Capítulo VI: Visita inesperada

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-No creo que esto haya sido buena idea Jungkook. Todo se ve muy extraño -Unos mechones rosas se asomaban tras una puerta de madera. Viendo, de esta manera, la enorme casa a la que su amigo lo había guiado.

Todo dentro de aquel lugar era fantasioso, antiguo, reluciente, ostentoso, monótono y fantásticamente abstracto. Jimin aún no entendía por completo qué hacía allí; sin embargo, su terquedad por siempre terminar las cosas junto a su curiosidad es lo que lo orillaron a pedirle a su amigo castaño que lo dirigiera a la casa del peligris con el que aún no daba por concluida su conversación.

Jungkook mencionó que Yoongi no había respondido sus llamados ni los de su hermano-Namjoon- en los últimos tres días, después de que visitaron a Taehyung. Incluso el omega castaño añadió que ambos eran demasiado extraños y distantes en los últimos momentos.

Al final de todo, Jimin llegó a aquella mansión preguntándose cómo diablos su amigo había entrado sin más, y por qué esa casa no tenía seguridad instalada como todas a su alrededor.

-Yo tampoco creo que sea buena idea hyung. A Yoongi hyung nunca le gustaron las visitas -dijo recordando cómo el peligrís corría hasta a sus propios padres de su casa cada que podía.

-Pues yo no me muevo de aquí hasta que me diga qué quiere de mí -alegó el omega con tono seguro. Yoongi fue el primero en buscarlo, así que debía terminar lo que sea que tenía por decirle.

"¡Eso Jiminie. Yo te apoyo! Solo no mueras y termines matándome también. Él es extraño"

Con confianza y seguridad en sí mismo, Jimin se sentó en alguno de todos los sillones de cuero que estaban perfectamente ordenados en cada rincón de la sala. Eran tan ordenados, que cualquiera que los viera podría jurar que fueron ubicados a medida exacta, con centímetros y milímetros incluidos, tomando en cuenta la sombra que proyectaban los muebles cada que el sol entraba por el gigante ventanal que exponía la gran ciudad llena de habitantes yendo de aquí para allá.

Jimin nunca fue tan ordenado, pensaba que si algún día sus padres llegaran con la sorpresa de que le regalaron un departamento, definitivamente no sería tan ordenado como este. El pelirrosa podía ser obsesivo con las cosas a medio terminar; sin embargo, dejar las cosas en orden no implicaba terminar una acción, ordenar no era su naturaleza, y no iba a luchar contra ella.

-Creo que llegaron...¡¿Qué pasó?! -después de su primera frase un ruido en seco se escuchó. Al voltear pudo ver a un Jimin con el rostro en el suelo, había tratado de levantarse rápido y tropezó con sus pies. Jungkook corrió en seguida a ayudarle.

-Por todo lo sagrado hyung, tenga cuidado -reclamó el castaño mientras recargaba la cintura del omega en sus manos para levantarlo.

-Ni todo lo sagrado de este mundo puede evitar mi caída diaria -confesó Jimin- Jungkookie creo que me estoy arre...

-¡Jungkook cierra todas las puertas! Namjoon atiende al invitado y que se marche lo más pronto posible. Cuando terminen váyanse también -Un Yoongi pálido, mirada neutra y centrada, sin voltear a mirar ojos algunos, pasaba a duras zancadas por toda la extensión de la sala hasta desaparecer. Sin ningún saludo, ni una invitación, ni justificación. Todo al parecer bastante calculado, como si el mundo estuviera a su disposición.

"Después de todo es su casa" pensó Jimin, sin tratar de justificar el grosero trato que recibió él, su amigo y el hermano de su amigo.

Jimin analizó las palabras dichas por el peligris y llegó a la conclusión de que no era el mismo que habló con él hace unos días. Este Yoongi parecía más frío, calculador, poderoso e inmutable; nada parecido al indescifrable y enigmático que conoció hace unos días. Y Jimin claramente prefería al chico con mirada profunda que lo dejó a media conversación, no al chico que acaba de desaparecer de la sala a pasos firmes y unos ojos inexpresivos que intimidaban.

『 𝑶𝒍𝒐𝒓 𝒂 𝑺𝒂𝒏𝒈𝒓𝒆 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora