22. [8 de Mayo]

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ESTHER

Me levanté lo más temprano que pude y me senté sobre mi cama, con los ojos entrecerrados.

"Dios... te doy gracias porque me has bendecido con un nuevo día, gracias porque hoy es el cumpleaños de una persona muy especial. Te pido que hoy me cuides a donde quiera que vaya y que esté día vaya de acuerdo tu perfecta voluntad, te amo Padre. Amén"

Sonreí y agarré mi teléfono para hacer una llamada... esperé y después de algunos segundos alguien contesto el teléfono.

— Hola Esther.

— Hola Will, ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? —miré la alfombra de mi habitación, cuidando que no despierte a mi compañera de cuarto, Emily.

A lo largo de estos pocos meses, hemos tenido que seguir con nuestra vida. Me asignaron a otra compañera de habitación, que por unas causas extrañas, resulta que ella creía a Dios pero había llegado por no informarse de la manera correcta. Que extrañas "casualidades.

— Bien, por fin me comienzo a sentir mejor.

— No sabes lo que me alegra escuchar eso.

— Si —de ahí salió risilla—. ¿Emily está despierta o dormida?

— ¿Dormida? —sonreí—, me levanté muy temprano hoy.

— Creo que tengo una idea del porqué, ¿Qué tienes planeado?

— Una fiesta sorpresa.

— Uh, sabes que a él no le gustan las aglomeraciones.

— Lo sé, pero solo seremos... tú, Emily y yo. Me ha dicho múltiples veces que ya no tenía ningún contacto con Pam y Bianca. Otra cosa extraña.

— Si... bueno, aquí está junto a mi, dormido... ¿Cómo te puedo ayudar.

Tenía algo planeado, pero todo cambió cuando pensé un poco más y recordé algo que él narnio apreciaba.

— Te mandaré la dirección del lugar, solo quiero decorar las cosas, pero eso será más tarde.

— Okey, Sherlock —hace meses no me llamaba así, algunos cinco o seis. Las cosas al fin estaban fluyendo, sonreí con nostalgia al recordar todos nuestros momentos de aventura.

— Gracias, Mycroft —escuché otra risita y colgué el teléfono.

Lo bueno de todo ésto es que era sábado, así que no habría problema con que la pequeña sorpresa fuera en la noche.

Pero antes de todo... tengo que leer la biblia porque dudo que pueda hacerlo más tarde, así que hay que aprovechar.

Después de una hora o dos tal vez, Emily despertó sin hacer ningún ruido, pero me di cuenta que estaba despierta ya que por medio del espejo de mi cuarto, logré ver una cabecilla rubia moviéndose.

— Buenos días...

— Buenos días Emily.

— ¿Qué haces despierta tan temprano, son las ocho de la mañana?

El camino de una luciérnaga [Novela Cristiana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora