Capitulo 85: Las tardes de chusmas

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Casa West Vega – Una semana después de la noticia del embarazo.

-¿Lauren? – Jade estaba en su escritorio revisando el contrato que le había enviado L'oreal Paris para que liderara el equipo artístico en la campaña de ese año, cuando los golpes desesperados en la puerta la despabilaron. Sus hijas mayores habían salido a comprarse ropa para la cita de la noche que tenían todas ellas con sus respectivas parejas. El solo hecho de recordar como Tori se paró en la puerta para evitar que sus "pequeños animalitos" -según la castaña-, salieran a comprarse vestidos cortos y maquillajes "pervertidos" – según la castaña– la hicieron reír mientras caminaba rumbo a la puerta. Antes de llegar dio un vistazo al jardín y vio como Tori e Isabela jugaban tranquilamente de hecho fue el lobito la que con sus caricias y enormes pestañas calmó a su madre y logró que las dejara ir de compras. Bueno Isa y el hecho de que Jade le insinuara que durante la cita de sus hijas podían reestrenar los rincones de la casa por donde la deportisa y ella habían dejado sus rastros. Apenas abrió la puerta, vio a Lauren y notó que traia una furia interna mucho mayor de lo normal - ¿Estás bien? – Le preguntó si darse cuenta que Asher se le ponía enfrente para preguntarle algo desesperado – Está en el jardín – era obvio que el niño quería saber el paradero de Isa. Asher le dio un beso a su tía y salió corriendo en esa dirección en busca de su mini cita para esta noche Apenas el niño estuvo fuera de vista Jade volvió la mirada hacia su amiga

-¿Vas a abrir tu boca para contarme que te pasa o tengo que emborracharte? – le preguntó impaciente.

-Me pelee con Camila y las niñas – por niñas se refería a Lea y Gabriela.

-¿Qué hiciste ahora? – le preguntó Jade juzgándola de antemano. Lauren frunció el ceño 

-¿Por qué piensas que fui yo? Tal vez fueron ellas – dijo enojada

-Porque desde el embarazo de Gabi, tanto tu como la cabeza dura de mis esposa no dejan a las niñas en paz, por poco y no las encierran en una jaula dorada – La pelinegra giró lo ojos cuando vio que Lauren ponía la cara de "créeme que ganas no me faltan", la misma que había puesto su esposa cuando Jade le hizo la misma observación – Además...

-¿Sabes qué? – la frenó la latina – no quiero hablar contigo – le dijo enojada - ¡Ve y únete a mis hijas y mi esposa en su club de "odio a Lauren" – le dijo

-De acuerdo... ¿Llevo mi membrecía dorada? – bromeó la fotógrafa obviando la cara que le ponía su amiga

-¿Te crees muy graciosa cierto? – la latina no toleraba a su amiga en este momento. La pelinegra sostenía la risa como podía. Estaba esperando a que su amiga huyera para levantar el celular y hablar con la bailarina.

-¿Dónde está el bomboncito? – Desde la golpiza a "el amenaza" la relación de Lauren y Tori se había hecho aun más fuerte.

-En el jardín – le indicó. Lauren hizo el gesto para irse pero la fotógrafa la frenó del brazo – Espera... - se fue a buscar algo y volvió rápidamente con un sombrero capellina bastante grande de color blanco que en su base tenía una cinta ancha negra, la latina la miró sospechosa – Vas a necesitar esto para "la tarde de chusmas" – le indicó dándole el sombrero – Ahora puedes irte - le dijo empujándola suavemente. El seño fruncido de Lauren llevaba largo tiempo en su rostro, su amiga preocupada por el sol no era algo de todos los días y además Lauren nunca se pondría un sombrero ta horroroso. Miró a Jade nuevamente con ganas de protestar, pero decidió seguirle la corriente e irse con el estúpido sombrero en sus manos al jardín. A medida que la ojiverde se acercaba a la pequeña mesa donde podía ver a la castaña sentada junto con su hijo e Isabela, más le cerraba el uso del sombreo. Tori tenía uno parecido nada más que era todo de color crema. Para colmo la castaña tenía puesto un vestido rojo que le quedaba gigante y que a Lauren le pareció vérselo puesto a Elizabeth un verano cuando ella y Jade eran adolescentes. Por si ese trapo viejo fuera poco, Tori tenía puesto un collar de perlas al estilo Marge Simpson y llevaba los labios pintados con un rojo fuerte y de forma bien exagerada. Isabela llevaba puesto el viejo vestido rosa con lunares blancos que Jade solía pensar que era "genial" para una tarde con sus amigas. La niña también usaba un sombrero, aunque no era capellina sino un poco más chico y parecía de paja artificial y al igual de su madre también estaba pintada exageradamente.

Cuando, donde y como el amor quiera (Jori adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora