Cuando, donde y como el amor quiera (Jori adaptación)

Capitulo 70: La tormenta

A la mañana siguiente

Jade llevaba más de media hora de ducha fría, y aun le faltaba tiempo para calmar su cuerpo. Últimamente parecía que todo el mundo se había puesto de acuerdo para que ella y su esposa no pudieran tener relaciones, los días pasaban y pasaban y la fotógrafa estaba cada vez más antojada de su chica. Si la pelinegra tenía que ser sincera, tenía que hacerse cargo de la parte de culpa que le tocaba por la discusión previa que había tenido con su mujer, pero el resto era todo culpa de los demás. O Alguno de sus amigos se tiraba a la piscina de bomba justo cuando Tori la tenía contra el borde, o Lauren hacía algún comentario tipo "¿Dónde están las sexopatas de la casa?" cuando ellas se habían escabullido por algún lugar de la casa. O finalmente las estúpidas historias de terror que se les ocurrió contar en la noche. El caso es que la pelinegra despertó con un hermoso beso que le dio la castaña antes de irse a correr, que la dejo deseosa de más e imposibilitada de seguir durmiendo. En vez de eso, decidió que una buena ducha fría le iba a ser más útil.

-¡Jade! – Lauren entraba al baño sin permiso alguno - ¡Jade! ¡Jade! – algo la estaba alterando.

-¡Lauren! ¡Qué demonios! ¿No conoces el concepto de privacidad? – La fotógrafa asomaba su cabeza por la cortina del baño

-¡Ya llegaron! ¡Ya llegaron! – La ojiverde iba de un lado al otro del baño – Mi madre lo sabe todo, tiene un sexto sentido o un tercer ojo o corazonada de madre, no se qué carajo es, pero ya lo sabe – Seguía moviéndose de un lado al otro

-¿Puedes calmarte y decirme que carajo sabe tu madre? – preguntó la pelinegra desde la ducha

-¿Acaso no me estás escuchando pelinegra hueca? Mi madre sabe que estamos tratando de tener otro hijo... Me dijo "hola mi niña" con esa voz de "Sé lo que estás tramando" – me parece que estaba demasiado perseguida.

-¡Lolo! – Camila entraba al baño con total impunidad - ¿Cómo se te ocurre dejarme con tu madre y mi madre sola? – En un estado nunca visto la bailarina le ponía las quejas a su esposa – Tu madre me preguntó cómo estaba Lauren... me preguntó cómo estaba... sabe algo Lolo, tu madre sabe algo – La morena se sentó sobre la tapa del inodoro agarrando su cabeza - ¿Qué vamos a hacer? Se van a enterar y ¡Pum! Chau vacaciones – no era la Camila que todos conocían, estaba abatida – Mi papá va a creer que tu me obligaste a dejar de trabajar, si antes no te quería, ahora menos Lolo... menos – Camila había colapsado

-¿La oyes Lyn? ¿La oyes? ¡Todo se va a ir al demonio! ¡Al condenado demonio! – por suerte Jade aun estaba cuerda

-Nos podemos tranquilizar por el amor a Dios – pidió la pelinegra toda enjabonada – No hay nada de que preocuparse, si nos calmamos lo podemos resolver...

-¡Lyn! ¡Jadee! – una voz familiar se sentía cerca - ¡Jade! ¡Aquí estas! – Juliana hacia su entrada al baño donde ya estaban las otras tres

-¿Juliana? – se supone que su familia llegaba mucho más tarde - ¿Que haces aquí? – chau calma

-Jade... mamá... papá... divorcio – la hermana de la fotógrafa estaba hiperventilando

-¡Lauren! ¡Lauren! – La voz de la señora Jauregui buscando a su hija era la que se sentía afuera del baño

-¡Dios mi madre! – Sin previo aviso la ojiverde abrió la cortina de la ducha y se metió dentro de la bañera con pelinegra

-¿Que haces? – como pudo Jade se tapó con un brazo sus pechos y con el otro su parte intima

-¡Shhh! – la ojiverde la hizo callar