Nervioso. Era la única explicación que encontraba al porqué sus piernas temblaban, su abdomen cosquilleaba, y sus manos no tocaban por completo la superficie de madera.
Tenía miedo, no conocía a Yoongi; no podía ir por ahí simplemente exigiendo respuestas, sus principios no se lo permitían.
"Pero nosotros ya estamos involucrados"
Aquello era cierto, la visita la noche anterior se lo confirmó, está en el ojo de aquel hombre. Pero, aparte de todo, se encontraba la delicada situación de su amigo y el peligris. Jimin no tenía idea de qué tanto podía estar afectado el chico.
"¿Y si se siente mal y me echa? ¿Y si piensa que vine a hacer de intermediario? ¿Si está llorando y yo le vengo a interrumpir?"
Todo aquello sonaba lógico, es más, en la difícil situación no se enfadaría con Min si llegara a echarlo, claro, dependiendo de la manera en cómo lo eche.
No lo hizo, no tocó aquella puerta, a pesar de que sus nudillos no debían recorrer mucha distancia para hacerlo. Pero la silueta apareció, un hombre un poco más alto que él, nariz de botón, facciones marcadas y cara pálida, estaba frente a él analizándolo con la mirada mientras dejaba expuestas sus notorias ojeras.
-¿Qué quieres? -sonó débil y apagado
Aquello ocasionó un deje de sorpresa en ambas partes, pues Jimin no esperó ver al joven así de mal: ojeras realmente marcadas, que contrastaban con su pálida piel; ojos rojos e hinchados, evidencia de su llanto; cabello desordenado y labios resecos.
Qué tanto le afectó la discusión con Jungkook -se preguntó-
Yoongi, por su parte, se sorprendió tanto o más que el chico de rosáceos mechones. Sintió desde lejos el aroma del omega y cuando menos lo pensó ya tenía la puerta abierta con el chico frente a él. Su voz no salió fuerte y ronca como normalmente era. Aquel chico tenía algo que le facilitaba mostrarse tal y como era, tal y como se sentía: débil y destrozado.
-¿Puedo pasar? -susurró Jimin en tono bajo. Tanteaba el terreno de a pocos, no sabe cómo reaccionará el contrario ante cualquier movimiento o palabra fuera de lugar.
Jimin no se consideraba un experto en consolaciones; pero observar el aspecto del chico le encogía el corazón y activaba sus lagrimales. Sin siquiera notarlo, sus feromonas escondidas bajo el supresor trataron de esparcirse por el lugar; sobre todo, alrededor de Yoongi.
Dejando la puerta abierta caminó hacia el interior del salón susurrando un "da igual" tan bajito, que Jimin pensó que era su imaginación. Yoongi creía ciegamente en que el pequeño omega tenía algo de extraño, si no, no explicaba el porqué se sentía tan pacífico si la noche anterior no durmió un solo momento, producto de tanta angustia, nuevamente culpó al aroma del omega.
-¿Te...sientes bien? -Jimin se abofeteó mentalmente. Solo un tonto preguntaría aquello, claro que no estaba bien.
-Jungkook te lo contó todo- Yoongi rió de forma burlesca, pero no había gracia en sus palabras.
-Llevamos casi una semana de conocernos ¿crees que me contaría sus problemas? -indagó tratando de no parecer muy bobo.
-Él sabe leer a las personas. Si llevan más de tres días juntos estará pegado a ti durante el resto de su vida- Aquello sorprendió a Jimin- Estoy seguro que te contó todo. No obstante, tu aparente falta de confusión es la que me lleva a concluir ello más que mi seguridad en el desarrollo de la personalidad de mi hermano.
"Su hermano" "Lo dice con tanta suavidad"
-¿Vienes a consolarme? -Yoongi preguntó sarcásticamente. En mil años un desconocido podría hacer eso.
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『 𝑶𝒍𝒐𝒓 𝒂 𝑺𝒂𝒏𝒈𝒓𝒆 』
FanfictionJimin es constantemente rechazado por su aroma, por ello usa supresores en todo momento. Yoongi es un ser que puede ser completamente normal a la vista de cualquiera, incluso era popular. Tenía amigos, buenas calificaciones, era talentoso y muy gua...