noticias y no podría ser de otra manera esta vez, al menos por el semblante de Lauren.

-"Pasa algo?" Preguntó sentándose en su silla, y con algo de nerviosismo, generalmente era más segura, pero al estar frente a una Lauren algo sería no podía evitar que su mente fuese a varios rubros.

-"Sabes perfectamente el cariño que te tengo, y que nada me haría más feliz que estemos juntas" Dijo Lauren moviendo sus manos exageradamente, gesticulando de más.

-"Pero..." Fue lo que dijo Camila, sintiendo la decepción apoderándose de cada parte de su cuerpo. Lauren le lanzó una sonrisa triste antes volver a hablar.

-"Cuando renuncie a Ekblad, envié currículum a varias empresas, y bueno le envié un par a algunos profesores de la carrera, de hecho uno de ellos tiene una consultoría para emprendedores, y me ha ofrecido un puesto gerencial, así como la posibilidad de estudiar una maestría" Anuncio Lauren con algo de emoción, lo cierto es que aunque estaba feliz de obtener ese puesto por sus propios méritos, también tenía sus contras.

COMPETENCIA PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora