Un rato después del conflictivo almuerzo
"La vida es una caja de bombones, nunca se sabe lo que te va a tocar" decía la madre de Forrest Gump, y cuánta razón tenía esta mujer. Para Jade la vida al lado de Tori era una caja de bombones, de bomboncitos diría Lauren, bombones que la pelinegra probaba gustosa, deseosa y segura de que, sea el relleno que sea que le tocara, lo iba a disfrutar. Al lado de Tori conoció el verdadero significado de amar, conoció el placer del sexo desenfrenado, conoció la pasión por una persona, el asqueroso sabor de los celos, la desesperación por sentir la piel de otra persona, la tristeza de las peleas, en fin, la basquetbolista era su caja de bombones. Y ahora estaba allí, con la caja en sus manos, teniendo que elegir uno de los chocolates para llevarse a la boca, y Jade no quería hacerlo, no quería hacerlo porque sabía que fuese lo que fuese que tuviera adentro, a la pelinegra no le iba a gustar. Jade había ido demasiado lejos, había hecho que su morena se alejara de ella en la mesa, su castaña, la mujer que en las primeras citas corría su silla para ponerla al lado de ella, la mujer que tiempo después le confesó la razón de porque provocaba esos contactos, y la fotógrafa lo había echado a perder. La pelinegra había empujado a su esposa a un lugar donde su mujer no quería estar, había hecho que su mujer explotara, que saliera corriendo, y por sobre todas las cosas, por primera vez no la había podido frenar. Le sostuvo la cara, la miro a los ojos, dijo las palabras claves, pero no pudo, Jade dejó de ser el lugar de Tori, Jade dejó de ser la debilidad de Tori, definitivamente la pelinegra no quería saber cuál era el relleno de ese bombón.
-Mamá – Jade estaba sentada en el escalón de la puerta de la casa esperando a su mujer. Levantó la cabeza porque sintió la voz de su hija mayor llamándola, efectivamente Emma junto a los demás habían llegado del almuerzo improvisado que ordenó su esposa. Diego traía a Lea dormida en sus brazos, Bella hacía lo mismo con Darcy y encima de Emma descansaba Isabela. Por detrás de ellos caminaban Gabi y Salome, y más atrás, saltando, venía Alexandra que arrastraba a Matt de su mano - ¿Las ponemos en su cama? – preguntó Emma a su madre con un susurro. Jade asintió y los tres jóvenes entraron
-¿Podemos ir a la casita? – preguntó Salome llegando a su madre
-Si cariño, vayan tranquilas – Jade esperó a que Alex se dejara caer encima de ella
-¡Mama! No sabes la hamburguesa que me comí – Preguntó emocionada - Emma dijo que no iba a poder comérmela entera porque era muy grande, pero yo le dije que si y me la comí mama... enterita – era todo un acontecimiento – Me duele un poco la panza ahora, pero no importa ¿Cierto Le? Bueno Le está durmiendo ahora, pero cuando se despierte me va dar la razón ¿Podemos ir a la casita? – Cuando su hija respiró, Jade se tranquilizó.
-Por supuesto Alex, trata de no pelear tanto con Salo – por las dudas avisaba
-Pero mami dice que si no peleo a Salome no soy yo misma – contestó hábilmente
-Bueno trata de ser menos tu misma por hoy ¿Si? – la niña debe haber notado la cara de abatida de su madre, porque asintió sin dar batalla y con Matt en su mano, se fue a trepar el árbol, pero inmediatamente volvió hacia su madre soltando la mano del pequeño.
-Mamá – Jade la miró - ¿Por qué está Santiago tirado en el pasto? – después de el golpe de Tori nadie se había preocupado por levantarlo, se aseguraron que siguiera respirando y lo dejaron allí.
-Está durmiendo cariño – le respondió simplemente evitando la parte de la borrachera y de la pérdida de conocimiento por culpa del golpe.
-¿Puedo dormir en el césped? – Alexandra examinaba sus opciones
-Claro cariño, pero en otro momento – contestó. Alexandra miró detalladamente a su madre pero en vez de decir algo, dio media vuelta y siguió su rumbo anterior. La cara de la pelinegra había dejado sin palabras a su hija más elocuente. Aprovechando que había sacado su cabeza de entre sus manos, dio un vistazo al parque. En un lugar no muy alejado pudo ver como Lauren se abrazaba con sus padres. Después de todo lo que Tori dijo, Lauren envalentonada por la actitud de la deportista, aprovechó para decirles a sus padres todo lo que pensaba y después de disculpas cruzadas ahora tocaba la parte de las disculpas y de las muestras de afectos. Algo parecido pasaba con la familia Cabello. En otro rincón del jardín Camila se había encargado de contarles a sus padres todo lo relativo a su decisión laboral y a su próxima maternidad, los señores Cabello escucharon atentos y no hicieron ningún comentario fuera de lugar, ahora Camila les estaba mostrando todos los estudios que se había hecho y les explicaba la dieta a la que el doctor la había sometido. Jade sacudió la cabeza, todos estaban en el lugar que querían, todos menos ella. La fotógrafa seguía esperando a su esposa en el escalón de la casa. Jade estaba tan metida en sus pensamientos que no sintió a Emma a su lado, solo hasta que la universitaria puso su cabeza en el hombro de su madre, la pelinegra apoyó su cabeza con la de su hija.
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Cuando, donde y como el amor quiera (Jori adaptación)
أدب الهواةVictoria Vega, es una aclamada jugadora de básquet en Londres hasta que es elegida para jugar en la WNBA, con un pasado negro y su fama de mujeriega irrumpe en New york sin saber que un encontronazo con una pelinegra, mandona, idiota le va a cambiar...