18. Nuestro mundo

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Esther

Se cumplía exactamente una semana desde que mi abuela no ha estado en casa, había decidido ir a un viaje misionero, creo que regresara mañana por la noche, no podré despedirme de ella, pero no estaba triste, estaba tranquila, algo muy extraño en mi. Los únicos en esa casa éramos Edmund y yo, él estaba en la sala, buscando una película en Disney que nos gustará a los dos, mientras que yo tenía que preparar las palomitas, ¿Por qué siempre me tocaba la parte más aburrida?, algunas veces me daba una gran tentación hurtar el mando de la televisión y elegir una de mi lista de películas favoritas. Un día lo intenté en frente a Edmund, pero el al ser más alto que yo logró arrebatarlo de mis manos sin ningún esfuerzo.

Era nuestra última noche en Nueva Orleans, la mañana siguiente partiriamos hacía Boston y sería un nuevo comienzo.

Las fiestas ya habían pasado, ahora era el año 2018, ¡Viva!, todo había ido de maravilla y también los regalos junto con los tamales fueron un éxito. En Navidad cantamos villancicos navideños junto con un gran pastel que habíamos preparado mi abuela y yo, en cuanto a los regalos... Edmund me regaló una hermosa edición de "Las crónicas de Narnia" diciendo "Como se que te encantan las crónicas de Narnia y burlarte de mi nombre, pensé en regalarte una de las ediciones más antiguas y limitadas de tu libro favorito de la saga", yo le había regalado una nueva biblia, había notado hace días que la de él estaba muy desgastada —hasta el punto de que sus páginas se despegaban una de las otras—, cuando se la dí no paro en toda la noche de recordarme lo asombrosa que soy. Em... no era necesario pero, no está mal un  halago una vez al año.

En estas vacaciones me había dado cuenta de muchas cosas, Edmund era más de lo que solía mostrar, a veces en el internado era una persona muy seria, incluso antisocial. En cambio cuando estaba aquí era más libre, más abierto, ¿A qué se debía?, No lo sé, pero me alegra ese cambio, nunca pensé en encontrar a un Edmund dulce, atento y amable, ¿Será así con todos o solo conmigo?

—Vamos Clark, ¿Quieres que te ayude en algo? —preguntó Edmund concentrándose en la televisión.

—No, gracias —hablé desde la cocina y el asintió con la cabeza.

Agarré un bowl de palomitas y algunos vasos de gaseosa, con un extremo cuidado fui caminando poco a poco hacía la sala. No quería que la noche se arruinará, y menos por mi culpa, así que me había propuesto no ser tan distraída a como era de costumbre.

Cuando él me vio más extraña de lo nórmal, hecho una pequeña risilla y se levantó para ayudarme con las cosas. Al momento en donde él tomaba las cosas me sentía demasiado segura y tranquila de que todo iba a salir bien. Después de dejar la comida sobre una mesita al alcance de los dos, me senté en el sofá, cómoda y relajado.

—¿Con que le vas a sorprender narnio? —él rodó los ojos.

Aunque el mostraba desaprobación por su apodo, yo sabía que en el fondo, le gustaba que lo llamara así, igual como el me decía Clark, era nuestro toque especial. Al saber que todo el mundo nos podía llamar de cualquier forma pero esos apodos solamente eran nuestros, algo entre nosotros dos.

—El día de hoy —me miró fijamente mientras agarraba un montón de palomitas y las llevaba a la boca—, tambores por favor.

Con mis manos hice la simulación de un tambor y con mi boca logré hacer el sonido de uno, merezco un oscar por esto.

—Vamos a ver... Dumbo —hice una mueca de desaprobación al escuchar la película. No tengo nada en contra de ella, pero era una de las películas de Disney que menos me gustaba y menos me interesaban de ver.

El camino de una luciérnaga [Novela Cristiana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora