1. Casualidades literarias

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Esther

Ya había llegado a mi habitación, note que el internado parecía la escuela de Harry Potter, quitando lo de los hechizos y escobas voladoras. Busque mi edificio, algo que note es que cada edificio tenía el nombre de algún astrónomo, filoso, científico o matemático.

Busque mi edificio que era el de "Ada Lovelace" una matemática que creó el primer programa computacional de la historia. Busque mi habitación y era el número "67" para mi suerte estaba situado en uno de los pisos más altos.

***

Después de caminar escaleras y escaleras llegué a mi habitación, al entrar note que era muy bonita, tenía las paredes celestes, dos camas, en medio tenía un escritorio con una ventana que daba la vista a la cancha del internado, un armario gigante, repisas y un baño. No podía esperar, lo primero que hice fue decir "Gloria a Dios" y sentarme en mi cama para abrir el regalo de mi abuela, quite el listón dorado de la caja y la abrí venían dos biblias, una "Reina Valera 1960" la biblia era rosada con detalles dorados y rosegol, eche un chillido de la emoción y al sacarla de la caja venía una nota que decía:

"Hola cariño, lamento que nos hayan separado, te voy a extrañar mucho, pero te hice una sorpresa, espero que siempre leas la biblia, sin importar el lugar en donde te encuentres, y que Dios te llene de sabiduría, aquí entre nos espero que tengas la sabiduría de Salomón. Te amo mucho, pronto nos volveremos a ver, espero que cuides mucho esta biblia, ya que va a ser tuya a partir de hoy y va a ser tú manual de vida.

ATTE: Tu abuela"

Al leerla no pude evitar soltar unas cuantas lágrimas, iba a extrañar mucho a mi abuela, ella fue la mujer que siempre me cuido, y me aconsejo.

Puse la carta en una cajita que había traído desde mi ciudad Nueva Orleans, donde tenía fotos, más cartas, muchas citas bíblicas y más. Coloque la cajita debajo de mi cama, empecé a acomodar mis cosas, saqué mi ropa de la maleta, y agarre la mitad del armario para mi, por suerte las camas ya tenían sábanas, almohadas y cobertores. Así que después de acomodar todo y ver que nadie aún venía, pues aproveche para acostarme y leer un poco de Romanos, una leída rápida, sin estudios, no me quería arriesgar a que alguien me descubriera, aunque no me avergonzaba en absoluto ser cristiana, y gritar a los cuatro vientos que me encanta ser hija de Dios.

Estaba leyendo cómodamente cuando alguien abre la puerta rápidamente, antes de ver quién era puse la biblia debajo de mi almohada, y empecé a finjir que estaba en redes sociales.

Al prestar atención a la chica, que supongo que iba a ser mi compañera de habitación, note que era una mujer con vitiligo, solo la mire y ella sin decir nada, ni siquiera mirarme dejó sus maletas encima de su cama.

Carraspie una vez para llamar un poco su atención, ella me miró y me dijo seria:

—¿Supongo que tú eres mi compañera de cuarto? —ella estaba empezando a sacar sus cosas de sus maletas.

—Si ¿Cuál es tú nombre? —dije sentándome recta buscando entablar una conversación con ella.

—Soy Charlotte ¿Y tú? —se volteo para verme con una mirada en busca de intimidar.

El camino de una luciérnaga [Novela Cristiana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora