Capítulo VII: Verdades a medias

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-Bien...Min...Yoongi- susurró lo último, el nombre del joven aún resultaba difícil de aceptar; durante años le llamó simplemente Min- Supongo que sabes por qué estoy aquí. Me dejaste sin decir nada, solo me miraste y te fuiste, no me gustó eso. Solo dime lo que querías decirme y me iré, nunca más me volverás a ver -dijo el omega sonriendo honesto. Sabía que el peligris estaba molesto por su presencia, solo daría por terminada su conversación y nunca más le volvería a hablar, no es como si Min le cayera muy bien a final de cuentas. Aparte de que era muy extraño.

"Si Dios existe que me otorgue mucha paciencia con este niñato que se cree dueño del mundo" pensó Yoongi sofocado.

-De acuerdo rosadito. Solo siéntate y escucha -indicó Yoongi al par que señalaba la silla frente a él con su escritorio de por medio- Namjoon por favor cierra la puerta -soltó mirando a su amigo con una sonrisa llena de falsedad. Realmente lamentará lo que está haciendo.

"Lobito nos va a raptar y va a vender nuestros órganos. Lo siento, te he fallado" pensó Jimin mientras se sentaba donde había indicado el chico pálido.

Yoongi en aquel momento pudo sentir la satisfacción del dolor irse de su cuerpo, de sentir sus músculos sin la tensión anteriormente recogida. Pudo disfrutar de aquel aroma haciendo estragos en su interior, haciendo latir su corazón y cosquilleando su estómago; aquel aroma que lo incitaba a esconderse en él y no salir nunca más, ese aroma que le provocaba satisfacción, tranquilidad, paz, deseo y sonrisas que nunca pensó que existirían en su rostro. Mas no era del todo bueno, aquel aroma estaba en ese momento acompañado de un ligero toque amargo y pesado: el omega estaba asustado y nervioso, sin pensarlo solo tuvo la necesidad de calmar aquel sentimiento.

-No voy a hacerte nada solo te preguntaré algo ya que viniste hasta aquí- soltó con un poco de cansancio.

-No soy rosadito. Me llamo Jimin, Park Jimin -dijo el omega casi en un tono de regaño. Realmente odiaba los apodos, tal vez porque no tenía un buen recuerdo de ellos.

-Lo sé, no pretendo alagarte, pero en la universidad nunca sueles ser desapercibido. Eres el "prodigio" del dibujo -se burló Yoongi haciendo comillas con sus dedos.

Jimin bufó por ello con una pequeña risa invitando a su sonrojo a no ser notado.

-No debería ser conocido por ser un "prodigio" -opinó con el mismo tono que el peligris- sino por mi esfuerzo.

Yoongi bufó junto a una sonrisa; aquel niño le había dado una lección moral, excelente. Era hora de acabar con esto y no perdería más tiempo escuchando el latir del nervioso corazón del chico pelirrosa.

-Escuché que alguien golpeó a un docente en la universidad -Yoongi cambió de tema queriendo terminar con todo, la presencia del chico le afectaba más de lo que él quería- Ese alfa era amigo mío.

-¿Entonces esto es un interrogatorio dónde te haces pasa por policía y eres el héroe de la historia? -cuestionó el omega con indiferencia.

"Voy a quitar ese tonto rostro inmutable si sigue así" pensó el peligris.

Por otra parte, Jimin se encontraba aún nervioso, consciente de que el chico frente a él fácilmente podría haberlo notado. Quería pedir perdón por su falta de empatía, pero era culpa del peligris, no tenía por qué mirarlo de esa manera, ahora se sentía muy mal.

-No pienso...

-Está bien -interrumpió el pelirrosa colocando sus manos sobre el escritorio de madera olorosa y limpia- Lo siento, sé que el maestro es su amigo. Pero, no sé nada de aquel chico. Jin hyung dijo que era un alguien muy intimidante y de tercer año, al parecer era su primer día de clase, se fue y no ha vuelto a aparecer por los campus. No sé nada más -contó Jimin con rapidez y honestidad, cosa que el pálido pudo notar. Notó esos ojitos brillosos de esperanza en que alguien creyera en él, quién no podría creerle si lo miraba de esa forma.

『 𝑶𝒍𝒐𝒓 𝒂 𝑺𝒂𝒏𝒈𝒓𝒆 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora