21. Tenemos que decir adiós

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Fue un milagro que él cuerpo de Charlie se pudo conservar para un velorio. Ella si salió en las noticias, el incendio del internado había sido uno de los más catastróficos del año, pero... no sólo fue ella, sino también fueron algunas quince o veinte chicas más que fallecieron, algunas por las toxinas que entraron en sus pulmones... otras incendiadas, fue una gran pérdida para demasiadas familias y amigos. A veces uno no sabe el momento en donde las cosas malas pueden ocurrir, la noche anterior habíamos charlado acerca de algunas cosas y nos fuimos a dormir, sin pensar que nada malo ocurriría después.

Will sufrió, demasiado, nunca lo había visto tan dolido y tan afectado en la vida, por primera vez lo había visto llorar. Intenté ser fuerte para que él me tuviera de apoyo emocional, pero fui un fracaso, porque también me dolía, la extrañaba, y el simple hecho de saber que nunca más la voy a volver a ver duele, es como una daga que perforó mi alma y abrió una herida que yo misma no sabía que tenía. Por unos cuantos días tuve una gran recaída emocional.  No tenía ganas de comer ni de salir de la habitación del narnio, pero el junto con Mateo lograron hacer que me sintiera mejor, aunque hasta el día de hoy luchó para no recaer. Estoy en un proceso muy grande de sanación en donde Dios poco a poco sana un corazón, un corazón roto.

Salí del baño, pensando que estaría en mi habitación y que Charlie se iba a quejar de que siempre llegaba tarde a todos los lugares, pero cuando abrí la puerta llegué a mi verdadera realidad, ella jamás me volvería a decir eso.

Estaba viendo fijamente a Edmund, yo estaba luchando con mis lágrimas "Por favor, hoy no" el día de hoy era tan triste porque era el funeral, un día que jamás quería que llegara. Los dos estábamos vestidos de negro, yo tenía un vestido que me llegaba un poco más arriba de la rodilla mientras que Edmund tenía un traje negro, como todos los que iban a estar presentes. Respiré, intentando hacer el mayor esfuerzo por no llorar, además el día de hoy me había maquillado un poco, batalle y no lo iba arruinar, ella en éstos casos se reiría de ver como el maquillaje se me iba a correr.

Él se acercó a mí y colocó sus manos en mis mejillas, suavemente, con su tacto tan cálido.

— ¿Cómo te sientes? —cerré mis ojos conteniendo las lágrimas.

— La extrañó, la extrañó mucho, cada cosa me recuerda a una parte de ella —tarde, había comenzado a llorar. Unas cuantas lágrimas corrían por mis mejillas para caer al suelo—, Vaya, no quería llorar el día de hoy.

— Oh vamos, ven aquí —colocó una triste sonrisa y me envolvió en sus brazos—. Llora todo lo que necesites. No importa. Recuerda en el lugar en donde está Charlie ahora y piensa como se debe sentir ahora —yo estaba sollozando y el parecía un poco más tranquilo al decirme esas palabras.

— Gracias... —comenté inaudible.

— ¿Dijiste algo? —se alejó un poco de mi para que yo pudiera hablar mejor.

— Gracias, por siempre estar conmigo y para mi. Es algo muy lindo de tu parte.

— Clark, Dios y yo estaremos para ti, apoyándote en las buenas y en las malas —colocó su barbilla en mi cabeza y me abrazó.

No sé qué había hecho, pero supo como tocar mi corazón hasta enamorarme completamente de él, querer pasar toda una vida junto a él dirigida por Dios.

Los dos suspiramos, el sentimiento era mutuo y cerramos nuestros ojos, guardando el momento de nosotros y Dios, nadie más.

De pronto alguien carraspeo, los dos volteamos sorprendidos y vimos a William apoyándose en el marco de la puerta, tenía un aspecto de que había pasado muchos minutos llorando, tenía sus ojos hinchados y el pelo desordenado, aunque aún así venía de traje.

El camino de una luciérnaga [Novela Cristiana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora